Para algunos dirigentes los comicios podrían apalazar inversiones al inicio de 2018
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Colombia inició desde el pasado primero de enero la cuenta regresiva para las elecciones tanto para el Congreso como a la Presidencia de la República, en medio de una serie de factores que, para los analistas, pueden alterar el resultado de la economía al cierre del ejercicio.
Los comicios se realizarán en marzo para la renovación del legislativo y en mayo y junio, si hay segunda vuelta, para elegir Presidente de la República.
Desde el Gobierno, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, ha dicho que los años electorales no son de bajo crecimiento, pues el país nunca ha tenido grandes quiebres en su manejo económico, esta vez está ante un nuevo escenario político, sin las Farc, con una mayor polarización ideológica y un espectro político más amplio.
El jefe de las finanzas públicas ha advertido en varias de sus intervenciones que mucho cuidado con los cantos de sirenas que se oyen desde el populismo con propuesta de aliviar la carga tributaria de los colombianos.
Mirada desde el exterior
Para la calificadora de riesgo Fitch Ratings, la economía colombiana se ha ajustado a la caída aguda de los precios del petróleo y los términos de comercio han comenzado a mejorar. Después de ampliarse a 6,4% del PIB en 2015, su déficit corriente actual cayó a 4,3% en 2016. Se espera que este déficit baje hasta 3,8% del PIB en 2017, sobre todo por un alza en las exportaciones impulsada en parte por precios promedio más altos del petróleo, así como por un desempeño sólido de exportaciones no tradicionales. La inflación cayó hasta estar dentro del objetivo del banco central en 2017 de 3+/-1%, después de haber subido a cerca de 9% en julio de 2016 en parte como resultado de la depreciación aguda del peso colombiano. Se espera que la inflación de final de año siga bajando hasta 3,6 en 2018.
Pero este buen panorama tiene una nube, el ciclo de elecciones presidenciales y legislativas comienza en marzo de 2018. Fitch no espera cambios mayores al marco de su política macroeconómica por parte de la próxima administración, sin importar quién gane la presidencia. Uno de los desafíos políticos clave para la próxima administración es la implementación del acuerdo de paz con la guerrilla de las Farc en el contexto de un ajuste fiscal como el estipulado por la Ley de Balance Estructural.
Moody’s
Otra de las calificadoras de riesgo, Moody’s, sobre el tema anota que la creciente popularidad de los candidatos que promueven cambios en las políticas pondrá en riesgo de ralentización, incluso de reversión, de la implementación de reformas.
Un apretado calendario electoral en América Latina aumenta el riesgo de reversión en la política y obstaculiza la implementación de las reformas, afirmó la agencia de calificación en un reporte sobre la región publicado ayer. Este año hay elecciones presidenciales en Costa Rica, Paraguay, Colombia, México y Brasil.
La creciente popularidad de los candidatos que promueven cambios en las políticas pondrá en riesgo de ralentización, incluso de reversión, de la implementación de reformas estructurales, apuntó Moody’s.
Los comicios, añadió, aumentan los riesgos de proseguir con las reformas estructurales.
Algunos candidatos que competirán en las próximas elecciones han estado haciendo campaña para revertir las reformas estructurales; o al menos para disminuir el ritmo de implementación de modificaciones ya aprobadas.
Colombia, México y Brasil enfrentan el mayor riesgo, lo que podría socavar las medidas para reducir el déficit fiscal y la deuda pública, dada la popularidad de los candidatos que se oponen a las políticas actuales.
La posibilidad de un mandato débil por políticos más favorables al mercado también podría socavar las perspectivas de reforma y ajuste fiscal, agregó. En tales casos, la composición del Congreso influirá en la capacidad de los nuevos presidentes para impulsar su agenda política, consideró Moody’s.
Standard and Poor’s
Joydeep Mukherji, analista de la firma calificadora que redujo la nota de Colombia de BBB a BBB- sobre el tema electoral en el país dijo que “esperamos que haya continuidad en las políticas económicas después de las elecciones”.
