Ocho claves del ataque terrorista en Orlando | El Nuevo Siglo
Martes, 14 de Junio de 2016

El tiroteo indiscriminado que segó la vida de 49 personas revive el debate sobre el terrorismo islámico. EL NUEVO SIGLO analiza cuáles son los móviles detrás del ataque, qué implicaciones tiene para la seguridad norteamericana y cuáles son los efectos sobre la campaña presidencial en Estados Unidos

 

1)      Los atentados de los últimos dos años demuestran que el islamismo radical busca golpear  los valores occidentales atacando indiscriminadamente a los civiles. Más que combatir un modelo de estado o una aproximación ideológica, el móvil de sus acciones es  arremeter contra los cimientos bajo los cuales se ha construido la civilización occidental luego de la Segunda Guerra Mundial.

 

Si bien aún no se conoce qué organización estuvo detrás de la fatídica madrugada, sí se puede decir que existe un objetivo claro y directo contra los valores occidentales. Aquellos valores se representan, por ejemplo, a través de la democracia y de ella se desprende un discurso a favor de las libertades individuales, los Derechos Humanos y  el debate público.

 

Todo aquello que representa un ejercicio libre como sociedad se convierte en objetivo del yihadismo. Tener la posibilidad de pintar una caricatura, ir a un concierto de metal, elegir la inclinación sexual o, simplemente, salir a comer, son potenciales puntos de ataque.

 

Hoy existe una tendencia, que se ha confirmado en los múltiples ataques de los últimos años, que demuestra la diferencia entre cómo actuaban los grupos radicales anteriormente y cómo actúan en la actualidad. En el pasado, como se mencionó,  atacaban el poder económico y político. Ahora principalmente  arremeten contra los civiles.

 

2)      Esa diferencia es pertinente para comprender objetivos y entender quiénes hacen parte de la actual ola terrorista. Ayer el director del FBI, Tim Cook, dijo que Omar Mateen, autor del tiroteo masivo en Orlando, había tenido inclinaciones a favor de Hezbolá y Al Qaida, según una investigación del organismo de seguridad. Pero al momento del ataque Mateen hizo alusión al Estado Islámico (EI) y en reiteradas ocasiones llamó al 911 insinuando que actuaba en su nombre.

 

Esto quiere decir que, hasta el momento, pareciera que no existe sincronía entre la información obtenida por investigaciones anteriores, la actualidad de los grupos terroristas y los hechos ocurridos en la madrugada del 12 de junio. Ya que, según Cook, se podría inferir una conexión entre la inclinación de Mateen por el islamismo radical y el tiroteo masivo, pero se deja lado que cada organización mencionada es distinta tanto es sus modus operandi como en sus objetivos.

 

Hezbolá, por ejemplo, ha cometido acciones terroristas, como la explosión de una bomba en el centro de París en 1986, dejando 13 personas fallecidas, pero su objetivo más que los ciudadanos franceses era el estado francés, a diferencia del EI que busca atacar a civiles por encima de las fuerzas de seguridad o cualquier órgano que represente el estado de un país.

 

3)      El desconocimiento del enemigo abre un viejo debate sobre cómo deben actuar los organismos de seguridad frente a una situación de este calibre. Algunas voces han dicho que la actuación de la policía en Orlando fue tardía si se tiene en cuenta que entró a la discoteca Pulse casi tres horas después de la incursión de Mateen en el lugar.

 

Pero hay quienes dicen que, inicialmente, se pensó que Mateen tenía un objeto explosivo, lo que impidió la acción inmediata la policía, al percatarse de que podía ocurrir un daño aún mayor. Lo cierto es que se evidencia que aún no existe una hoja de ruta ante este tipo de situaciones que involucran, de acuerdo algunos de los últimos acontecimientos, un secuestro previo y posteriormente un tiroteo indiscriminado.

 

Aquél modus operandi se ha visto en diferentes actos como el del supermercado kosher en Vincennes, París, enero de 2015, cuando Amedy Coulibaly se atrincheró con varios de sus  rehenes y mató a cuatro de ellos. Sin información confirmada sobre lo que ocurrió en Orlando, se puede aseverar, conforme a los hechos conocidos, que el atacante Mateen  también duró más de una hora con los retenidos y luego les disparó sin piedad, mientras las fuerzas de seguridad estaban afuera.

 

4)      Hay que tener en cuenta que este ataque se presentó en Estados Unidos, el país con mayor presupuesto destinado a sus fuerzas de seguridad en el mundo y, según sus mismos funcionarios, el que cuenta con el mejor sistema de monitoreo de posibles terroristas.

 

Pero lo que ocurrió en Orlando y en San Bernardino en diciembre de 2015 pone en evidencia que algo está fallando en la estrategia anti terrorista norteamericana. Obama, hasta el momento, no se ha referido explícitamente a la falla, pero en Estados Unidos empiezan a sonar voces que piden mayor efectividad se sus organismos de seguridad.

