Algunos concejales de Cali, como Fernando Tamayo, del Partido Conservador, aunque respaldan la celebración virtual de la Feria de Cali como un mecanismo de reactivación económica, consideran que la Secretaría de Cultura y Corfecali deben sustentar de los costos de la propuesta.
“Siete de cada diez empleos en el sector cultural se perdieron a causa del confinamiento y las restricciones que aún siguen por la presencia del Covid-19. Es nuestra obligación moral y social generar una inversión para contratar a los bailadores de salsa, orquestas locales y gente que hace montajes para que generen ingresos, pero sí se debe hacer un arqueo y mirar con lupa la cifra que se está dando. Hay que ver si esta propuesta que se está haciendo realmente vale $11.000 millones”, explicó.
En medio de la polémica, Viviana Vargas, bailarina de una de los grupos de la capital vallecaucana, sentenció que “no se van a invertir $11.000 millones en rumba. Si vieran la cantidad de artistas que vamos a beneficiarnos de ahí, no es tanta plata”.
Por su parte, el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, consideró que “no es cara la Feria cuando los artistas llevan un año pasándola mal, cuando nuestras orquestas, nuestros bailarines, nuestros teatreros y nuestros gestores culturales han estado encerrados. Por el contrario, es una inversión en la esencia del individuo, es forjar una cultura sólida y es proyectar nuestra ciudad para el mundo”.
Por lo pronto el primer vicepresidente del Concejo, Roberto Rodríguez, del Centro Democrático, citó a todos los involucrados a un debate que se hará la próxima semana.