Virgilio Barco tuvo visión de entregar tierras a indígenas: Hildebrand | El Nuevo Siglo
Martín von Hildebrand obtuvo su doctorado en etnología en La Sorbona de París. Es fundador de la Fundación Gaia Amazonas.
Fundación Gaia
Domingo, 4 de Diciembre de 2022
Redacción Política

En 1988 el presidente Virgilio Barco, desde La Chorrera en el Amazonas, frente a cientos de indígenas les dijo en huitoto, su lengua natural: “Estas tierras son suyas”. Así le entregaba a esas comunidades el control del territorio y reconocía que lo que hoy se conoce como Predio Putumayo era un territorio milenario: inalienable, imprescriptible e inembargable.

Uno de los testigos presenciales de todo este proceso fue el sociólogo y etnólogo Martín Von Hildebrand, quien ha pasado las últimas cinco décadas acompañando a los pueblos indígenas de la Amazonía colombiana.

Durante este tiempo, ha sido un actor instrumental en el proceso de garantizar sus derechos ancestrales a la tierra; asegurar el pleno reconocimiento por parte del Estado de sus derechos sociales, políticos y culturales, y desarrollar con ellos un gobierno propio para recuperar su autonomía como pueblos.

Él está convencido de que, teniendo en cuenta la situación actual del cambio climático, es fundamental lo que hizo Barco en ese momento. “Él tuvo la visión de que en el futuro iba a ser muy importante y no se equivocó”.  

EL NUEVO SIGLO: ¿Cuál fue la importancia del Gobierno de Virgilio Barco para las comunidades indígenas?

MARTÍN VON HILDEBRAND: Sin Barco no hubiéramos podido lograr el reconocimiento de los derechos territoriales de los indígenas, que son cerca de 13 millones de hectáreas en los departamentos del Amazonas, Vaupés y Guainía.

Eso fue fundamental para los indígenas, porque ellos antes no tenían reconocimiento territorial; la parte del Amazonas, cerca de seis millones de hectáreas, estaba bajo la responsabilidad de la Caja Agraria. Después de la guerra con Perú, que a pesar de que Colombia ganó tuvo que indemnizar a terceros del Perú, el banco debió indemnizar a los indígenas, que prácticamente los habían exterminado, pero indemnizaron fue a los caucheros con cerca de 200 mil dólares y esa plata la pagó el Banco Agrario, y por lo tanto ese banco reclamaba un derecho sobre ese territorio de seis millones de hectáreas.

El presidente Barco hizo la vuelta para que eso pasara al Ministerio de Agricultura y se le pudiera entregar a los indígenas. Pasó lo mismo con el Guainía, otros seis millones de hectáreas entre las fronteras del Amazonas y el Vaupés sobre el río Apaporis.

Después no hubo ningún presidente que realmente se interesara en el tema indígena ni en el Amazonas, más tarde Juan Manuel Santos como mandatario sacó un decreto, allá al final de su gobierno, que le reconoció a los indígenas en áreas no municipalizadas para que pudieran construir sus entidades territoriales indígenas, o sea, su gobierno propio.

La entrega

ENS: ¿Cómo fue ese proceso de la entrega de las tierras?

MVH: Durante el gobierno de Barco, él me tenía mucha confianza como director de Asuntos Indígenas y me apoyaba en todo lo que hacía en favor de ellos. Yo ya había vivido 10 años con los indígenas del Amazonas en la década de los 70 y me había propuesto un objetivo fundamental: el reconocimiento de que la tierra es de los indígenas y que se les entregara. Cuando yo les propuse que sacaran un papel que dijera que la tierra era de ellos, ellos me dijeron: “Martín, la tierra no es nuestra, es de los espíritus, es de los pájaros, es de los árboles. Ningún humano puede decir que la tierra es de ellos porque los humanos no hicimos la tierra”. Me tocó discutir bastante, hasta que me dijeron: “Bueno, Martín, usted como es blanco, y los blancos dicen que debe haber un papel para que se respete la tierra, pues entonces vaya por el papelito”.

