El primer ministro griego Antonis Samaras se reunió este lunes con los enviados de la troika de acreedores públicos (UE, BCE y FMI) para intentar acordar un nuevo tren de medidas que le permita a Grecia recortar 11.500 millones de euros, una condición para que siga la asistencia financiera del país.
Se trata de la primera cita para Samaras luego del receso estival con el alemán Matthias Mors, representante de la Comisión Europea, su compatriota Klaus Masuch, del Banco Central Europeo (BCE), y el danés Poul Thomsen, del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El ministro griego de Finanzas, Yannis Stournaras, presente en la reunión, se limitó a indicar al término del encuentro que duró una hora y media que "los ahorros de 11.500 millones de euros fueron discutidos con la troika y que ésta debe evaluarlos".
Los auditores de la troika de acreedores llegaron el fin de semana a Atenas para continuar las negociaciones iniciadas en julio con el gobierno griego sobre un nuevo tren de medidas para 2013 y 2014 que prevé recortes en los gastos públicos.
El cierre de estas negociaciones sobre los nuevos recortes es una condición previa para que se libere un nuevo tramo de 31.500 millones de euros del préstamo de la UE y el FMI de 130.000 millones de euros prometidos a Grecia en marzo.
Con cinco años de recesión a cuestas y tres años de estricta austeridad, estos recortes que alcanzan a los salarios para algunas categorías de funcionarios (policías, bomberos, universitarios o jueces) provocan la ira de los sindicatos y de la oposición.
"Se trata de ahorros difíciles, intentamos convencer a la troika sobre lo acertado de las medidas planteadas", dijo Stournaras.
La prensa griega de este lunes afirmó que "que aún faltan entre 2.500 y 3.000 millones de euros para concluir" el conjunto del recorte que debe totalizar 11.500 millones y que podría terminar siendo al final de 13.500 millones, según la prensa.
"Los acreedores reclaman despidos de funcionarios", afirmó en tapa el periódico Ethnos (centro izquierda) el lunes.
El domingo por la noche, una reunión de tres dirigentes de la coalición gubernamental, socialistas e izquierda moderada, con el primer ministro conservador sobre el espinoso tema de los recortes salariales terminó sin un acuerdo.
El paquete de medidas "no fue cerrado ya que la troika no aceptó todas las propuestas griegas", indicó por su parte, al término de esta reunión, el dirigente socialista Evangelos Venizelos.
Venizelos precisó que las divergencias fueron principalmente sobre la amplitud de los recortes previstos en las pensiones y los subsidios sociales.
"Los europeos deben comprender que el pueblo griego no puede más", dijo por su parte el domingo el dirigente de la izquierda moderada Fotis Kuvelis.
Según el rotativo Ta Nea (centro), las divergencias entre los partidos de la alianza gubernamental "no amenazan la coalición pero tienen por objetivo formar un frente único" contra los acreedores.
Los tres dirigentes de la coalición deben reunirse de nuevo el miércoles.
La troika se quedará en Atenas hasta mediados de septiembre y participará luego en Chipre en la reunión de ministro de Finanzas de la zona euro.
A mediados de octubre debería publicar un esperado informe regular sobre el estado de la economía griega, antes de una reunión de ministros de Finanzas de la zona euro dedicada a Grecia el 7 de octubre, determinante para el giro del próximo tramo del préstamo al país.
El martes, Samaras viajará a Fráncfort para reunirse con el presidente del BCE, Mario Draghi. El jueves el ministro francés de Finanzas, Pierre Moscovici, viajará a Atenas, justo antes de la reunión de Chipre.
Si el gobierno griego obtiene un informe positivo de la troika que reconozca sus esfuerzos podrá pedir oficialmente un plazo de dos años adicionales para aplicar el ajuste de sus finanzas públicas, previsto para 2014, según el acuerdo firmado con los acreedores en marzo.
Los europeos insisten en que Atenas continúe con las reformas reclamadas para mantener al país en la zona euro, como lo reiteró el viernes en Grecia el presidente de la Unión Europea, Herman Van Rompuy.
En cuanto a la canciller alemana, Angela Merkel, ésta pidió una "solución" para impedir que el país deje la zona euro en el otoño, según la revista Spiegel de este lunes.
Según la revista Merkel teme que una salida de Atenas de la moneda única provoque un efecto dominó similar al que se produjo con la bancarrota del banco Lehman Brothers en 2008.