¿Podría Mockus volver a los verdes? | El Nuevo Siglo
Lunes, 7 de Noviembre de 2011

La posibilidad de que el ex candidato presidencial Antanas Mockus regrese al Partido Verde fue puesta sobre el tapete la semana pasada.

De entrada se generó una dura controversia al interior de esa colectividad, en donde la sensibilidad política está a flor de piel, sobre todo en la cúpula bogotana, después de que Enrique Peñalosa perdiera en la puja por volver a la Alcaldía Mayor, en un resultado electoral en el que fue definitivo el cisma que sufrieron los verdes por cuenta de la alianza que se realizó con el uribismo para tratar de alcanzar el Palacio Liévano.

Sin embargo, esa primera reacción negativa no es un indicativo realista de la posibilidad o no de que Mockus pueda en el corto o mediano plazos regresar a la colectividad que se inspiró bajo su imagen y simbología política, y que de no tenerlo nunca habría podido llegar a los más de tres millones de votos que alcanzó en la contienda presidencial del año pasado, cuando, quiérase o no, se proyectó como la segunda fuerza electoral del país, por encima de los partidos históricos y de otras facciones como Cambio Radical o el Polo Democrático, que no pasaron de la primera vuelta.

Es apenas obvio que fue un error el haber planteado sólo unos días después del resultado en las urnas la idea de un posible regreso del ex candidato presidencial a las toldas verdes. Debió esperarse a que los ánimos estuvieran más calmados y las heridas que dejó la debacle electoral en Bogotá más cerradas. De no precipitarse, la reacción no habría sido tan emocional y visceral. Lo mejor era esperar a comienzos del próximo año, o incluso a que el nuevo ‘mapa político’ del partido (es decir la opinión de quienes resultaron electos a gobernaciones y alcaldías) empezara a tener más peso en las decisiones de la colectividad.

Aunque en las toldas peñalosistas y del ex alcalde y principal vocero de los verdes, Luis Eduardo Garzón, se diga que la propuesta del reingreso de Mockus es impulsada apenas por la parlamentaria Ángela Robledo y un pequeño grupo de dirigentes, lo cierto es que tras la derrota en Bogotá más de un sector del partido está pidiendo que rueden cabezas, en especial las de aquellos que defendieron a capa y espada la alianza con el ex presidente Uribe y La U.

Es claro que Peñalosa y Garzón fueron los grandes perdedores de la jornada electoral. Ahora, aunque no ganó y tuvo incluso que dar un paso al costado en medio de la campaña cuando se percató que su aspiración bajo la marca de la ASI no tenía visos de triunfar en las urnas, Mockus se puede considerar, no un ganador como tal, pero sí puede levantar la mano y gritar que tenían la razón sus advertencias en torno a que el electorado capitalino no perdonaría que los verdes desdibujaran las ideas e imagen que proyectaron en la contienda presidencial, cuando fue claro que se presentaban como alternativa y oposición al uribismo y a la tantas veces mencionada “cultura política del todo vale”.

Peros

Sin embargo, el que el dictamen de las urnas haya dado la razón a Mockus y castigó el exceso de pragmatismo político de Peñalosa y Garzón, no implica automáticamente que el primero pueda regresar ‘triunfante’ al partido y que los segundos tengan que aceptarlo resignadamente.

En primer lugar, estatutariamente el ex candidato presidencial de ascendencia lituana ya no hace parte de los verdes y la actual dirigencia tiene toda la discrecionalidad para determinar a quién admite o no en sus filas, trátese de quien se trate. Para nadie es un secreto que el mockismo no tiene peso decisorio en la cúpula del Partido y prueba de ello es la forma en que terminó derrotado ampliamente cuando meses atrás se sometió a votación el tema de la alianza con el uribismo.

Como segundo aspecto, debe tenerse en cuenta que aún perdiendo Bogotá, el potencial electoral demostrado por los verdes fue importante, pues no sólo ganaron dos gobernaciones sino más de medio centenar de alcaldías, 24 escaños en asambleas departamentales y 520 en concejos municipales.

Hay allí un capital político que la actual cúpula verde no va a entregar de manera gratuita a nadie, más aún teniendo en cuenta que si Mockus regresa no lo hará como un soldado más, sino que sería el encargado de volver a redirigir la colectividad a la hoja de ruta que el año pasado permitió convertir esa facción en un verdadero fenómeno político.

En tercer lugar, es claro que varios de los sectores anti-mockusistas van a tratar de oponerse al reingreso del ex candidato presidencial aludiendo que éste tampoco es garantía de triunfo electoral a futuro, como quedó demostrado en su fallida aspiración a la Alcaldía, el tercer lugar de su aliada Gina Parody en los comicios y que no sacó una sola curul al Concejo de Bogotá.

Además se dirá que no acepta la democracia interna y que así como se fue del partido por no estar de acuerdo con la alianza con el uribismo, mañana hará lo propio por cualquier otro desacuerdo con las decisiones de las mayorías internas. En otras palabras, dirán que los verdes no se pueden someter siempre a los pareceres de Mockus.

¿Entonces?

La posibilidad de que en el mediano plazo el ex dos veces alcalde capitalino pueda regresar a los verdes no es, como se ve, nada fácil. Sin embargo, tiene a su favor tres aspectos básicos.

En primer lugar, la debilidad en que quedaron los liderazgos de Peñalosa y Garzón. Segundo, que quiérase o no la voz más fuerte en el partido ahora es la de Sergio Fajardo, cuya votación a la gobernación de Antioquia así lo confirma. Y para nadie es un secreto que éste tiene más empatía política con Mockus que con los otros dos ex alcaldes capitalinos. Y tercero, que faltan más de dos años y medio para la próxima justa electoral y hay tiempo suficiente para sanen las heridas y se piense con mayor cabeza fría.

Sin embargo, quedan preguntas en el ambiente, pero estas son para el propio Mockus: ¿qué hará con su alianza con Parody? ¿La dejará en el limbo si regresa a los verdes o se la llevará con él, pese al perfil independiente que ella quiere defender?