Los moldavos acuden a las urnas el domingo para elegir a su presidente, en unas elecciones que oponen a los partidarios de estrechar lazos con Rusia con aquellos que defienden la integración en la Unión Europea.
En la capital, Chisinau, y a lo largo de las carreteras, los carteles electorales de los nueve candidatos recuerdan que, por primera vez desde 1997, el jefe del Estado será elegido por sufragio universal.
Pero en esta exrepública soviética, presa de una profunda crisis política desde que en 2015 se descubriera un gigantesco fraude bancario, elegir entre Este y Oeste no es tarea fácil.
La firma, en 2014, de un acuerdo de asociación con la UE no ayudó a resolver el dilema. El pacto causó la ira de Moscú, que impuso un embargo sobre las frutas y la carne moldava, castigando a una población que vive principalmente de la agricultura.
- Desencanto -
En 2009, "la credibilidad de la UE y el apoyo a una vía europea eran del 70%" entre la población, pero este porcentaje ha bajado, admite el jefe de la misión de la UE en Moldavia, Pirkka Tapiola, en una entrevista con la AFP.
Esto se explica principalmente por el desencanto provocado por "los gobiernos sucesivos que se han presentado como proeuropeos" pero que no pusieron en marcha las reformas prometidas, señala Tapiola.
Encajonada entre Rumanía -de la que formó parte hasta la anexión soviética en 1940- y Ucrania, Moldavia es uno de los países más pobres de Europa. El 41% de su población vive con 5 dólares diarios, según el Banco Mundial.
A ojos de muchos habitantes, la apertura gradual del mercado europeo a los productos moldavos -las exportaciones hacia la UE ascendieron a 2.000 millones de euros en los dos últimos años- no ha compensado la pérdida del gran mercado ruso.
"¿Qué hemos obtenido de Europa? Nada", lanza ante un grupo de simpatizantes rusófonos el jefe del Partido de los Socialistas (PS), Igor Dodon, de 41 años, favorito en los sondeos para ganar la primera vuelta de las elecciones.
Exministro de Economía en un gobierno dirigido por los comunistas, Dodon promete "restablecer una asociación estratégica con Rusia" y trabajar para "anular la parte económica del acuerdo de asociación con la UE".
"No estoy contra la UE", matiza en una entrevista con la AFP, considerando que es "del interés de Moldavia" activar las reformas exigidas por Bruselas, principalmente en lo relativo a la Justicia.
Pero critica a Occidente por haber "cedido al chantaje de un gobierno oligárquico que alegó una supuesta amenaza rusa"
En el bando contrario, Maia Sandu, de 44 años, candidata de la oposición de centroderecha y a quien los sondeos dan una segunda posición, promete una "Moldavia europea".
"Defendemos la vía de la integración europea pues, dentro de la UE, vemos una verdadera democracia y la prosperidad para todos los que trabajan", declaró Sandu a la AFP.
Esta exministra de Educación que trabajó en el Banco Mundial agrega que Chisinau tendrá que convencer "a los moldavos y a los socios europeos de su sinceridad" antes de proponer una fecha de adhesión.
- 'Poner orden en el país' -
Los mismos moldavos están divididos, casi al 50% según los sondeos, entre los que quieren seguir con el acercamiento europeo y aquellos que sueñan con entrar en la unión aduanera formada por Rusia, Bielorrusia y Kazajistán.
"Moldavia debe formar parte de la UE, pero antes de eso tendremos que poner orden en nuestro país", considera Mihai Scutelnic, de 66 años.
Para Ion Badii, un jubilado de 67 años que no esconde su nostalgia del régimen comunista, "vale más tener relaciones estrechas con Rusia, pues Europa no necesita nuestras mercancías".
Sin embargo, Tapiola afirma que "hablar de prorrusos y proeuropeos" muestra una "polarización artificial".
"Es más fácil mencionar factores geopolíticos que hablar de lo que realmente cuenta, es decir: ¿cuáles son las reformas necesarias, qué hacemos con el sistema judicial, como atajamos la corrupción?".