LA GUERRA al interior de las disidencias de las Farc, específicamente entre las facciones de ‘Iván Mordisco’ y ‘Calarcá’, ha encendido las alarmas en el país, sobre todo por las graves implicaciones en materia de seguridad y orden público en las regiones donde ambos grupos tienen mayor influencia.
El punto de mayor tensión se originó luego de un anuncio la semana pasada hecho por Néstor Gregorio Vera Fernández, alias ‘Iván Mordisco’, contra el bando de Alexander Díaz, alias ‘Calarcá’, en el que confirmó las pugnas dentro del Estado Mayor Central (EMC), lo que ha generado preocupación, más que todo en departamentos como Meta, Caquetá, Putumayo, Guaviare, Antioquia, Cauca y Nariño.
Ante esta crítica situación, EL NUEVO SIGLO consultó a expertos como el senador de la Alianza Verde, Ariel Ávila; y al coordinador de la Unidad de Conflicto y Negociaciones de Paz de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), Andrés Cajiao, para conocer qué impacto en cuanto a seguridad tendrán las pungas en las disidencias.
Ávila aseguró que se trata de una guerra marginal que no tiene nada que ver con un asunto de poder nacional. A su juicio, no afectará la seguridad nacional, aunque sí incidirá de forma negativa, específicamente en seis departamentos donde, según sus declaraciones, habrá situaciones muy complejas de violación de derechos humanos.
“Estos son Caquetá, Meta, sur del Meta, Guaviare, Putumayo, parte de Antioquia y un sector cercano entre Cauca y Nariño”, dijo el senador, quien considera que la pelea al interno del EMC “va a retrasar la posibilidad de desarrollo de inversión”.
Afirma que, tal y como ya está sucediendo en el Caquetá, habrá un incremento en ilícitos como la extorsión y explotación de las economías ilícitas.
Ávila fue consultado sobre la lógica que aplica el Gobierno de negociar con facciones pequeñas y no con las de mayor amplitud, recordando que la facción de ‘Iván Mordisco’, quien tiene mayor presencia en el territorio colombiano, no hace parte de las discusiones de paz con el Ejecutivo.
“En teoría sacar hasta un combatiente de la guerra es beneficioso. Digamos eso no tiene problema. Pero el problema es que yo creo que ninguna de las dos facciones tiene vocación de negociación. Yo no veo ahí un futuro de la negociación. No hay agenda clara, no hay cronograma. Lo que veo es que están mamando gallo, pero yo no entiendo por qué el Gobierno sigue manteniendo esa mesa”, afirmó el legislador.
Aprovechó para asegurar que las discusiones con el Eln están en crisis. “(Las discusiones) están en cuidados intensivos. Creo que es una política que está arriesgando mucho a salir mal y no veo un proceso de recomposición”, destacó Ávila, quien considera que en los dos años que restan del gobierno del presidente Gustavo Petro las discusiones con la guerrilla no van a terminar, ya que, “lamentablemente los del Eln son unos trogloditas que no entienden el momento histórico en el cual están”.
Al respecto, también dijo que hay una fractura en el Eln y muchos de ellos no creen en la negociación. “Entonces es un problema del Eln. Pero no es que todo sea por una bendita resolución. De facto, el Eln tiene reconocimiento político, entonces ahí no veo mayor complicación”.
Fortalecimiento de capacidades
El coordinador de la Unidad de Conflicto y Negociaciones de Paz de la FIP habló de dos aristas en torno a la guerra interna de las disidencias de las Farc, que pone de un lado al grupo de ‘Iván Mordisco’ y del otro al de ‘Calarcá’.
“Estas dos facciones coinciden en gran parte del territorio del suroriente del país, donde en los últimos años, si bien ha habido un fortalecimiento de las capacidades de control de estos grupos, no ha habido un escenario de disputa que genere índices de violencia importantes, a excepción un poco de lo que ha pasado en Putumayo”, destacó.
Andrés Cajiao que la disputa entre ambos actores generará, como es de esperarse, un incremento de la violencia en zonas del suroriente colombiano, donde coinciden los dos grupos armados.
“Esto va a tener afectaciones humanitarias, va a generar nuevas zonas de disputa territorial que se suman a las que ya hay a nivel nacional. Una confrontación de estas va a afectar indudablemente el proceso de negociación que tiene el Gobierno con parte de esta facción, que es principalmente la parte de Calarcá”, dijo.
También fue consultado sobre la disposición del Gobierno de negociar la paz con facciones más pequeñas pertenecientes a las disidencias de las Farc.
“Los que siguen interesados que es la facción de ‘Calarcá’, que son cerca del 40%. Obviamente, desactivar cualquier aparato armado tiene sentido, sobre todo en el contexto colombiano. Pero esto no quiere decir tampoco que vaya a solucionar el problema o que vayan a disminuir los niveles de violencia, porque lo que hemos visto históricamente es que, si no hay un proceso de intervención del Estado en estos territorios, pues probablemente lo que suceda es que los grupos armados que están alrededor de estas zonas, vayan a ser retomados”, dijo.
Pero agregó: “Si no se generan unos incentivos para los mandos medios, lo más probable es que haya nuevamente el surgimiento de unas disidencias de estas disidencias”.
Cajiao también fue consultado sobre cómo ve la ‘paz total’, a lo que respondió que ha sido un proceso bastante improvisado, donde van solucionando los problemas a medida que van surgiendo.
“No hay una estrategia real detrás de todas estas negociaciones con los grupos armados”, manifestó el coordinador de la Unidad de Conflicto y Negociaciones de Paz de FIP, quien cree difícil el descongelamiento también de las discusiones con el Eln.
Sobre la posibilidad de que las conversaciones con la guerrilla sigan estancadas, manifestó: “Es que los tiempos de los gobiernos no son los tiempos mismos que los del Eln. Ellos tienen sus propios tiempos y de acuerdo a las perspectivas que ellos tienen, van manejando esos tiempos.
Por ahora, no se ve que haya una reactivación pronta de la mesa. Por los señalamientos de uno y otro lado se ve difícil que haya en el corto plazo una reactivación de la mesa. Eso hará muy difícil que se logre tener acuerdos en lo que queda de Gobierno, ya que no ha habido ningún avance sustancial en los temas más álgidos de la agenda de negociación”.