Aunque el país ha mostrado una mejora notoria tanto en términos de crecimiento económico como en lo que respecta a mercado laboral, el nivel de desempleo sigue siendo alto con el 9,1 por ciento. Sin embargo, los analistas siguen argumentando que una de las razones para no bajar esta tasa se debe a la adopción de un salario mínimo igual para todas las regiones. ¿Pero qué tan conveniente es esta iniciativa?
El salario mínimo legal (SML) en Colombia se estableció en 1945, pero se hizo efectivo a partir de 1949. Para ese entonces, el ingreso legal mínimo de un trabajador formal era del orden de 2 pesos diarios, lo que correspondería a unos 210 mil pesos mensuales de hoy. Lo anterior sugiere que en los últimos 60 años el salario de los colombianos no solo se incrementó en términos nominales, como es apenas lógico, sino que en términos reales ha crecido en poco menos de un 300%.
La unificación del salario mínimo se basó en el propósito loable de defender a los trabajadores más pobres y a los del sector rural, pretendiendo mejorar por esa vía la distribución del ingreso. Sin embargo, los estudios empíricos sobre el salario mínimo sugieren que el impacto de dicha igualación ha sido el opuesto al deseado, generando mayor desempleo e informalidad con efectos negativos sobre los más pobres.
Argumentos a favor
1)-César Pabón, de Fedesarrollo: “Hay necesidad de implementar el salario mínimo diferencial por regiones, lo que puede estimular la generación de empleo”, puesto que “cada ciudad tiene una productividad distinta”.
2)-Jaime Tenjo, decano de economía de la Universidad Jorge Tadeo Lozano: En Colombia se les debe poner mayor atención a las condiciones locales. El mercado laboral colombiano no es integrado: si hay un mejor empleo en Norte de Santander, no es fácil que un bogotano lo acepte, porque los costos de movilidad son muy altos.
3)-El aumento del SML que mejor se compadece con los objetivos de empleo, crecimiento económico y reducción de la pobreza es equivalente al aumento del nivel general de precios.
4)-La implementación de un SMR permitiría dar grandes avances en las problemáticas derivadas del salario mínimo general. De esta forma ayudaría a que el salario mínimo en las regiones recobre su verdadera naturaleza de mínimo, aumentando de esta forma su efectividad en la distribución del ingreso y en la reducción de la pobreza.
5)-Colaboraría a que la población con productividad por debajo del promedio pueda acceder a un empleo formal, disminuyendo de esta manera los grandes niveles de desempleo e informalidad en las regiones en las cuales el salario mínimo compone en un gran porcentaje el salario promedio.
6)-Permitiría que los ajustes salariales tuviesen en cuenta las magnitudes y crecimiento del costo de vida de cada una de las regiones.
7)-Se debería dejar en cabeza de las autoridades locales la fijación de los salarios mínimos para cada región o ciudad del país, dentro de un rango definido a nivel nacional (en forma similar a como se determina la tasa del impuesto predial), permitiendo que en cada ámbito se distinga entre el salario mínimo urbano y rural.
8)-Se debe deliberar la posibilidad que las regiones con menores niveles de productividad y de costo de vida, incrementen año a año su salario mínimo un poco menos que aquellas con alta capacidad productiva. De esta forma, en un mediano plazo Colombia podría contar con verdaderos salarios diferenciales entre regiones que estimulen la contratación formal.
9)-Con la Ley de Formalización y Primer Empleo que diferencia el salario para los inexperimentados, y la Reforma Tributaria que disminuyó los costos no salariales en 13 puntos porcentuales, se puede dar otro avance mediante la constitución de un salario mínimo regional que incremente las posibilidades de un empleo formal a los trabajadores de menor productividad.
Argumentos en contra
1)-Desde el punto de vista práctico, la propuesta se enfrenta al inconveniente de que la tasa de inflación en el año completo solo se conoce a comienzos del otro año, cuando el salario mínimo ya debe estar plenamente definido.
2)-La evidencia internacional muestra que un salario mínimo alto respecto al salario medio afecta el crecimiento nómico (Lusting et al, 2002) y reduce su capacidad de redistribuir el ingreso y reducir la pobreza (Brown, 1999).
3)-El aumento recurrente del SML ha propiciado la segmentación del mercado laboral y ha sido uno de los factores que más ha incidido en la informalidad vía exclusión.
4)-Las alzas en el salario mínimo real también han traído consigo una reducción en el uso de trabajo no calificado, imponiendo costos en términos de empleo, pobreza y desigualdad (López y Lasso, 2008).
5)-En las regiones donde el SML es más alto respecto al ingreso promedio, se presentan niveles de formalización laboral más bajos.
6)-Se ha demostrado empíricamente que en ciudades donde el salario mínimo está más alejado del salario de mercado correspondiente, el desempleo y la informalidad son mayores (Hofstetter, 2011).
7)-En la última década el costo salarial en dólares de contratar a un trabajador por el mínimo (incluyendo los sobrecostos a la nómina) se incrementó por encima del 270%, al pasar de 200 dólares en 2003 a 557 en 2012. Este aumento del salario mínimo no solo afecta la competitividad, sino que también impulsa a buena parte de los ocupados al sector informal, en el cual suelen recibir salarios por debajo del mínimo legal.
8)-Imponer un salario mínimo general cuando la productividad rural está 50% por debajo de la productividad urbana es generalizar la informalidad en el campo, como en efecto ocurre.
9)-Un mecanismo alterno para medir el salario mínimo frente a la productividad de las regiones es comparándolo con su PIB per cápita: entre más alto sea el salario mínimo con respecto al PIB per cápita de la región, menor productividad dentro de esta.