El director de Abaco aseguró que es necesario que la implementación de la norma sea progresiva
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo reciben la recientemente sancionada Ley 1990, por medio de la cual se previene la pérdida y el desperdicio de alimentos?
JUAN CARLOS BUITRAGO: Lo primero es contarles que en Colombia se botan alimentos suficientes para darle de comer a 8 millones de colombianos durante todo un año y se botan 9.7 millones de toneladas de alimentos al año. Los bancos de alimentos de Colombia desde hace 20 años trabajamos para disminuir las pérdidas y desperdicios. Trabajamos con todos los sectores, con los agricultores, con las plazas de mercado, con los industriales, con los hoteles, restaurantes y les decimos en vez de dejar vencer los alimentos, en vez de botarlos, antes de que se dañen dónenlos y nosotros los canalizamos y los entregamos a población vulnerable. Hoy estamos atendiendo a 584 mil personas en condición de vulnerabilidad.
Sin embargo y a pesar del trabajo que hacemos que tenemos bancos de alimentos, tenemos 19 bancos de alimentos en el país, en Colombia se bota todavía la mayor parte de esos 9.7 millones de toneladas. Hace poco, el 2 de agosto, se sancionó la Ley 1990 de 2019, y es la ley que crea la política pública para prevenir las pérdidas y desperdicios de alimentos. Esta ley nos llena de ilusión porque, primero, prohíbe destruir alimentos aptos para el consumo humano. Entonces tiene una prohibición expresa para que las organizaciones que trabajan con alimentos de cualquier sector, pues no los puedes destruir, y si no los pueden comercializar pues ahí los invita a donar los alimentos a organizaciones sin ánimo de lucro que atienden población vulnerables.
Entonces digamos que esta ley nos da herramientas, primero para evitar que se destruyan los alimentos y segundo para que se faciliten las donaciones y los alimentos puedan ser canalizados a las personas que más los necesitan.
ENS: ¿Qué más destaca de esta norma?
JCB: La ley trae y le pone tareas al Gobierno, que tendrá un año para crear el documento de la política pública con el que se van a especificar muchas más cosas, y la ley le pone la tarea al Gobierno de medir las pérdidas y desperdicios de alimentos.
Colombia tiene un estudio que salió en 2016 hecho por Planeación Nacional, y la idea es que siga midiendo cada año cómo está el país en pérdidas y desperdicios para hacerle seguimiento y poder saber si el país está mejorando en ese campo.
Y la ley le pone un límite a las industrias y a las organizaciones que trabajan con alimentos y les dice “usted tiene que hacer todo lo posible para no tener pérdidas y desperdicios”. Si no logra comercializar, pues podrá hasta el 3% de su inventario utilizarlo en otras cosas, en alimentación animal, en energías renovables, en hacer compostaje por ejemplo, y le pone ese límite de que solo el 3% de su inventario lo puede utilizar en otras cosas que no sea alimentación humana.
Entonces los bancos de alimentos estamos llenos de ilusión, estamos esperando que se reglamente la ley y estamos proponiendo al Gobierno que los acompañamos en esa reglamentación porque tenemos 20 años de experiencia en este campo y esperamos que la ley le sirva al país para disminuir pérdidas y desperdicios, pero además para atacar el grave problema del hambre que tiene Colombia.
ENS: ¿Qué proponen ustedes para enriquecer esta ley en su reglamentación?
JCB: Varias cosas: muy importante, una implementación progresiva de la ley. Es imposible decir que mañana no se bota nada en Colombia porque la ley trae muchísimos retos logísticos, operativos, y ya en los procesos específicos de pérdidas y desperdicios hay muchos retos que tiene el país. Pero lo primero es una implementación progresiva.
Lo segundo, la ley en algún artículo habla del fondo para la disminución de los desperdicios de alimentos. Los bancos de alimentos de Colombia son organizaciones sin ánimo de lucro, no tenemos contratos con el Gobierno. Rescatar alimentos es muy costoso porque se necesitan camiones, gasolina, personas que manejen los camiones, bodegas para almacenar, equipos para almacenar, personas para seleccionar. Rescatar una tonelada de alimentos cuesta mucha plata, entonces no es tan fácil como decir dónenla porque si una empresa dice “quiero donar”, pero nadie tiene esa capacidad logística de almacenamiento, pues entonces no se van a recuperar los alimentos como queremos.
Materializar un fondo para que el Gobierno apoye el rescate de los alimentos es muy importante. Por supuesto, que se haga una medición de pérdidas y desperdicios nos permite tener cifras y poner unos retos y metas claras y concretas.
Y la ley habla de quienes pueden recibir los alimentos, organizaciones sin ánimo de lucro que estén preparadas y que tengan capacidad de almacenamiento, manejo, transporte. Ojalá la reglamentación sea bien exigente porque el tema de manipulación de alimentos, el transporte y la entrega a población beneficiaria es un tema bien cuidadoso.