El próximo domingo 36.602.752 colombianos habilitados para votar saldrán a elegir 32 gobernadores, 1.101 alcaldes, 12.063 concejales, 418 diputados y 6.814 ediles.
¿Qué tanto habrá cambiado el mapa político regional cuando a las 4 de la tarde concluya la jornada electoral?
Respuesta inmediata: muy poco.
Claramente los comicios servirán para sopesar las votaciones de algunas colectividades y los medios reseñarán si el Centro Democrático hizo valer su condición de parrido de gobierno, si se cumplieron los oráculos que anticipan el certificado de defunción de La U, si Cambio Radical pudo confirmar los guarismos de las elecciones parlamentarias, si los partidos Liberal y Conservador pudieron volver a lucirse como en sus mejores épocas.
Pero a la hora de medir los logros partidistas en términos de cuantas alcaldías y gobernaciones conquistaron los candidatos de las colectividades, detrás de las cuentas que saquen unos y otros habrá muchos malabares para decir “este gobernador es de mi partido” cuando las coaliciones serán las que reinarán a lo largo y ancho del país.
Coaliciones
El jueves de la semana pasada la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, dijo que casi la mitad de los candidatos a las gobernaciones y el 28% de los aspirantes a las alcaldías están avalados por coaliciones o grupos significativos de ciudadanos que, como se ha visto en la práctica, en muchas ocasiones se organizan alrededor de una campaña política previendo un apoyo multipartidista.
Alfonso Portela, exregistrador delegado para lo electoral, calculó en julio que este año el número de elegidos por coaliciones podría duplicarse con respecto a 2015.
“Las estadísticas nos dicen que alcaldes elegidos en coalición fueron un poco más de 200 en 2015”, anotó, precisando que dentro de ocho días “esta cifra puede llegar más o menos a 500 alcaldes elegidos por coalición”.
Este es uno de los factores que permite vaticinar muy poco cambio en el mapa político. A comienzo de este mes, la Fundación Paz & Reconciliación (Pares) al hacerle seguimiento a los candidatos con líos judiciales señaló que “los más cuestionados se reencauchan por medio de coaliciones de partidos y firmas”, anotando que la lista de agrupaciones políticas con mayor número de aspirantes cuestionados la encabezan las coaliciones de partidos y movimientos representativos de ciudadanos, con 50 nominados, y en segundo lugar están las candidaturas por firmas, con 20 cuestionados.
Pero un rasgo que se desprende del auge de las coaliciones, es el pragmatismo. Un ejemplo clave es el del uribismo, que entró en coaliciones con candidatos respaldados por los cacicazgos regionales que hasta hace poco criticaba. Pero ellos, al igual que las demás colectividades, están buscando ser contados entre los vencedores y prefieren tratar de ir casi a la fija con los más opcionados.
Pragmatismo
“Es muy difícil de manera individual tratar de llegar al triunfo sin tener en cuenta un equipo y en este caso el equipo son varios partidos”, le dijo hace poco a EL NUEVO SIGLO el exministro Aurelio Iragorri, presidente del Partido Social de Unidad Nacional (La U).
Sobre la legitimidad de quienes resulten elegidos por coalición, Iragorri expresó que “pasamos del individualismo de los partidos al trabajo en equipo, donde los partidos unen sus fuerzas con acuerdos programáticos que permiten no solo llegar al poder sino cumplir con los acuerdos que les permitan a los candidatos en el ejercicio del cargo cumplir con los parámetros de los partidos que hicieron coalición”.
Sobre esto mismo, el presidente del Directorio Nacional Conservador, Ómar Yepes, le dijo a este Diario que “la política de hoy es de concertación en muchas partes. Hay una línea trazada desde el Directorio Nacional Conservador en el sentido de que debemos tener candidatos propios en la generalidad del país, pero las alianzas en las municipalidades y en el departamento, producto del pasado, se manejan en el presente. Y por más que se mantenga una línea nacional, las circunstancias regionales muchas veces llevan a ese tipo de acuerdos”.
En esas coaliciones, arguyó, “no hay ninguna falta de legitimidad política. La legitimidad está en el sistema democrático. Y en la medida en que el sistema sea limpio la legitimidad se presenta”.
“Ahora”, apuntó, “la vocación de poder, que sería de lo que deberíamos hablar, esta se mantiene. Pero las circunstancias regionales llevan muchas veces a esas concertaciones”.
Por su parte, Germán Córdoba, director encargado de Cambio Radical, le dijo a este Medio que las coaliciones se dan “porque en las regiones la comunidad, los votantes, los militantes se casan más con un nombre que con un partido. Cuando las elecciones son uninominales la gente va por la persona a quien conoce o tiene una cercanía, o por su trayectoria. Allí los partidos confluyen en una persona”.
“Me parece que eso es normal, sano, porque nos compromete a todos en ayudarle a ese candidato para que los partidos logremos una buena gestión”, dijo.