El próximo viernes se cumple un año de que la Misión de Observación Electoral, creada por el Gobierno para que proyectara las bases de una reforma política, presentara su respectivo informe al presidente Santos. Se recuerda que la Misión, compuesta por la academia y expertos, recomendó una reingeniería total al sistema electoral y político. Por ejemplo, se creaba la jurisdicción electoral, compuesta por la Registraduría, el Consejo Nacional y la Corte Electoral. Se modificaba, por igual, la forma de elección de senadores y representantes, así como los mecanismos de democracia interna de los partidos y movimientos políticos. Asimismo se proponía un sistema mixto con mayor aporte estatal para la financiación de las campañas. También se abría más espacio a las mujeres en las listas de candidatos y se aumentaba el régimen de responsabilidad política de los partidos por sus decisiones y avales…
Proyecto se desdibujó
Dicha reforma el Gobierno la acogió y empezó a socializarla con los partidos políticos. Incluso antes de terminar la primera legislatura del año pasado decidió llevarla al Congreso, pero luego la retiró. Finalmente la presentó en el segundo semestre, por la vía del ‘fast track’. Ya para entonces no pocos de los voceros de la Misión Electoral Especial (MEE) habían advertido que el texto de la reforma había tenido una ‘cirugía mayor’ y que se estaba desdibujando el objetivo de depurar la política y hacer más transparente la democracia partidista y el sistema electoral. Con el pasar de los meses, en el Congreso le fueron ‘peluqueando’ aún más a la iniciativa, sin que el Gobierno tuviera la fuerza ni la voluntad política para oponerse a los cambios al proyecto.
La advertencia de la MEE
El desdibujamiento del proyecto fue tal que hacia octubre, la Misión de Observación Electoral, vocera de la MEE, advertía públicamente que el proyecto que se venía discutiendo por ‘fast track’, no “hace ni más moderno el sistema electoral ni ayuda a ampliar la democracia territorial para que esta sea más inclusiva. Al contrario, en áreas como la arquitectura del sistema electoral, la representatividad territorial, el seguimiento a la financiación de las campañas y la ampliación de espacios de participación política de la mujer, retrocede frente a lo propuesto por la MEE en abril de este año”.
Un hundimiento previsible
Sin embargo, tanto el Gobierno como el Congreso decidieron seguir adelante con la iniciativa, pese a que ya estaba muy adelgazada en sus objetivos iniciales y no pocos congresistas advertían que debate tras debate se iba volviendo de más corto alcance la iniciativa. Sin embargo, el 29 de noviembre, un día antes de que se acabara la vigencia del ‘fast track’, en la plenaria del Senado se hundió definitivamente el proyecto, luego de que el Gobierno, por intermedio del ministro del Interior, Guillermo Rivera, decidió quitarle el respaldo bajo la tesis de que no desarrollaba el acuerdo de paz con las Farc como tampoco contribuía sustancialmente a depurar el sistema político.
¿Volver a la propuesta original?
Todo este repaso de lo ocurrido en el último año se hace a propósito de las voces que están surgiendo en torno a que dado el perfil del nuevo Congreso que se eligió el pasado domingo y se posesionará el próximo 20 de julio, se podría pensar en recomponer de nuevo la propuesta inicial presentada por la MEE hace un año y buscar un acuerdo multipartidista para que sea radicada y aprobada de forma rápida a partir del segundo semestre de este año. “Hay que moverse rápido y aprovechar esa primera legislatura, no sólo por la renovación parcial del Congreso sino porque es un año muerto en materia electoral, que es el principal obstáculo de un proyecto de reforma política”, dijo un senador electo en charla off the record con EL NUEVO SIGLO.