Este jueves se inaugurará, en la ciudad de Londres, una exhibición en donde las firmas bogotanas de arquitectura Mo.Bo y Colab-19 plantean una pregunta: ¿cómo respondería uno de los arquitectos más grandes de la historia colombiana a las problemáticas ambientales del mundo contemporáneo?
Considerando que la obra arquitectónica de Rogelio Salmona se caracterizó por el uso del ladrillo, un elemento que hoy por hoy es cuestionado por su impacto medioambiental, la pregunta entra a colación: ¿cómo podría dársele continuidad a la obra de Salmona hoy, con materiales sostenibles, que no impliquen una práctica extractiva?
Para responderse a estas preguntas, y adelantar algo así como un ejercicio de reinterpretación de la arquitectura de Salmona hoy, en donde se mantengan sus trazos característicos de geometrías puras, escala, modularidad y ritmo, pero respetando el medio ambiente, la Embajada de Colombia en Reino Unido, de la mano con la Fundación Rogelio Salmona y la Sociedad Colombiana de Arquitectos, convocó a dos firmas bogotanas radicadas en Londres para adelantar este ejercicio.
Se trató de los jóvenes Giorgio Badalacchi y Felipe Rodríguez de Mo.Bo. Architects y de Germán Bahamón y Alejandro Saldarriaga de Colab-19, quienes hablaron con EL NUEVO SIGLO sobre esta reinterpretación del sello arquitectónico que terminó de moldear la cara de Bogotá.
“Nuestra exposición, que es un tributo a Rogelio Salmona, fue un honor pero también un reto porque él ha sido uno de los arquitectos más grandes del país. Nosotros partimos de cuestionar cómo se genera la práctica de la arquitectura en estos tiempos y en qué ‘estaría fallando’ si su obra se estructurara hoy. Desde ese punto de vista crítico evaluamos su trabajo, y en los principios arquitectónicos es intachable, pero puesto en tiempos contemporáneos nos topamos con la práctica de extracción de arcilla para la producción de ladrillos en masa”, le dijo a EL NUEVO SIGLO uno de los arquitectos de Colab-19, Germán Bahamón.
En este marco de crítica, el de un material ambientalmente viable, y recordando que 90% de las obras de Rogelio Salmona se hicieron con este material (aunque al final de su carrera usó mas el concreto ocre), en donde el arquitecto no solo trabajó de la mano con la industria ladrillera, sino que diseñó sus propios ladrillos, la propuesta de estos arquitectos, hoy, tendría sin problema todas las licencias ambientales que se necesitan.
“En la agenda mundial está la preservación del planeta y del medio ambiente y la arquitectura y el diseño hoy están regidos por ese principio. Hicimos una investigación y llegamos a un material muy interesante denominado ‘hempcrete’, un material bio-compuesto que contiene una mezcla de las hojas de la mata de cannabis mezclado con cal. Es tan resistente como el concreto y su impacto ambiental es prácticamente nulo en comparación con el ladrillo. Estamos hablando de un material capaz de secuestrar carbón. Y ahí vimos una luz para utilizar este material en una modelación similar a la del ladrillo, que es como se comercializa”, indicó por su parte el arquitecto Alejandro Saldarriaga.
De hecho, las propiedades estructurales del “hempcrete” son muy similares a las de un ladrillo con un sistema de aislamiento térmico y acústico, y disminuye el impacto ambiental que genera el uso convencional del ladrillo.
Así mismo, la habilidad de captación de partículas de dióxido de carbono que tienen las plantas de cannabis es tan alta que transforma este material en uno capaz de secuestrar carbono, convirtiéndose en una excelente alternativa de construcción sostenible.
“Ese fue el punto: pensar como Rogelio Salmona, para generar una composición como la suya pero no utilizando el ladrillo que él tanto amaba, sino un material igual y con un impacto ambiental nulo capaz de secuestrar carbón”, precisó Saldarriaga, quien dijo que esa reinterpretación será lo que se presentará durante los próximos cuatro días al público.