Recalcó que “no esperamos cambios radicales en la política económica de Colombia como resultado de las elecciones”, al tiempo que dijo que es amplio el abanico de aspirantes a la Presidencia y el grupo “es mayor que nunca, en conexión con los cambios en curso en la sociedad colombiana que han traído más pluralismo”.
La calificadora también señaló que las condiciones de crédito en la región Latinoamericana deberían mantenerse en condiciones favorables durante el próximo años gracias a las mejoras económicas en México, Brasil, Argentina, Chile y Colombia, además del incremento en el PIB global, impulsado a su vez por China y los ajustes monetarios de la Unión Europea y Estados Unidos.
Standard & Poor’s anotó que “estos factores deberían dar como resultado una estabilidad o mejora de los precios de los productos básicos, dado que la demanda se mantiene saludable”.
Así las cosas, la firma señaló que las tasas de interés en Colombia llegarían hasta 4,5%, lo que representa una disminución adicional de 25 puntos básicos en la última Junta Directiva del Banco de la República este año, y allí se mantendrían durante todo el 2018, acompañadas de una tasa de cambio promedio de $3.050 y una inflación que terminaría el próximo año en 3,8%.
Uno de los desafíos políticos clave para la próxima administración es la implementación del acuerdo de paz con la guerrilla de las Farc
La calificadora destacó que siguen “esperando que el crecimiento del PIB real en la mayoría de las principales economías de América Latina sea más fuerte en 2018 que en 2017. Los riesgos globales también deberían permanecer en el radar en 2018, porque uno de los principales supuestos de nuestro escenario base es el ajuste monetario en las economías desarrolladas que debería seguir siendo gradual”.
Sector financiero
El equipo de investigaciones económicas del Grupo Bancolombia señala que la economía “tardará un tiempo adicional para converger a su tasa de crecimiento potencial”.
Indica que esto será el resultado de la reducción en la inversión del Gobierno nacional y la incertidumbre generada por el proceso electoral.
“De acuerdo con nuestras estimaciones, el PIB en 2018 crecería 2,5% anual y el periodo de mayor dinamismo sería el último cuarto del año, cuando el crecimiento rondaría el 2,9% anual y el 1,1% trimestral. Prevemos que este comportamiento esté ligado a la continuidad del protagonismo del gasto del Gobierno dentro de los componentes de la demanda, gracias a la inversión pública regional”, indica el grupo en el documento de perspectivas económicas para Colombia.
Para Corficolombiana en 2018 no se anticipan mayores contratiempos para cumplir con la meta de déficit fiscal, aunque podrían requerirse algunos recortes de gasto adicionales a los que se incorporaron en el presupuesto del próximo año.
El gran reto tiene que ver con las medidas que tendrá que tomar la nueva administración para poder cumplir con la Regla Fiscal a partir de 2019.
De esta manera, hay una alta probabilidad de que se requiera una nueva reforma tributaria en el segundo semestre de 2018, aunque no se descarta que el debate también gire en torno a la posibilidad y viabilidad de modificar la Ley de Regla Fiscal.
Es que tener dos gobiernos en un mismo año introduce un elemento muy extraño a la economía
Estima la entidad, que la Ley de Garantías Electorales que está vigente desde el 11 de noviembre pasado hasta las elecciones presidenciales de 2018 (hasta mayo o junio, dependiendo de si se requiere una segunda vuelta), también podría afectar la dinámica del gasto público durante buena parte del próximo año.
Por su parte BBVA Research señala que hacia 2018, la recuperación también se daría de forma muy gradual. La incertidumbre política – electoral podría implicar bajos crecimientos de las decisiones de inversión y las apuestas de consumo duradero.
Sin embargo, luego de darse las elecciones presidenciales, el crecimiento podría acelerarse de una forma más pronunciada, una vez se termine la incertidumbre sobre el resultado presidencial.
