Clima cálido, bellos paisajes y deliciosa gastronomía para hacer planes desde románticos hasta familiares y de aventura

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Trece municipios del norte del departamento del Cauca, que soportaron más de medio siglo de conflicto armado y sufrieron más de mil asaltos guerrilleros, se constituyen hoy en destino turístico de paz con una oferta inimaginable de oportunidades para visitantes nacionales y extranjeros.

Se trata de un proyecto financiado con recursos del Sistema General de Regalías, que vincula a las comunidades y promueve el turismo religioso, natural, gastronómico, cultural y de aventura, con infraestructura, sostenibilidad medio ambiental y precios que sorprenden a propios y extraños.

“Se trata de un trabajo que aporta a la reconciliación, la educación y la diversidad, que le dará una importante dinámica a la región que esperó una oportunidad como esta durante muchos años”, dijo Mónika Anacona Quilindo, directora de la Corporación Mixta de Turismo del Cauca.

Luego de la firma de los acuerdos de paz y del desarrollo de proyectos de sustitución de cultivos ilícitos y de estímulo a empresas productivas comunitarias, la situación del norte del departamento ha mejorado notoriamente y el reto ahora es mostrar paisajes, escenarios, ciclo rutas, manualidades, entornos y artesanías que han cautivado a los visitantes que decidieron acudir a estos destinos maravillosos.

Buenos Aires, Caldono, Caloto, Corinto, Guachené, Jambaló, Miranda, Padilla, Puerto Tejada, Santander de Quilichao, Suárez, Toribío y Villa Rica, se caracterizan por un clima cálido, bellos paisajes, cocina tradicional y la amabilidad de sus gentes. Tiene todos los ingredientes para una ‘escapada romántica’, un viaje familiar, días de aventura o de absoluto descanso.

Uno de los planes más recomendados es visitar la represa de la Salvajina (municipio de Suárez), una obra hidroeléctrica en el Río Cauca con una extensión de 31 kilómetros; así mismo, la Capilla Doctrinera Santa Bárbara de Dominguillo, ubicada en la vereda de Dominguillo de Santander de Quilichao y declarada por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad; la Hacienda Japio en Caloto, construida en siglo XVI; y el Puente Colonial de Caldono que data de la época de la colonia española y servía como medio de comunicación entre las ciudades de Cali y Popayán, una joya arquitectónica contemporánea al Puente del Humilladero de la Ciudad Blanca de Colombia.

En el municipio de Silvia hay que hacer parada obligada para departir con los indígenas, adquirir artesanías y pescar y comer trucha en sus diferentes preparaciones y apaciguarse con el clima y recorrido a caballo.

Haciendas, museos, casas y puentes coloniales, lagunas, senderos ecológicos, ladrilleras, iglesias, parques, trapiches tradicionales, ríos, cascadas de agua natural, reservas naturales, murales, hoteles, restaurantes, artesanías, comercio y las distintas manifestaciones culturales hacen parte de los atractivos del norte del Cauca.

La presencia de grupos étnicos genera una gran riqueza en términos de Patrimonio Inmaterial, reflejado en las particularidades culturales que cada comunidad tiene y que se evidencian, entre otras, en los recursos festivos de cada municipio.

Si los turistas tienen espíritu deportivo, puede recorrer esta zona en bicicleta con trochas y vías señalizadas.

 “Tenemos todo a nuestro favor. El norte del Cauca propone una experiencia única, combina los mejores sitios por conocer, una rica gastronomía, excelentes paisajes y cultura por doquier”, subrayó la directora de la Corporación Mixta de Turismo del Cauca.  

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