Luego de que en el 2021 no se realizara el Día sin Carro y sin Moto, el martes de esta semana la alcaldesa Claudia López indicó que este segundo semestre del año se adelantará nuevamente este ejercicio.
Esta iniciativa nació con el milenio bajo la primera administración de Enrique Peñalosa, el 24 de febrero del año 2000, y hace 22 años fueron un millón de carros los que dejaron de circular (la estimación estaba entre los 800 mil y el millón). Dos décadas más tarde, en el 2020, fueron un millón 800 mil los vehículos particulares y 469 mil las motos que se dejaron “engarajadas”.
Con la intención inicial, y que se ha mantenido, de hacer reflexionar a los habitantes de la capital sobre el uso excesivo del carro, aunque en estos últimos años su objetivo se ha enmarcado en un lenguaje más millennial de incentivar la movilidad sostenible, ¿qué tanta utilidad tiene esta medida hoy por hoy, con las circunstancias actuales de circulación de Bogotá?
El parque automotor en circulación
Para responder a la pregunta inicialmente planteada, hay que tener absoluta claridad sobre qué tipo de vehículos y cuántos circulan por la ciudad capital. Pues bien, de acuerdo con cifras (2022) que la Asociación Nacional de Movilidad Sostenible (Andemos) le compiló a EL NUEVO SIGLO, en Bogotá hay 2.124.874 vehículos, de los cuales 1.971.031 son particulares, 118.864 están habilitados para prestar un servicio público y 34.979 son oficiales.
Y con relación a las motos, de acuerdo con Andemos son 515.075 las que circulan por las calles capitalinas, de las cuales 472.455 son particulares y 42.618 son públicas.
Como el tema que se está analizando en específico es el Día sin Carro y sin Moto, vale hacer claridad sobre dos cosas: la primera de ellas es que los vehículos que prestan el servicio de Uber no hacen parte del servicio público y están registrados como particulares; y la segunda, que de acuerdo con cifras del gremio, en la capital hay 52.500 taxis, y hay otros siete mil en patios, talleres, o que no trabajan, “lo que quiere decir que solo tenemos 35 mil taxis diarios disponibles para prestar el servicio con un millón de solicitudes”, indicó a EL NUEVO SIGLO la entidad.
Y con relación a Transmilenio, el sistema de transporte masivo que hoy tiene la capital, pero que no tenía cuando se adelantó el primer Día sin Carro (la primera troncal de Transmilenio se inauguró el 18 de diciembre de ese mismo año), en la ciudad circulan 2.365 buses troncales, 7.613 buses zonales y 941 buses alimentadores.
Estos tres componentes, sumados al Transmicable, mueven diariamente a 3.700.000 usuarios, y de acuerdo con cifras que Transmilenio le facilitó a esta redacción, en la última jornada del Día sin Carro, el incremento en validaciones fue del 6% para el componente troncal y del 19% para el componente zonal.
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Una medida para el 15% de los desplazamientos
Ahora bien, con la salvedad de estas cifras, el profesor de Transporte y Logística de la facultad de Ingeniería Industrial de la Universidad Javeriana y experto en movilidad urbana, Darío Hidalgo, comenzó por advertir que esta es una medida pensada para la minoría de las personas que se desplazan en carro, pues la mayoría de los ciudadanos se desplazan en otros modos de transporte.
“La medida del Día sin Carro este año no generará nada distinto a una discusión y debate alrededor del tema, y a demostrarle a aquellas personas que se desplazan en vehículos particulares que pueden llegar a sus destinos a través de otros métodos de movilización o incluso a través del teletrabajo o de actividades remotas, una práctica que la pandemia normalizó. El fin último es y seguirá siendo puramente pedagógico”, indicó a EL NUEVO SIGLO el profesor Hidalgo.
Puntualizó, además, que “en otros años hemos visto cómo algunas personas probaron el uso del transporte público y encontraron una opción de viaje. Otros encontraron la bicicleta como otra opción, así que este ejercicio es una oportunidad para descubrir formas distintas de movilizarnos. Pero eso es para unos pocos. Los que nos movemos en carro particular representamos el 15% del total de viajes en la ciudad (y un 8% que se mueve en bicicleta). Estamos hablando de la quinta parte de los viajes totales que ese día cambian. Para el resto de las personas todos los días del año, todos, son Días sin Carro y sin Moto”.
Un día efectivo para el transporte masivo
Por último, estas cifras están poniendo en evidencia algo que es obvio a los ojos de cualquiera: que en las últimas dos décadas se ha incrementado el parque automotor de vehículos en la capital, pero que paralelamente se desarrolló un sistema de transporte masivo que, aunque criticado por muchos, hoy es la solución de movilidad para más de tres millones de habitantes y que antes era inexistente.
Precisamente a este respecto, el profesor Hidalgo indicó que la medida del Día sin Carro sigue teniendo una finalidad puramente cívica, puesto que “en un día no se va a arreglar el tráfico o la contaminación”, pero que sí ha puesto en evidencia la utilidad de un sistema de transporte masivo.
“La utilidad desde su origen es la de hacer una demostración a escala de toda la ciudad de que es posible moverla y puede seguir funcionando sin hacer uso de los carros particulares. Este ejercicio siempre ha tenido un efecto demostrativo, pues ese día no se soluciona estructuralmente nada, ni el trancón ni el medio ambiente (hay corredores saturados de taxis, de plataformas tecnológicas y de buses que siguen circulando), así que el día volverá a demostrar lo que ha demostrado en los últimos 22 años: que la ciudad no se paraliza sin los vehículos particulares”, dijo a EL NUEVO SIGLO el profesor Hidalgo.
Finalmente, vale referir que en el último Día sin Carro la ciudad se ahorró 12.325 toneladas de dióxido de carbono que, para mitigarlas, se tendrían que sembrar con árboles 69 parques con extensión similar a la del Simón Bolívar.