Al mismo tiempo, otros factores que ayudarán a la recuperación serán: menores tasas de interés y de inflación, recuperación en la confianza de la economía, subsidios al sector de edificaciones, ejecución de obras civiles, la terminación del efecto negativo de la reforma tributaria de diciembre de 2016 y el mayor crecimiento de los países a los que se exporta.
Visión gremial
Ya a nivel interno las voces que critican al Gobierno por medidas tomadas desde hace varios meses como la reforma tributaria que aumentó el IVA en tres puntos del 16% al 19% y que a juicio de dirigente gremiales como el presidente de Fenalco, Guillermo Botero Nieto, llevaron a que el consumo tuvieron un frenazo durante 2017 por la baja en las ventas y en la producción.
Botero al referirse a cómo afectan las elecciones el comercio en el país, dijo que esta situación poco tiene que ver con el comercio y con la cantidad de las ventas. El problema es el desempeño de la economía.
“Hemos tenido años electorales muy buenos porque la economía anda bien y años muy malos porque marcha mal. Es solo cuestión de la economía, no de la política”, aseveró el dirigente.
Industriales
Para el presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia, ANDI, Bruce Mac Master es un año de incertidumbre. En parte, por el proceso electoral que genera preocupación en la gente, por dos razones. Una, que es obvia, es la expectativa por saber quién será el nuevo presidente de Colombia. Si será alguien proempresa, que crea en el crecimiento, en el libre mercado y en la propiedad privada.
Eso genera incertidumbre. La otra razón es que tener dos gobiernos en un mismo año introduce un elemento muy extraño a la economía. Uno estará siete meses en sus últimas jugadas, con recursos muy escasos y con una gobernabilidad no muy alta y el otro que entra puede llegar incluso con buenas intenciones, pero en todo caso le toca ver cómo organizar la casa y establecer sus nuevos derroteros, lo cual le toma su tiempo y para eso va a tener poco más de cuatro meses del año. Ese es un factor de incertidumbre grande.
Según la encuesta de Opinión Industrial Conjunta concluye que las elecciones siguen siendo el escenario que más genera incertidumbre el próximo año 31,7 %.
En la reflexión realizada por el gremio, se destaca que sigue siendo imperativa una estrategia de industrialización orientada a generar un panorama favorable para el crecimiento, la inversión, la generación de empleos formales y de calidad, y, que nos permitan aprovechar las oportunidades que tiene el país.
Petroleros
El sector petrolero que comenzó con noticias variopintas en 2018, pues de una parte el precio internacional de crudo va al alza y de otra en el ámbito nacional el Eln atacó los oleoductos opina que 2018 será de incertidumbre mayor que no se percibía en años anteriores, en un tema como el político, que es muy sensible y que es lo que vende el país afuera.
La directora de estudios económicos de la Asociación Colombiana de Petróleo, Alexandra Hernández, dijo que. “aumenta la incertidumbre por el complejo panorama electoral en 2018 y la implementación de los acuerdos con las Farc”, señala el informe de ACP tras la encuesta hecha a los representantes de las multinacionales petroleras con actividad en el país.
El presidente de la ACP, Francisco Lloreda, reconoció que 2018 se presenta como “esperanzador, pero de corto plazo” para la industria petrolera. “Hay un propósito de las empresas de hacer unas inversiones importantes en exploración y en producción, con un crecimiento de entre 30 % y 40 % respecto a las inversiones realizadas en 2017.
Sin embargo, el panorama se aprecia con mucha incertidumbre porque las empresas se están volviendo más selectivas a la hora de invertir.
La mayor parte de la inversión se proyecta para iniciativas de producción. El pronóstico de producción se mantiene entre 860 mil y 880 mil barriles por día en promedio. “Esto obedece a que la mayor inversión para este rubro está orientada a sostener los niveles de extracción actuales y contrarrestar la declinación natural de los campos maduros, que representan cerca del 80 % de la producción”, según un informe gremial.
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