Los enfrentamientos entre coptos (cristianos de Egipto) y las fuerzas del orden que el domingo causaron 24 muertos en El Cairo, reavivaron los temores de una agravación de tensiones religiosas y políticas en un país que conoce una frágil transición desde la caída del presidente Hosni Mubarak.
El gobierno inició a mediodía con un minuto de silencio una reunión de urgencia por iniciativa del primer ministro Essam Charaf, quien la noche anterior estimó que Egipto estaba "en peligro".
Al menos 40 personas fueron detenidas tras los enfrentamientos que dejaron también más de 200 heridos, indicó a la AFP un responsable de la seguridad.
Las Fuerzas Armadas egipcias, en el poder desde la renuncia de Mubarak en febrero pasado, encargaron al gobierno una investigación sobre estos hechos.
"El gabinete fue encargado de formar rápidamente una comisión investigadora para determinar lo que pasó y adoptar las medidas legales contra las personas cuya implicación en los acontecimientos sea probada", indicaron las Fuerzas Armadas en un comunicado leído en la televisión pública.
El comunicado fue difundido al término de la reunión de crisis del Consejo supremo de las fuerzas armadas (CSFA).
El CSFA dirigido por el mariscal Husein Tantaui destacó que "sigue asumiendo la responsabilidad nacional de proteger al pueblo tras la revolución del 25 de enero" que provocó la caída de Mubarak y hasta que las fuerzas armadas "entreguen el poder a una autoridad civil electa".
Estas violencias, las más sangrientas desde la revuelta que derrocó a Mubarak, se produjeron al margen de una manifestación de coptos que protestaban contra el incendio de una iglesia en la gobernación de Asuan. Un toque de queda fue decretado en varios barrios del centro de la capital para intentar restablecer la calma.
La bolsa de El Cairo reaccionó negativamente cayendo más del 5% en su apertura el lunes. La plaza bursátil ha perdido un 45% desde comienzos del año, reflejando la crisis económica que golpea al país y los temores de los inversionistas sobre su futuro político.
En la noche pasada el primer ministro Esam Sharaf dijo en un discurso que el país estaba "en peligro", y que "la cosa más peligrosa que puede amenazar la seguridad de la nación es jugar con la cuestión de la unidad nacional y provocar la sedición entre cristianos y musulmanes". "No cederemos a estas conjuraciones perniciosas, y no aceptaremos retroceder", añadió.
En declaraciones reproducidas previamente por la agencia Mena, el primer ministro consideró que se trata de una "conspiración para alejar a Egipto de las elecciones". Las primeras legislativas desde la caída de Mubarak están previstas a partir del 28 de noviembre.
Los coptos se consideran discriminados en una sociedad en su gran mayoría musulmana, y sufrieron varios atentados en los últimos meses, entre ellos uno perpetrado el día de Año Nuevo contra una iglesia de Alejandría, donde murieron 23 personas.
El jefe de la iglesia copta ortodoxa, patriarca Chenuda III, dijo el lunes que "la fe cristiana denuncia la violencia". "Desconocidos se infiltraron en la manifestación y cometieron crímenes que se imputan a los coptos", declaró el patriarca, citado por la agencia oficial Mena.
La Unión Europea expresó este lunes su alarma y preocupación por la represión a los manifestantes cristianos en El Cairo. "Estoy muy preocupado, muy alarmado con estos enfrentamientos en El Cairo", señaló el ministro de Relaciones británico, William Hague al llegar a Luxemburgo para conversaciones con sus 26 homólogos de la Unión Europea.
De su lado el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, pidió este lunes "a las autoridades egipcias que garanticen los derechos de los ciudadanos". Madrid "hace un llamamiento a la superación de las diferencias entre comunidades para que el espíritu de la 'primavera árabe' se traduzca en un futuro muy próximo en una convivencia democrática y pacífica", agrega el comunicado de La Moncloa.
AFP