¿Sorpresa?
Crece el escándalo por el espionaje internacional de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos que, según las revelaciones del diario brasileño O’ Globo, también afectaron a Colombia. Un ex alto cargo en la Policía fue abordado ayer por un periodista de EL NUEVO SIGLO para preguntarle sobre el caso, respondió que “venir ahora a descubrir que Estados Unidos desarrolla labores de Inteligencia en Colombia y que vigilaba los movimientos de la guerrilla y los carteles del narcotráfico, resulta equivalente a decir que el agua moja… Todo el mundo sabe que E.U. colabora con tecnología e Inteligencia en Colombia, eso no es nada nuevo ni sorpresivo, y mucho menos tenían que irse a Brasilia para hacerlo…”, precisó el ex alto oficial, que pidió la reserva de su nombre.
‘Rutina’ opositora
Son muchos los ecos del cónclave uribista que se realizó el lunes y martes en Bogotá. Por ejemplo, varios dirigentes pidieron -en privado- “matizar” el discurso electoral del Centro Democrático, bajo la tesis de que se corría el riesgo de caer -en palabras de un alto exfuncionario del gobierno Uribe- en la “desgastante rutina discursiva”. Según explicó, no se puede apostar sólo a estar disparándole todo el día a Santos y su administración, pues por esa vía se pierde impacto en la prensa y la opinión pública.
Propuestas bandera
En esa misma línea se escucharon voces en torno de que debería acelerarse la plataforma programática de la campaña uribista, teniendo la premisa de no apostar por un largo cartapacio de propuestas etéreas, sino centrándose en cinco o seis planteamientos puntuales, que permitan al uribismo diferenciarse y ser identificado por la ciudadanía por algo más que la oposición férrea a Santos y su proceso de paz. Esas propuestas bandera tendrían que basarse en compromisos muy puntuales referidos a temas de seguridad, empleo, vivienda y margen de acción a las regiones.
El ‘moderado’
En la Casa de Nariño también se estuvo muy pendiente de lo que salía del cónclave del uribismo. Lo que más sorprendió al alto Gobierno fue la postura de Uribe Vélez sobre el proceso de paz con las Farc, ya que su sugerencia de una “suspensión condicionada” de las negociaciones, resultó moderada frente a las críticas drásticas de sus precandidatos presidenciales, todos los cuales exigen que las tratativas deberían abortarse por estar basadas en una presunta impunidad.
Peso de las encuestas
¿Flexibilizó Uribe su postura frente al proceso de paz con las Farc? Esa pregunta se la hicieron muchos sectores tras escucharle ayer: “si uno de los nuestros llega a la Presidencia y están las cosas con las Farc como hoy, mi sugerencia es que no se debe hablar de la suspensión del proceso pero sí de una suspensión condicionada del diálogo”. Al decir de una alta fuente del Ejecutivo la moderación en la postura uribista no responde a que ese sector vea con menos prevención el proceso de La Habana, sino a que todas las encuestas de los últimos dos meses muestran que la opinión pública apoya las negociaciones pese a todas las críticas y prevenciones. En ese orden de ideas, oponerse 100 por ciento al proceso no resulta una decisión política y electoralmente muy rentable.