La jerarquía, el talante se ven en momentos cruciales, como lo hizo ayer el portugués Cristiano Ronaldo, quien lideró la remontada del Real Madrid sobre el Wolfsburgo alemán, para avanzar a las semifinales de la Champions League.
Tres gritos de gol de la estrella portuguesa pusieron a delirar a los aficionados que atestaron el Santiago Bernabéu, pese al pesimismo que existía por la pobre presentación en la ida, donde cayeron 2-0.
Ayer se le dio la razón por aquella frase según la cual “si todos jugaran como yo, seríamos primeros”, porque es indiscutible que marca diferencia, que hace sentir su calidad y, ante todo, su capacidad para definir en el arco rival.
De la mano, o mejor, de los pies de Cristiano, el Real Madrid avasalló a Wolfsburgo desde el primer toque de balón, con la complicidad del adversario que se conformó con poco, se echó atrás, a defender la ventaja que, sobre el papel era cómoda, pero que ameritaba ser reforzada con otro gol o, por lo menos, dando pelea.
Los primeros minutos parecieron uno solo en el que el Real Madrid iba e iba en busca del arco de Benaglio y el Wolfsburgo se dedicaba únicamente a interrumpir el juego frente a su portería, sin un asomo de ambición.
La resistencia duró un cuarto de hora. Los merengues con una fórmula sencilla, laterales lanzados al ataque les causó problemas, los resquebrajó y en una descolgada de Carvajal, la defensa, que parecía sólida, falló, el balón pasó sin que ninguno de los centrales atinara a rechazarlo y Cristiano lo empujó para el 1-0.
No tardó mucho el Real en equilibrar la cuenta, solo un minuto y medio, esta vez al cobro de un tiro de esquina por Kroos y de nuevo el portugués, esta vez de cabeza dijo presente en el marcador.
Con el 2-0, lo que dejaba la cuenta global en 2-2, se esperaba que el local no bajara el ritmo, sino que siguiera ahogando a los alemanes, pero no fue así y en cambio le dio respiración al contrincante.
El Wolfsburgo tardó 24 minutos en llegar a la portería de Keylor Navas. Fue en una falta lanzada por Julian Draxler, que el costarricense detuvo en dos tiempos.
Poco a poco el Wolfsburgo se fue estirando y el brasileño Luiz Gustavo lo probó desde fuera del área, pero Navas atajó bien por bajo (27).
Era evidente que la reacción de los alemanes tenía su razón de ser en la actitud de los merengues que bien hubieran podido mantener el acelerador a fondo y marcar dos, tres o cuatro goles más.
Además del resultado en contra, las cosas se pusieron aún peor para los alemanes cuando la estrella del Wolfsburgo, Draxler, tuvo que ser sustituida por Max Kruse por lesión a la media hora.
El segundo tiempo no fue diferente, Real Madrid salió dispuesto a sentenciar el pase a semifinales rápidamente, basando su juego ofensivo en las continuas internadas de los laterales, aprovechando también la superioridad blanca en el juego aéreo.
Así volvió a quedar demostrado en el 65, cuando Ramos cabeceó al palo un lanzamiento de córner.
Y fue Cristiano Ronaldo el que acabó decidiendo la eliminatoria con un cobro de una falta, aprovechando que la barrera alemana se abrió y el portugués colocó la pelota por ese hueco.
El partido evidenció la enorme diferencia entre el Real Madrid y el Wolfsburgo. Un equipo ambicioso, convencido de lo que quiere y uno que quiso y pudo, pero renunció a arriesgar al principio y luego lo hizo pero ya era tarde.
Es claro que Cristiano marcó la diferencia, no solo por sus goles, sino por su liderazgo en la cancha, porque aparte de jugar, motivó al público a empujar, a apoyar, a respaldar al equipo a cada instante.
De lejos, el portugués demostró su jerarquía, su valía, su talento, su clase y esta vez contó con el respaldo de un equipo que rindió y en el que Kroos recuperó su nivel, Modric trabajó incansablemente, Casemiro aportó sacrificio y la defensa tuvo un buen comportamiento y cuando falló, Navas dijo presente. Otro que cumplió fue Benzema porque se movió por todo el frente de ataque, abrió espacios y pudo anotar. En cambio, el que no se vio fue Bale.
Esta vez Zinedine Zidane se salió con la suya, con los tres volantes de marca y los tres delanteros e ignorando el talento de Isco y James Rodríguez y ese lujo se lo pudo dar porque en la cancha tuvo a un Cristiano inspirado, decisivo, contundente y que demostró por qué es uno de los dos mejores jugadores del mundo.
El City hizo lo suyo
El Manchester City se metió en semifinales después de imponerse por 1-0 al París SG (3-2 en el global de la eliminatoria).
Un gol del delantero belga Kevin de Bruyne en la segunda parte (76) dio la clasificación al equipo de Pellegrini, que el viernes estará en el sorteo de semifinales de la máxima competición europea.
Demasiado poco bagaje ofensivo para un PSG que necesitaba dos goles para clasificarse para semifinales, un boleto que acabó sellando el City por primera vez en su historia.