Tras las controversias de los últimos días respecto a los resultados contradictorios de variasencuestas sobre preferencias electorales, pese a que la recolección de datos se hizo en lapsos de tiempo muy similares, el Congreso se apresta para meterle el diente al tema. Para ello ya hay un parlamentario que pidió a su equipo de trabajo que recopile información sobre cómo en otros países se reglamenta el funcionamiento de las firmas encuestadoras, sobre todo en relación con los sondeos de opinión en época electoral. Ya es claro que para esta campaña no hay tiempo de ajuste alguno y que se aplicará la normatividad establecida por el Consejo Nacional Electoral, que en repetidas ocasiones en los últimos años indicó que se proyectaría un código de autorregulación de las firmas encuestadoras y que si éste no salía adelante, entonces se acudiría al Congreso para reformar este y otros asuntos en una cirugía a fondo al Código Electoral, modificación que nunca llegó al Parlamento.
¿‘Nuevo’ uribismo?
Para nadie es un secreto que el proceso de otorgamiento de los avales para los candidatos a los comicios de octubre próximo dejó más de una herida profunda en el uribismo a nivel regional, con renuncias de figuras tan importantes como la de Liliana Rendón, luego de que no le dieran el aval para lanzarse a la Gobernación de Antioquia. Pues bien, se sabe que ya hay algunas conversaciones entre esos líderes insatisfechos con las decisiones tomadas por las instancias del Centro Democrático, e incluso se ha hablado de manera informal de crear en el mediano plazo, luego de la cita en las urnas, una especie de movimiento político que reúna a todos aquellos que siendo uribistas consideran que deben formar toldo aparte. “… Por ahora todo es apenas hipotético y al calor de los resquemores dejados por la repartición de avales, por lo que sólo el próximo año se sabrá si la escisión partidista uribista toma cuerpo y nombre”, dijo a EL NUEVO SIGLO un dirigente que también dijo adiós al oficialismo del Centro Democrático.
Lupa a pobreza
Y hablando del uribismo, se sabe que la bancada ya le tiene la lupa puesta a las más recientes estadísticas del Gobierno sobre disminuciones de los índices de pobreza e indigencia. El presidente Santos remarcó hace dos semanas las metas a corto, mediano y largo plazos, que parten de la base de sacar de la franja de pobreza a no menos de 1,5 millones de colombianos. Para la oposición, hay cálculos confusos en la definición de los resultados y, por ende, de las metas proyectadas.
Negociación roja
En algunas toldas del liberalismo se insiste en que el expresidente César Gaviria, quien ha participado de algunos actos de campaña proselitista regional en los últimos días, sea quien tome las riendas de la colectividad no sólo en la recta final de la puja proselitista, sino esencialmente en la “negociación” que deba hacerse luego con el Gobierno con base en el mapa político resultante de los comicios para escoger gobernadores, alcaldes, concejales, diputados y ediles. Según se dice en los corrillos políticos, hay parlamentarios que consideran que el liberalismo necesita de un peso pesado para interlocutar con el presidente Santos y el alto gobierno, pues el partido sigue considerando que sus cuotas de poder no son proporcionales a su apoyo al Ejecutivo y el rol dentro de la coalición de Unidad Nacional.