Prensa amordazada | El Nuevo Siglo
Viernes, 23 de Diciembre de 2011

El estilo chavista de amordazar la prensa libre hace carrera en América Latina. Las enseñanzas que recibió el paracaidista venezolano de su mentor, el líder cubano Fidel Castro, se han regado como verdolaga en playa por el continente. El mandamás perpetuo estableció el paredón de fusilamiento y la prisión perpetua para quienes se han atrevido a cuestionar su régimen. A estas alturas quedan centenares de contestatarios que se pudren en las mazmorras de la isla.

En Miraflores. Chávez cierra y expropia canales de televisión, y les aplica la despreciable política del destierro a los más connotados periodistas independientes de Venezuela. Pruebas al canto: 1) Alberto Federico Ravel, de Globovisión, quien hace ya sus pinos en Cablenoticias Colombia con notable éxito. 2) Peña Esclusa, a quien confinó en las cárceles a pesar de padecer un cáncer que lo consumía. 3) Un sinnúmero de periodistas atemorizados por la guadaña chavista.

En Ecuador. En Ecuador, el presidente “Correa del Sur” asfixia a la prensa libre en contubernio con los jueces que ha convertido en sus subalternos. Allá, quien se atreve a denigrar del mandatario es condenado a pagar escandalosas sumas millonarias al fisco por salirse de los dictados del régimen.

En Argentina. La presidenta Cristina Fernández también persigue a la prensa libre porque no se pone de rodillas ante la Casa Rosada. La viuda de Kirchner lanza reiteradas gavillas oficialistas mediante la aplicación de cargas impositivas a medios tan importantes como el diario El Clarín, el de mayor circulación en Argentina, y su apéndice televisivo Cablevisión.

En Colombia. Nuestro país no se queda atrás. Volviendo a las aciagas épocas del SIC, comandado por el general “Gurropín”, el abuelo de Samuel Moreno, cuando la bota militar de entonces, con los censores a la cabeza, cerraban El Tiempo y El Espectador o los mandaba a quemar. También fueron perseguidos diarios conservadores como El Siglo de Laureano Gómez.

Antes y ahora. Si antes, la Voz de Alemania, al referirse a Colombia, solía decir “lo mismo que antes”, ahora son los jueces quienes mediante el expediente de la injuria y la calumnia se meten en las salas de redacción y en las cabinas de la radio.

Escalas. En los 80, cuando un juez puso a subir escalas al director de El Siglo Álvaro Gómez Hurtado. Luego, otro juez, José Alfredo Escobar, presidente del Consejo Superior de la Judicatura, demandó a muchos periodistas.

Castigos. Ahora, el poder se viene contra ‘Pacho’ Santos, director de noticias de RCN, a quien la Justicia le cobra por ventanilla por expresar sus opiniones.
Un juez de Fusagasugá hace 45 días metió a la cárcel a un periodista por injuria y calumnia. Tampoco se queda tras María Jimena Duzán, a quien le tienen cuatro investigaciones por idénticos delitos. Lo más lamentable es ver a Santos, el presidente-periodista, hablando de la “mano negra”, al mejor estilo chavista.