En algunas ciudades de Estados Unidos a los conductores que tienen antecedentes de manejar en estado de ebriedad se les ordena instalar en sus vehículos unos medidores que les permiten establecer si están en capacidad de ponerse al volante. Incluso, en algunos casos si el conductor no pasa esa prueba, es decir que al soplar se le detecta aliento a alcohol, el vehículo no prende. En las películas gringas es común ver la utilización de este sistema de auto-detección de niveles de ebriedad.
A logringo
Ese singular mecanismo ya está siendo analizado por algunos empresarios colombianos con miras a vislumbrar si es rentable importarlo y empezar a comercializarlo. Sería de mucha ayuda para los conductores que consideran que como apenas se tomaron una “cervecita”, o una “copita de vino” o un “vasito de refajo”, pueden ponerse al volante sin poner en riesgo su vida, la de los pasajeros, peatones y otros conductores. De esta forma, si el conductor sube al vehículo y se hace la prueba del aliento, sabrá de inmediato si puede o no manejar. Incluso sería de gran ayuda para los enguayabados que consideran que porque dejaron de beber horas atrás y durmieron un poco, ya no les marcará el medidor de ebriedad, pero luego terminan llevándose una cara y dolorosa sorpresa en los retenes policiales.
Ojo a Díaz
Y siguiendo con el tema del tránsito, algunos congresistas de la Unidad Nacional consideran que el Gobierno, sobre todo el Ministerio de Transporte, debe responder con claridad absoluta a las denuncias reiteradas de la parlamentaria Gloria Stella Díaz, quien insiste día a día en la prensa en que no se puede cobrar por el cambio de licencias de conducción a decenas de miles de conductores. “… La parlamentaria dice que tiene decisiones judiciales que así lo comprueban y el Gobierno tiene que salir a aclarar el asunto de una vez por todas, pues se está hablando de cobros de más de un billón de pesos”, precisó un senador de La U, que pidió la reserva de su nombre.
¿Mantra extinto?
En las toldas del uribismo ya dan por sentado que el mantra que el último año aplicó el presidente Santos, en torno a tratar de no pelear con el expresidente Uribe pese a las duras críticas de éste al Gobierno, está en vías de plena e irreversible extinción. En el Centro Democrático sostienen que la manera directa y pública con que el Jefe de Estado ha respondido en los últimos días al arsenal de dardos de Uribe contra las cifras de seguridad y gestión económica, es apenas un preludio de batallas políticas más abiertas entre ambos dirigentes a partir del 25 de enero, cuando arranca en firme la campaña del Presidente-candidato.
Las razones
Y siguiendo con este mismo tema, no están muy contentos en la Casa de Nariño con el papel pasivo que en medio de esta nueva controversia habrían tenido varios de los jefes de partido que hacen parte de la coalición de Unidad Nacional. Sin embargo, en algunas colectividades se replica que muchos congresistas sí salieron a defender al Gobierno, y que los jefes y voceros no aparecieron mucho porque estaban de vacaciones, algunos en el exterior.