El régimen sirio aceptó este lunes bajo condiciones el envío de observadores árabes pero, a pesar de las presiones y sanciones, siguió reprimiendo la revuelta popular, con un saldo de otros 41 muertos.
En El Cairo, la Liga Árabe anunció que examinará las "condiciones" puestas por el régimen sirio a su plan de enviar observadores para informar de la violencia sobre el terreno.
El sábado, un comité ministerial de la Liga Árabe había dado un nuevo plazo, que expiró el domingo, a las autoridades sirias para firmar un protocolo sobre estos observadores, so pena de nuevas sanciones.
El régimen reaccionó públicamente este lunes anunciando, a través del portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, que "Siria respondió positivamente al tema de la firma del protocolo", en una carta enviada el domingo por la noche al secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi.
Siria pidió "modificaciones de poca relevancia que no afectan al fondo del protocolo (...) y aclaraciones", afirmó a la prensa en Damasco el portavoz, Jihad Makdesi.
Las explicaciones solicitadas se refieren a la coordinación entre Damasco y la misión de los observadores, dijo, y añadió que Siria había pedido sus nombres y nacionalidades.
"Hemos insistido en la cláusula ocho de la Carta de la Liga que prohíbe a los países árabes cambiar el régimen político" de otro Estado, sostuvo.
La Liga Árabe recibió una carta que dice que "Siria acepta firmar el protocolo sobre la misión de observadores" pero con condiciones, confirmó Arabi en El Cairo.
La firma de este protocolo fue objeto de varios ultimátums de la Liga Árabe después de que el régimen sirio incumpliera su compromiso de aplicar un plan árabe para resolver la crisis que prevé: el cese de la violencia, la liberación de los detenidos y la aceptación de observadores árabes y de la prensa extranjera.
Como no se aplicaba el plan, la Liga Árabe adoptó el 27 de noviembre una serie de sanciones inéditas contra uno de sus miembros, que incluye la congelación de las transacciones comerciales con el régimen sirio y de sus cuentas bancarias en países árabes.
Para salir de la crisis Makdesi consideró necesario tratar las causas, "que no están sólo vinculadas a las reformas", y mencionó "las armas enviadas a Siria, los medios de comunicación que quieren impulsar (una escalada) y una oposición que se niega a dialogar" con el régimen.
Desde el comienzo de la revuelta el 15 de marzo, el régimen sirio de Bashar al Asad no reconoce su alcance y afirma perseguir a "bandas terroristas", a las que acusa de intentar sembrar el caos en el país en colusión con Occidente.
Pero según activistas de derechos humanos sirios sobre el terreno, la ONU y las ONG internacionales, los civiles son los principales blancos de la represión que ha causado más de 4.000 muertos en casi nueve meses.
Este lunes, otras 41 personas murieron en la represión, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
Un activista de la OSDH afirma haber "visto los cuerpos de 34 civiles, secuestrados por los shabiba el lunes, en una plaza del barrio de Al Zahra, favorable al régimen".
Según él, los shabiba, milicianos partidarios del régimen, secuestraron a los civiles en diferentes "barrios antirrégimen".
Por otra parte, las fuerzas de seguridad mataron a siete civiles en Homs, uno de los bastiones contra el régimen de Al Asad, según activistas, que denunciaron asimismo la detención de decenas de estudiantes durante los últimos días.
De otro lado, después de Shell, el gigante petrolero francés Total anunció la suspensión de sus actividades en Siria para cumplir con las sanciones europeas.
Y Siria respondió a las sanciones turcas imponiendo un impuesto del 30% a todos los productos turcos importados por el país.
AFP