Es un tema que se está tornando en bandera de campaña, especialmente en las regiones de frontera que han sentido el coletazo por la llegada masiva de población de ese país

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El impacto de la migración venezolana cercana a 1.300.000 personas en los últimos tres años por la crisis del vecino país se siente ya en diferentes campos como los servicios de salud, educación, empleo y las finanzas públicas. ¿Será que también habrá un coletazo en las elecciones del 27 de octubre en las que se eligen gobernadores, alcaldes así como integrantes de asambleas, concejos y JAL?

Si bien han sido aclaradas por las autoridades las versiones que surgieron previo a las elecciones presidenciales de 2018 de que los venezolanos que llegaron al país por la ola migratoria votarían, pues para hacerlo cualquier extranjero por cargos a nivel municipal debe contar con cédula de extranjería y haber vivido en el país por más de cinco años, el tema de esta migración parece que no será ajeno a estos comicios.

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Una cosa es lo que se dice a nivel nacional sobre la migración venezolana, que si bien en el Gobierno se han escuchado voces de preocupación como la del presidente Duque la semana pasada cuando alertó que si la dictadura en Venezuela no finaliza, “tendremos quizás más de 2 millones para fines del próximo año”, se mantiene el compromiso del Ejecutivo de brindar ayuda humanitaria a esta población y garantizar acceso al menos a los servicios de salud y educación.

Sin embargo, otra cosa es lo que se expresa en las regiones, especialmente fronterizas, en donde los actuales gobernadores y alcaldes han sentido de lleno el golpe de esta migración, que en algunos casos ha colapsado los servicios de salud y han tenido que destinar parte de sus limitados recursos para brindar ayuda humanitaria.

También estos gobernantes han visto crecer en ciudades como Cúcuta y Bucaramanga el drama social de familias enteras pidiendo ayuda en los semáforos e incluso durmiendo en los parques.

“No comparto que demos desayuno, almuerzo y comida porque ahí sí vendría muchísima gente a vivir acá”, señaló el año pasado el alcalde de Cúcuta, César Rojas.

En tanto que también el año pasado en la “Primera Cumbre de Alcaldes de Ciudades Fronterizas con Venezuela”, los burgomaestres de la zona pidieron decretar emergencia humanitaria y flexibilización del acceso a los recursos del Sistema General de Regalías para atender la crisis en sus territorios producto de la avalancha migratoria.

Sería bandera electoral

El asunto de la migración venezolana es un tema que toma fuerza en la campaña que se adelanta de cara a las elecciones de octubre porque los próximos alcaldes y gobernadores tendrán que manejar esta situación durante los próximos cuatro años.

Se han escuchado voces de preocupación en algunas de las regiones porque como se ha dicho siempre los recursos del presupuesto nacional que llegan son insuficientes, por ello hay aspirantes a alcaldías que prometen dar prioridad en la atención en salud y educación a los colombianos sobre los venezolanos.

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Por su parte el candidato de Cambio Radical a la Alcaldía de Barranquilla, Jaime Pumarejo, dijo que los migrantes venezolanos merecen oportunidades de trabajo para que generen valor, “la migración venezolana terminará siendo una bendición para Colombia y no una maldición”, aseguro.

Asimismo, el aspirante de la Alianza Verde a la Alcaldía de Cali, el exsenador Jorge Iván Ospina, ha señalado que “empezaría con una caracterización de la población venezolana para identificar sus potencialidades e incorporar esa mano de obra a la industria de la ciudad. También trataría de adelantar la conexión de estas personas con los lugares de donde han salido, debe haber la manera de que puedan regresar cuando así lo quieran. Si se viene una ola migratoria muy grande, como Alcalde trataría de construir un campamento de tiempo parcial y no toleraría jamás la mendicidad de niños ni de mujeres embarazadas.

La migración venezolana en Colombia no ha provocado hasta el momento muestras de xenofobia que sí se han visto en Perú y Ecuador, no obstante son muchos ciudadanos los que creen, y así lo han manifestado en encuestas, que la llegada de esa población puede limitar sus posibilidades de empleo así como que habría incrementado en algunos casos la inseguridad.

En ese sentido ante el lento crecimiento de ese pensamiento en el ideario colectivo sería más ‘rentable’ políticamente hablando para los candidatos plantear que la atención de este fenómeno debe recaer en el Gobierno nacional y no afectar los recursos públicos del departamento o el municipio.

A pesar de ello es poco probable que algún candidato se arriesgue a levantar una bandera antimigración venezolana o a exigir medidas de choque como la visa humanitaria que adoptó Perú para frenar el río humano que ingresa a su territorio, pues de todas formas los colombianos por la cercanía con el hermano país han sido el principal testigo de la crisis humanitaria que allí existe y lo que prevalecería en la mayoría de colombianos es que se debe seguir ayudando.

Frontera

A pesar de que con cerca de 300.000 personas Bogotá es la ciudad del país a donde más venezolanos han llegado sus autoridades no han manifestado más allá de algunas preocupaciones su malestar por esta situación. Aunque vale señalar que la capital de la República es la ciudad que más recursos recibe por cuenta de su importante economía, lo que le da un respiro para atender este fenómeno.

Sin embargo, otra es la situación en los departamentos y ciudades fronterizas con Venezuela, en donde han recibido de lleno el impacto de la migración, además que crece la inseguridad por la presencia de grupos delincuenciales en la zona.

Es el caso de los departamentos de Vichada, Arauca, Norte de Santander y su capital  Cúcuta, Cesar, La Guajira y Guainía, en donde ya se está viendo que la migración venezolana es una de las banderas que se están disputando los candidatos a Gobernación y Alcaldía, como se dijo antes no pidiendo restringir el acceso de esta población a Colombia, pero sí proponiendo que la atención de este tema desde el punto de vista financiero corresponda a la Nación.