Colombia tuvo una semana de mucha vitrina internacional | El Nuevo Siglo
EL PRESIDENTE Duque tuvo una semana muy agitada en el plano externo: encabezó la cumbre de la Alianza del Pacífico (Buenaventura), Prosur (Cartagena) y el Caricom (Barranquilla).
Fotos Presidencia
Sábado, 29 de Enero de 2022
Redacción Política

La agenda internacional de Colombia tuvo la semana que hoy termina un punto alto. Buenaventura, Cartagena y Barranquilla albergaron tres cumbres continentales, en un hecho sin precedentes en la última década.

La XVI Cumbre Presidencial de la Alianza del Pacífico, la III Cumbre de presidentes del bloque de Progreso e Integración de América del Sur (Prosur) y la II Cumbre ministerial Colombia-Comunidad de países del Caribe (Caricom) tuvieron lugar esta semana en el principal puerto marítimo del país, la Heroica y la capital del Atlántico, respectivamente.

Presidentes, jefe de gobierno, ministros y otros altos funcionarios del subcontinente se hicieron presentes, ya sea de forma física o vía virtual. El mandatario colombiano Iván Duque encabezó los tres eventos, destacando en las aperturas de los mismos el honor que significaba para el país ser el anfitrión de tan importantes citas.

Más allá de los avances y acuerdos puntuales en cada una de estas cumbres, es evidente que las mismas le sirvieron al Gobierno para dimensionar el peso geopolítico del país en América Latina y el Caribe. Una circunstancia que se considera oportuna tras más de dos años en los que la agenda internacional ha estado en una especie de segundo plano, ya que la prioridad, como en todo el planeta, ha sido el plan de contingencia para enfrentar la pandemia.



De hecho, desde marzo de 2020, cuando comenzó la emergencia sanitaria en el país, el Jefe de Estado prácticamente dejó de lado los viajes internacionales y su comparecencia en algunos eventos continentales y mundiales se hizo a través de teleconferencias.

Solo en el segundo semestre del año pasado, tras superar el tercer pico de la pandemia, Duque volvió a viajar al exterior de forma continua. No solo estuvo dos veces en Estados Unidos, sino que viajó Europa, Corea del Sur y Emiratos Árabes, entre algunos destinos, combinando una agenda de objetivos políticos y comerciales de alto calado.

Los otros periplos del mandatario colombiano fueron cortos, limitados sobre todo a la asistencia a los actos de posesión de varios presidentes de Latinoamérica y las cumbres binacionales con Perú y Ecuador. En el entretanto, fue la vicepresidenta y canciller, Marta Lucía Ramírez, la que llevó gran parte de la agenda externa, con múltiples eventos en distintos países e intervenciones ante entidades multilaterales como la OEA, la ONU, Unión Europea e instancias financieras globales, entre otras.

De allí la importancia de las tres cumbres de esta semana, porque le permitieron al gobierno colombiano no solo hacer una exposición rápida de sus logros a nivel interno, sino también relievar la gestión que tuvo en el último año al ejercer la secretaría pro tempore de la Alianza del Pacífico y Prosur, así como enfatizar los principales ejes de su política externa.

Flanco débil

Al decir de varios analistas, Colombia necesitaba de esta vitrina, sobre todo porque en buena parte del gobierno Duque la agenda externa ha estado enfocada de manera prioritaria en el combate político y diplomático a la dictadura venezolana.

Sin embargo, en este campo son pocos los avances, no solo porque el régimen de Nicolás Maduro se encuentra hoy más aferrado al poder, sino porque, además, la llegada de gobiernos de izquierda a Perú, Bolivia y Argentina -y antes a México y ahora a Chile-, ha debilitado el bloque de presión que se tenía un año atrás, sobre todo cuando Colombia era el motor del llamado Grupo de Lima contra el chavismo.

Tampoco se puede desconocer que el mandatario demócrata Joe Biden, si bien no ha flexibilizado la presión de Estados Unidos a Caracas, se muestra más abierto a buscar una salida consensuada entre gobierno y oposición venezolanas, sobre todo después de que se iniciara el diálogo entre las partes en México, hoy suspendido.

Paradójicamente, si bien el flanco de combate a la dictadura chavista ha venido perdiendo fuelle a nivel subcontinental, lo que afectó la estrategia colombiana, uno de los principales espaldarazos que recibió el gobierno Duque el año pasado a nivel externo fue la implementación del estatuto de regulación de los migrantes de ese país, aplaudido a nivel global.

Tampoco se puede negar que el poco margen de acción que ha tenido el gobierno Duque para forzar a la dictadura chavista así como a Cuba para que corten los nexos con la guerrilla del Eln y los grupos residuales de las Farc, se ha convertido en uno de los flancos débiles y más criticados de la política internacional de esta administración.

Esta semana muchos de los invitados internacionales fueron testigos de esta grave circunstancia, sobre todo tras la escalada terrorista de ataques a bases militares y policiales del jueves en la madrugada, perpetrada por esos dos grupos ilegales, circunstancia que obviamente tuvo que impactar y preocupar a los altos dignatarios visitantes.

Una oleada terrorista que, además, se dio apenas unos días después de que el Departamento de Estado norteamericano advirtiera a sus nacionales sobre las precauciones que deberían tener cuando viajen a Colombia debido al recrudecimiento de la violencia. Aunque ese campanazo fue replicado por el Ministerio de Defensa, que trató de bajarle el tono a la advertencia, dicha reacción tuvo muy poco eco ya que sobrevino casi de inmediato la escalada de ataques ya referida en nueve puntos del país de manera simultánea.

Tanto en la Alianza del Pacífico como en Prosur y la Cumbre con el Caricom, Duque insistió en otros temas que han sido clave dentro de la agenda internacional del país: lucha contra el cambio climático, transición energética, cooperación en el combate a fenómenos delictivos transnacionales como el narcotráfico y el terrorismo, la integración comercial, así como una acción conjunta para garantizar el acceso a las vacunas contra el covid-19.

Habrá que ver qué tanto se pueda avanzar sobre esas políticas en los escasos seis meses que le restan a este Gobierno en el poder. Si bien es cierto que se ha logrado posicionamiento del país en varios aspectos geopolíticos, también lo es que en asuntos muy sensibles para la coyuntura nacional, como acabar la complicidad de la dictadura venezolana con actores ilegales, poco se ha alcanzado. Una falencia que ya se está convirtiendo en una de las máculas más graves de la saliente administración en lo que hace a los resultados de su política internacional.