El presidente armenio saliente, Serge Sarkisian, de 59 años, fue reelegido este lunes con un 58,64% de votos, según resultados oficiales completos difundidos por la comisión electoral central.
Su principal rival, el ex ministro de Relaciones Exteriores Raffi Hovannisian, un 36,75%, quedó segundo, declaró la Comisión una vez escrutados los resultados en la totalidad de los colegios electorales.
Hovannisian se negó a reconocer los resultados preliminares y se presentó como el verdadero ganador de los comicios.
La tasa de participación fue del 60%, anunció la comisión electoral central.
Eduard Sharmazanov, portavoz del Partido Republicano de Sarkisian, consideró la votación "la mejor en la historia de la Armenia independiente" y rechazó las acusaciones de fraude.
Al término de las votaciones, Hovannisian exigió a Sarkisian que reconociera su derrota. "Debe ser el primer presidente de Armenia que reconoce la victoria del pueblo", dijo.
El portavoz de Hovannisian, Hovser Hurchudian, denunció poco antes unos comicios "vergonzosos marcados por una cantidad enorme de fraudes", y llamó a manifestarse la tarde del.
"Hacia las 18H00 hemos recibido centenares de mensajes dando parte de violaciones masivas del código electoral, como votos múltiples, intimidación y compra de votos", según un comunicado difundido por el equipo de campaña de Hovannisian.
Bagratian denunció también "infracciones masivas", y no descartaba "acciones de protesta".
La policía armenia rechazó las acusaciones, calificándolas de "invenciones evidentes".
La elección fue supervisada por más de 600 observadores internacionales. Los de la Organización para la Cooperación y la Seguridad en Europa (OSCE) darán a conocer este martes su balance.
Tres de las principales fuerzas de la oposición, que disponen de 48 de los 131 escaños del Parlamento, se negaron a participar en los comicios.
Las autoridades confían en que prevalezca la calma, para mejorar las perspectivas de integración europea de este pequeño país enclavado en el Cáucaso sur, poblado por tres millones de habitantes y carente de hidrocarburos, al contrario que sus vecinos.
En 2008, la victoria de Sarkisian en la presidencial, contestada por la oposición, suscitó manifestaciones que degeneraron en enfrentamientos con la policía y dejaron diez muertos.
La campaña electoral fue tensa. El candidato Paruir Hairikian, un ex disidente soviético de 63 años, fue atacado a tiros en pleno centro de Ereván y pidió que se postergara la presidencial, una demanda que retiró en el último momento.
Otro candidato, Andrias Gukasian, director de la emisora privada Radio hay, observa desde hace casi un mes una huelga de hambre para reclamar que el presidente saliente retirase su candidatura con el fin de permitir unos comicios "democráticos".
Los debates electorales estuvieron centrados en los problemas económicos del país, donde según el Banco Mundial, el 36% de la población vive por debajo del umbral de pobreza. En las dos últimas décadas, alrededor de un millón de armenios han abandonado el país huyendo del desempleo.
Además, el país sufre las consecuencias del cierre de las fronteras con Azerbaiyán y Turquía.
Bakú y Ereván se disputan el control de Nagorno-Karabaj, una región azerí controlada de facto por armenios después de una guerra que dejó 30.000 muertos entre 1988 y 1994.
Además, Turquía y Armenia mantienen un importante litigio sobre la cuestión del reconocimiento del genocidio armenio en tiempos del Imperio Otomano (1915-1917).