En el partido de La U hay tres corrientes que se empiezan a diferenciar de manera bastante notoria. En la primera están los parlamentarios y dirigentes que consideran que política, electoral y burocráticamente la colectividad tiene potencial suficiente para mantener las mayorías en la Cámara y pelear por las del Senado en los comicios de marzo próximo. En ese orden de ideas, son de las tesis de que hay que castigar duramente cualquier intento de maniobra individual de los parlamentarios, ya sea a nombre propio apoyando a un precandidato de otras toldas o por interpuesta persona participando en listas de otro partido. Esta corriente, que estarían liderando Roy Barreras, Armando Benedetti y algunos integrantes de la dirección del partido es, precisamente, la que considera que el Comité de Ética debe investigar a los parlamentarios que están apoyando a otros precandidatos y que la sanción podría llegar hasta negarles el aval para que busquen la reelección.
Congreso amarrado, presidenciales en libertad
La segunda corriente es la que considera que lo importante es el pulso por el Congreso y que, en ese orden de ideas, debe darse libertad para que los parlamentarios que quieren relegirse y los nuevos candidatos apoyen la candidatura presidencial que quieran, siempre y cuando firmen un compromiso programático y político con el Partido, que luego será exigible jurídicamente mediante la Ley de Bancadas. “… Hay que ser prácticos: la prioridad de La U es el Congreso. Si mantenemos las mayorías en ambas cámaras, sea cual sea el próximo gobierno o hagamos parte o no de la coalición que ayude a elegirlo, tendrá que contar con nosotros o simple y llanamente nos declaramos independientes o nos vamos a la oposición…Vamos a hacer algo parecido a lo de los conservadores, que llevan cuatro gobiernos en línea siendo determinantes por su fuerza parlamentaria”, dijo un parlamentario de La U en charla informal con un periodista de EL NUEVO SIGLO.
Un salvavidas a barco que se hunde…
Y la tercera corriente es la que considera que ese barco partidista está haciendo agua y al no existir un liderazgo claro del presidente Santos como tampoco de la dirección partidista, y estando embolatado el aterrizaje de Aurelio Iragorri como nuevo timonel de la colectividad, según se había anunciado en la Casa de Nariño, lo que hay que hacer en estos momentos es tomar decisiones radicales, así ello implique cambiar de partido y buscar cupo en otro resignando la posibilidad de reelección en la curul y ubicar a algún familiar o socio político en otras listas.
Perder burocracia, riesgo medido
Quienes integran esta corriente, que semana atrás era minoritaria pero día tras día se va fortaleciendo, son de la tesis de que si Santos, como jefe natural del partido no quiere salvar la colectividad ni toma las riendas de la misma de manera determinante y decisiva, no hay por qué mantener ni ningún tipo de fidelidad de la Casa Nariño, así ello implique perder cuotas burocráticas a nivel nacional, regional o local, pues el impacto de ese recorte ya no sería tan grave al faltar apenas seis meses para los comicios parlamentarios.
Peros a la nueva coalición
Tras el anuncio de la coalición entre los precandidatos presidenciales Claudia López, Sergio Fajardo y Jorge Enrique Robledo, se han escuchado algunas voces al interior del Polo, la propia Alianza Verde y Compromiso Ciudadano que no es que se opongan a esa alianza , sino que consideran que no será nada fácil convencer a las bases de votar por esa fórmula, sobre todo porque hay mucho voto de opinión detrás de cada uno de los aspirantes ya mencionados y esta clase de apoyos políticos y electorales son, precisamente, los más difíciles de endosar o trastear.
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