 

¿Qué cambiaría en los organismos de seguridad? Aún no se sabe. Aunque podría  acarrear nuevas medidas sobre control de datos personales y restricciones a la entrada de personas provenientes de países de Medio Oriente. Frente a lo primero se puede inferir que lograr un mayor control de los datos de las personas sería un difícil reto para los organismos de seguridad, teniendo en cuenta la disputa judicial que existe entre Apple o Whatsapp y el FBI.

 

5)      Lo cierto es que las cosas se han tornado nebulosas en el plano norteamericano. Existe, por un lado, un mensaje  positivo a raíz de las victorias de fuerzas estadounidenses con apoyo de grupos locales en Faluya, Irak, o Sirte, Libia, que constituyen duros golpes a las bases del EI en el Magreb y Medio Oriente.

 

Pero, por el otro lado, suceden hechos como los de Orlando o San Bernardino que dan muestra que la guerra no sólo es en el campo militar, sino que a su vez está presente, de una u otra forma,  en calles, casas o bares de cualquier ciudad de Estados Unidos.  En consecuencia, el mensaje
parece contradictorio y difícil de procesar para el ciudadano.

 

6)      El mensaje, igualmente, es contradictorio de parte de los grupos terroristas. Cuando ocurre un acto terrorista, por lo general, el EI suele reivindicarlo mediante la agencia Amaq, unas horas o días después. Sin embargo, no todos los ataques terroristas han sido perpetrados por miembros vinculados a esa organización o inspirados en ella.

 

De ahí que muchas veces no se tenga en cuenta que el Islam radical tiene distintas organizaciones diferentes al EI. Una de ellas, por supuesto, es al Qaida, que cuenta con cuatro ramas, pero existen otras igualmente conocidas como los talibanes o Boko Haram.

 

Si bien su estrategia  terrorista es diferente, por ejemplo los talibanes hoy en día están más enfocados en la guerra local en Afganistán y Pakistán al igual que Boko Haram en Nigeria, todos de alguna u otra manera buscan  atacar a Occidente.

 

El EI, sin duda, es el más activo, aunque al Qaida fue el autor del tiroteo en el supermercado kosher y tiene más influencia en países no occidentales. Ello no quiere decir que actúen en conjunto. Al revés, son rivales en lugares como Siria, donde al Qaida tiene el frente Al Nusra que pelea con el EI, pese a compartir ideas casi idénticas.

 

El hecho es que en Occidente se tiende a atribuir  todo acto terrorista al EI, perdiendo de vista que existen otras agrupaciones que igualmente cometen los mismos actos. Y el EI le hace creer a Occidente que es el que comete todos los atentados, generando un estado de inmensa confusión.

 

7)      Todo está discusión tiene efectos en la campaña presidencial de Estados Unidos. Donald J. Trump ha pedido, y lo reiteró ayer en un discurso en New Hampshire, un mayor control sobre los migrantes provenientes de regiones afectadas por el terrorismo islámico, en especial, los procedentes  de Siria. Su postura contra los musulmanes es ampliamente conocida, tras el día en que propuso cerrarle las puertas de su país aquellos que profesan dicha religión.

 

Ayer, igualmente, se distanció del lenguaje del presidente Obama, quien sostuvo que lo ocurrido en Orlando había sido un acto de “odio” y “terror” y lo llamó, por el contrario, un acto de terrorismo islámico, pidiendo unir fuerzas en su contra.

 

Hillary Clinton, por su parte, defendió el discurso liberal a favor del multiculturalismo y la integración. Dijo que los musulmanes hacen parte de la sociedad norteamericana y, por ende, deben ser tratados como ciudadanos norteamericanos, además, instó a mejorar la comunicación con los líderes de las comunidades e integrar a los jóvenes a la sociedad.

 

8)      Pero, quizá, el punto más controvertido de la problemática es, ¿qué hacer con las armas? La administración Obama ha tratado de modificar la venta pública de armas, sin embargo, el Congreso le ha impedido cualquier iniciativa que busque su control.

 

El fondo del asunto radica en quién se atreve a modificar los derechos que concede la segunda enmienda, texto constitucional que sirve de base para la propiedad privada en Estados Unidos y permite que se vendan armas bajo el argumento que cada quien es libre de hacer lo que quiera en su esfera privada.

 

El problema, sin embargo, es que los tiroteos masivos son públicos y no hacen parte de la esfera privada del individuo, lo que abre un nuevo debate de orden constitucional que tendrá que resolver las cortes, aunque el congreso es el que tiene la última palabra.

 

Frente a este debate Donald J. Trump ha dicho que está a favor de la compra de armas por parte de los ciudadanos, manifestando que son una herramienta de protección. Así se lo dijo a CNN en una entrevista en la que expuso que estaba a favor que los profesores tuvieran armas en los colegios.

 

Contrariamente, Clinton ha manifestado que intentará modificar la legislación sobre armas, siguiendo la misma línea de Obama. Aunque con un Congreso de mayoría republicana y una sociedad que, en gran parte, está a favor de que los ciudadanos compren armas, parece una tarea supremamente compleja, casi imposible.