A este respecto vale referir que la exhibición está compuesta por 72 bloques de “hempcrete” (donados por Hempcrete UK) que simulan la modularidad del ladrillo a gran escala, haciendo de esta muestra un tributo a la arquitectura de Salmona, reinterpretada a partir del uso de un material sostenible.
Esta exposición estará abierta al público en la galería 69 Roman Road al Este de la Ciudad de Londres a partir de hoy y hasta el próximo 20 de febrero.
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La huella de Salmona en Bogotá
Ahora bien, ¿por qué la obra de Rogelio Salmona es tan importante para Bogotá? Pues bien, de acuerdo con el arquitecto Bahamón, las ciudades tienen iconos como la torre Eiffel en París y el Empire State en Nueva York. Un edificio icónico Bogotá no lo tiene, por lo menos no en esas dimensiones, pero al contextualizar la ciudad se muestran el ladrillo y las torres del parque.
“La torre Colpatria, el Edificio Bacatá e incluso más recientemente el edificio Atrio lo han intentado, figurar en esa escala, pero las Torres del Parque son el edificio icónico, insignia, al menos en el mundo de la arquitectura, que tiene Bogotá. Rogelio Salmona, al haber sido uno de los arquitectos con mayor reconocimiento a nivel internacional y al haber sido él mismo, en tantos aspectos tan capitalino, generó una identidad brutal para la ciudad”, dijo Saldarriaga, quien añadió que, sin lugar a dudas, las edificaciones más emblemáticas de la capital colombiana son de él.
Adicionalmente, Salmona tuvo el impacto que tuvo porque él fue uno de los dos arquitectos colombianos de la época que trabajó en la oficina del arquitecto suizo “Le Corbusier” en la época del Modernismo.
En su taller, Salmona incorporó todos los estilos de diseño modernistas y fue un conocimiento que aplicó de forma magistral en Bogotá. Curiosamente él fue muy abierto al discutir que no le gustaba mucho la arquitectura de Le Corbusier y los principios del Modernismo puro, y por eso, explicaron los arquitectos ya citados, su arquitectura tiende a ser más formalista y menos racional. “Su obra fue algo así como una respuesta opuesta al Modernismo tan estricto que se tenía”.
Ladrillo, identidad capitalina
Así, él se mantuvo en una búsqueda formal sobre cómo aplicar nuevas formas y ahí fue cuando llegó a un material por su pequeña dimensión y gran accesibilidad en Bogotá, que es una ciudad que tiene una geología rica en arcilla: el ladrillo.
“Este es un material tan pequeño que se vuelve casi un pixel con el que se pudieron lograr todas las formas tan extravagantes que pudo lograr en su carrera como arquitecto, como las Torres del Parque y la Biblioteca Virgilio Barco, en donde la curva prima mucho en estas composiciones y en una época en donde generar dichas formas en concreto no era fácil. Él dedicó prácticamente toda su vida al conocimiento de este material como una respuesta a lo que no le gustaba del Modernismo, se enamoró del material y desarrolló toda su obra a partir del mismo”, añadió el arquitecto Saldarriaga.
Al final de su vida, Salmona se convirtió rápidamente en un líder distinguido entre la profesión de la arquitectura en América Latina. Su visión única le permitió convertirse en un diseñador de renombre mundial, en un maestro al momento de expresar los principios básicos de la arquitectura como las geometrías puras, la escala, la modularidad y la conexión con los elementos naturales.
Y, sin lugar a dudas, le dio al ladrillo identidad capitalina por excelencia, su uso magistral con los emblemáticos edificios del Museo de Arte Moderno de Bogotá (Mambo), el edificio de Postgrados de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia, el Archivo General de la Nación, el Gimnasio Fontana, y su mano está claramente representada en el diseño de la renovación de la avenida Jiménez de Quesada en el centro de Bogotá.