Por: Pablo Uribe Ruan.
Cuando el Pibe se retiró, todos pensábamos que había llegado el fin del 10 en Colombia. Pero la figura del creador tomó un nuevo aire con la camada de Candelo, Morantes y Giovanni Hernández, quienes mantuvieron el espíritu del mediocampista que hacía la pausa y generaba juego. Ahora, tras la intención de Mayer de colgar los guayos, y los posibles retiros en los próximos años de Neider y Giovanni, empieza a sonar la misma pregunta de hace 15 años: ¿se va a acabar el 10 en Colombia?
Actualmente en la creación quedan Macnelly, Michael Ortega y Quintero. El primero está en Arabia y ya tiene sus años, Ortega es el único referente a nivel local porque Quintero, para satisfacción de todos, está triunfando en Europa y volverá en varios años.
Cambiar una tradición de más de dos décadas es sumamente difícil, y más cuando día a día se reivindica que esta es una “tierra de enganches”. Pero si Pekerman en la Selección ha planteado algunos partidos sin Macnelly, y el equipo ha demostrado buen fútbol y efectividad, ¿por qué aferrarse al mismo discurso de que el 10 es imprescindible?
Se puede prescindir del creador, como quedó demostrado en la Selección y en el resto del mundo. Además, no es un tema opcional, el problema es que no hay, porque quedan muy pocos jugadores en la posición.
Sin dictamen final, el enganche parece ir desapareciendo paulatinamente. Con un fútbol que pide renovación se deben experimentar nuevas facetas que busquen estilos más verticales con transiciones más rápidas de defensa a ataque, o circuitos para la generación de juego en donde intervengan defensas y mediocampistas de primera y segunda línea.
El fútbol se debe acomodar a los tiempos, el adiós a esa posición tan querida, o por lo menos su reinterpretación, es más que necesaria en Colombia.