Mes y medio después, el panorama es otro en Venezuela. La oposición ha celebrado primarias para elegir candidatos a las elecciones regionales, una nueva etapa, de las muchas que se viene para sacar a Nicolás Maduro del poder
___________________________________________
EN POCO más de un mes, la calle se enfrió y Venezuela se ha convertido en un país que transita por una bizarra normalidad. Debates sobre política económica, visitas de Estado a países petroleros y una oposición empeñada en ganar las elecciones regionales, han cambiado el sombrío panorama de meses anteriores en los que, día tras día, moría gente en las protestas contra Nicolás Maduro.
Ante una Asamblea Constituyente impuesta por el chavismo, la dirigencia opositora ha decidido a principios de agosto participar en las elecciones regionales y, como parte de este proceso, el domingo ha elegido a sus candidatos en primarias, dando como amplio ganador a Acción Democrática (AD), partido precedido por Henry Ramos Allup.
Fracciones por regionales
A un mes de las elecciones regionales, que el chavismo anunció en la Asamblea Constituyente, pero no le ha puesto fecha, la oposición ahora se preocupa por vencer al oficialismo en los 23 estados de Venezuela, de los cuales 20 están en manos del chavismo.
Esta decisión ha llevado algunos miembros de la MUD a abandonar la coalición opositora, alegando falta de lealtad con los más de 120 muertos en las manifestaciones entre abril y julio.
Uno de ellos ha sido la líder de Vente, María Corina Machado, quien dijo en declaraciones hace un mes que su partido no va “caer en la trampa de las elecciones regionales, ir a elecciones regionales es reconocer la Asamblea Constituyente fraudulenta, un Consejo Nacional Electoral que todo el mundo conoce como el más fraudulento del mundo, es aceptar que perdimos la lucha en la calle”.
En la misma línea el exalcalde de Caracas y preso político, Antonio Ledezma, y David Smolansky, opositor que está en la clandestinidad tras ser destituido por el Tribunal Supremo de Justicia, también criticaron la decisión de la MUD, por, dicen ellos, el evidente fraude que conllevó a la instauración de la Constituyente y la sistemática vulneración de los derechos civiles y políticos de los venezolanos.
La mayoría de la oposición, sin embargo, cree que no participar en las elecciones es dejar una puerta abierta para que el oficialismo consolide “la dictadura”. En el momento en que inscribió su partido a las regionales, Henry Ramos Allup dijo que si no lo hacía “el chavismo ganaría 23 gobernaciones, y también regalaríamos 335 alcaldías”, recibiendo numerosas críticas, que con el paso de los días fueron bajando, hasta lograr el apoyo de gran parte de la oposición.
Al igual que el adeco (calificativo para integrantes de Acción Democrática), otros dirigentes también han dicho que las regionales son una oportunidad para paulatinamente ir sacado al chavismo del poder. Tras cuatro meses de protestas y el anuncio de los comicios, dicen que el gobierno puede suspender las elecciones, participar y perder o participar, perder y hacer fraude, tres escenarios difíciles de manejar.
Como parte de sus argumentos, presentan el caso del expresidente Rómulo Betancourt, uno de los principales opositores al dictador, Marco Pérez Jiménez, que de “pueblo a pueblo, calle a calle”, lo derrocó, por intensas movilizaciones en 1958 pero sin abandonar la democracia representativa.
Límites de la desobediencia
Muchos venezolanos se sienten traicionados. Luego del llamado de los líderes de la oposición a la “desobediencia civil” y a la protesta “sin retorno”, y del referendo opositor que convocó más de siete millones de personas, algunos creen que el esfuerzo de cuatros meses quedó simples promesas y los partidos de la MUD mostraron sus verdaderas intenciones electorales.
Ante este asiduo reclamo, los dirigentes opositores han dicho que la “lucha” contra el régimen chavista tiene etapas y una de ellas, la protesta, debe ser mezclada con oportunidades electorales, como esta.
En una entrevista con el portal web, El Pitazo, el diputado Miguel Pizarro explica que “la desobediencia es una forma de asumirse frente a realidades como estas. Desobedecer es no permitir que te conviertan en uno de ellos. Desobedecer es no regalar las trincheras de lucha. No se trata de la conquista de espacios, se trata de rebanarles poder, de asumir cada coyuntura como una oportunidad”.
Al menos ahora, esa oportunidad son las elecciones regionales, para impedir que se consolide el régimen autoritario. “Hay dos opciones: o nos asumimos como víctimas y solo hacemos diagnósticos o nos asumimos como protagonistas y vemos cómo ganamos los espacios”, dice Pizarro.
Es común que la gente, “desesperada” y “aburrida”, le pregunte a los dirigentes opositores: ¿Por qué no han nombrado un gobierno paralelo? La respuesta a ello es que la infraestructura administrativa sigue en manos del chavismo, por lo que cualquier decisión de orden legal, tributaria, comunitaria, no se podría resolver, haciendo imposible el paralelismo.
Los adecos
En las primarias del domingo, cuya participación fue de aproximadamente 900.000 personas, Acción Democrática (AD) ganó en 12 de 19 estados en contienda. Según Ramos Allup, esta victoria se dio por “descaraqueñizar” la política, al ganar en la mayoría de zonas rurales.
Fundado en 1941, el segundo partido más antiguo de Venezuela –detrás del Comunista-AD se adscribe a la socialdemocracia y ha sido criticado por participar en el “puntofujismo”, pacto con el partido Copei en el que se turnaron en el poder, tras la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Por encima de Primero Justicia, agrupación de Borges y Capriles, y de Voluntad Popular, de Leopoldo López, Ramos Allup explica que el éxito de su partido se debe a “incentivar a la población y convencer a los que no quieren votar que lo hagan para no regalarle a un régimen que se está derritiendo unas elecciones”.
Síganos en nuestras redes sociales:
@Elnuevosiglo en Twitter
@diarionuevosiglo en Facebook
Periódico El Nuevo Siglo en LinkedIn