Porter, el mejor jazzista del mundo en Colombia | El Nuevo Siglo
Foto archivo Agence France Press
Domingo, 1 de Octubre de 2017
Cindy Johana Serrano
Pasó de tener una carrera en el fútbol americano a ser ganador de premios Grammy. Este sureño norteamericano tiene el reto de mantener vivo el legado de los grandes compositores de este género. Conozca su historia

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FUE la misma vida la que encaminó a Gregory Porter hacia un éxito  repentino en la música. Su voz ha sido la llave que le ha permitido entrar al mundo de las grandes estrellas del jazz  como Ray Charles, Donny Hattaway, Roberta Black, entre otros gigantes de este género de místicas notas.

Porter, que en un principio pensó que su vida giraría en torno a una carrera en el fútbol americano, tuvo una lesión que lo apartó de las canchas, arrebatándole el sueño de ser un gran deportista. Y si bien sigue copando las tribunas, no es precisamente por sus jugadas en el campo de juego, sino por la poderosa vibra que generan sus conciertos.

Este magnetismo de su música nació con él y además se fue cultivando por la relación con su madre, quien predicaba en una iglesia de su natal Sacramento, en California, lugar que además se considera como una de las cunas del góspel, género que ha tenido una gran influencia en las composiciones del artista.

Reconocido por llevar siempre una capucha negra que le cubre oídos y cuello, Porter usa una  boina clásica y suele decir que sus canciones son el reflejo de lo que pasa por sus ojos y su memoria, dado que sus letras poseen una profunda connotación de los elementos de su legado raizal, su apego a la naturaleza y las plegarias que su madre le cantaba cuando estaba viva.

“Water”

La trascendencia de su herencia cultural es tan fuere que, de hecho,  el disco que le permitió tener su primera nominación a un Grammy en el 2011 y que lleva por nombre “Water”, es un reflejo de lo que significa el agua para él, ya que su mamá solía hablar de ella por su poderoso efecto de renovación. Por esto, sus videos y letras siempre tienen el agua de manera implícita, detrás, como un elemento determinante de su arte.

Porter explica que sus producciones tienen como base el góspel, aquel que le enseñó que las palabras y los ritmos deben golpear directamente en el corazón de su público, ya sea por los recuerdos, sueños o sentimientos que estos produzcan. Y que tanto el góspel como el jazz tienen una relación hipnótica: “producen en la gente una fuerte sensación de libertad”, así lo dijo Gregory en una entrevista en  El País de España.

Su trio, el cual está compuesto por Crawford Chip en el piano, Aaron James en el contrabajo, y Emmanuel Harold en la batería, ha sido clave para la articulación de los sonidos orgánicos que llegan a la mente de Porter, tanto para la composición de sus piezas musicales, como para el repertorio en el escenario.

A pesar de que nunca imaginó figurar dentro de la lista, en la que se encuentran escritos los nombres de sus ídolos, muchos expertos afirman que Gregory Porter es el encargado de continuar con el legado histórico del jazz, no sólo por su impactante y prodigiosa voz como la de Barry White o Louis Armstrong, sino también por el contenido de sus canciones. Un reto tan enorme como complejo, pues queda la dualidad de mantener una mirada al pasado, frente a la creación de un estilo propio y duradero.

Durante su gira por España, le dijo al diario El país que su estilo se define como la absoluta canalización de sus pensamientos políticos, sentimientos, reflexiones sociales, su cotidianidad y la de quienes lo rodean, reflejado en versos armonizados en una amplia gama de ritmos. Así que en sus conciertos siempre se espera un repertorio impregnado por la emocionalidad del artista.

Cabe resaltar que este cantante, ha utilizado su música para manifestar su inconformidad frente a la fuerte tendencia de las emisoras de seguir sólo una línea musical, en la que el Hip Hop y el R&B son los protagonistas, dejando por fuera la circulación de propuestas musicales del jazz, góspel y blues. Dicha protesta se encuentra en su pieza musical “Musical Genocide”, en la que la figura del genocidio es un cuestionamiento frente al abandono de estos tradicionales géneros norteamericanos.

Consolidación como artista

 “Alguien me dijo una vez/"supéralo." / Es como agua debajo del puente /que ya se quemó…”, son las primeras palabras de su sencillo “Water”, con las que Gregory Porter obtiene el pase que le permite consolidarse como el vocalista de jazz más escuchada de Estados Unidos, donde dos de sus cuatro discos ostentan ser premiados con el gramófono dorado más codiciados de la música, dentro de la categoría a  Mejor Álbum de Jazz – Take me to the Alley (2017) y Liquid Spirit (2014)-.

Considerado como la esperanza de la música negra,  Porter es para muchos el personaje que puede regresar el jazz a su época dorada, después de una larga temporada en la que no tuvo un representante claro, o que al menos marcara la pauta en la escena musical.  

Un panorama que es preocupante, debido a la significación que tiene el jazz dentro del contexto histórico, social y político de las comunidades negras esclavizadas en Norteamérica, por lo que se espera que las letras de este californiano estén a la talla de los gigantes de compositores del siglo xx.

 A pesar de que sus aspiraciones no giran en torno a la cantidad de discos vendidos, sino a llevar las expresiones del jazz a todos los rincones del mundo, su éxito Real Good Hands, se logró posicionar en el número uno dentro de las listas de Amazon y ITunes, además de sus participación musical en la obra de Broadway, It Ain't Nothin' but The Blues, la cual fue merecedora de cuatro nominaciones a los premios Tony, máximos en la categoría del teatro.

Gregory Porter se presentará durante el Silencio Jazz Club. Este evento será en Bogotá y Medellín durante los próximos 4 y 5 de Octubre. Las boletas se pueden conseguir en www.primerafila.com.co

 

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