Así que el presidente Barco estaba convencido, no fue un hecho secundario, fue algo central para él la entrega de tierras, el respeto a los indígenas. Él hablaba muy claramente de que era fundamental para el futuro del país y del planeta conseguir la estabilidad climática, y desde esa época ya hablaba así, aseguraba que “quién mejor que los indígenas para conservar lo que siempre ha sido suyo, debido a que tienen una cultura milenaria construida en este territorio, en función de ese territorio, como parte de ese territorio”. Entonces él entendió eso y le dio muchísima importancia. Barco sabía que su principal legado era dejar esas millones de hectáreas para el futuro de la humanidad y para el futuro de los indígenas. Entonces él sabía que era importante y hoy en día cobra una importancia mayor, el Amazonas se ha vuelto una necesidad para el planeta y hoy en día a partir de diversas estrategias podemos hacer una conservación importante en cuanto a las extensiones del Amazonas, ya que esta región es la gran bomba de agua y además le decimos que es el pulmón del mundo.

ENS: ¿Por qué es importante que los indígenas se mantengan en ese territorio de la Amazonía?

MVH: El Amazonas produce oxígeno de día y lo consume de noche. Pero el gran aporte es el agua: bombea 20 trillones de toneladas al día. Es decir, nosotros si no tenemos el Amazonas no tendremos agua ni para la agricultura, ni para las ciudades, para nada. Es muy importante el agua que aporta esta región. Un metro cuadrado de selva tropical saca siete veces más agua que un metro cuadrado de agua de mar. Es decir, que el Amazonas produce siete veces más nubes que el mar. Entonces, si no estuvieran esos árboles no tendríamos agua. Porque el agua del mar avanza, llueve, avanza y llueve, pero no llega a la Cordillera de Los Andes; el agua que llega allá es gracias a la selva, y hoy en día quien la cuida y tiene mayor territorio son los indígenas. Aún hay gente que dice que ellos no aportan y que no pagan impuestos, eso es ridículo y resulta que ellos aportan mucho, le aportan el agua a toda Colombia, si no fuera porque ellos cuidan el Amazonas.



El respeto

ENS: ¿Se les ha respetado ese territorio a los indígenas?

MVH: Se ha respetado bastante y los indígenas lo hacen respetar. Es mucho más eficiente tenerlos porque en 1.000 hectáreas se tienen 1.200 indígenas, mientras en un parque natural de medio millón de hectáreas solo se tienen 20 guardabosques.

En Colombia se respeta. Pero los grandes ríos que nacen en la Cordillera y llegan al Amazonas son ríos que pertenecen a la nación, no son ríos indígenas. Por lo tanto, por ahí se realizan actividades ilegales y lo contaminan con el mercurio. Entonces eso es lo que no se respeta.

A veces hay que luchar porque hay casos donde el Gobierno da permiso para hacer minería en territorio indígena, porque el subsuelo pertenece a la nación, los indígenas son dueños del territorio, pero no del subsuelo; por lo tanto, se requiere un permiso y hay que hacer una consulta previa. Aunque hoy en día hay más control que antes, en general los territorios indígenas se han respetado.

Preocupaciones sin respuesta

ENS: ¿Cuál es la mayor preocupación de los indígenas hoy en día?

MVH: La lucha de lo que se está haciendo en este momento es que esas son áreas no municipalizadas. Cuando se crearon los departamentos con la Constitución, cuando se creó el departamento de Amazonas, de Vaupés y Guainía, que antes eran territorios nacionales. Entonces quedó como un vacío, por lo cual el presidente Santos sacó un decreto facilitando que se pueden hacer los territorios indígenas, y eso quiere decir que ellos se están capacitando cada vez más para asumir el control directo de sus territorios, el control con su relación con el Estado central nacional, porque antes cuando eran asociación de autoridades indígenas tenía que pasar por la Gobernación o por algún municipio para poder acceder a recursos para hacer diferentes programas. Ahora ellos se entenderán con el Gobierno central como cualquier entidad territorial, porque ya son plenamente reconocidos. Ese tema se está trabajando ahora y también se encuentran muy interesados por la oportunidad que presentan los bonos de carbono, pero eso ha tenido algunas dificultades, porque tiene una reglamentación demasiado general y el Ministerio de Ambiente tiene que asumir la responsabilidad de reglamentar eso para que sea algo más sólido para el bienestar de los indígenas.