El 12 de febrero de 2018 Bogotá, una ciudad que diariamente produce más de 7.500 toneladas de basura, puso en marcha, a través de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp), un esquema de desechos que, entre otras cosas, implicaba lograr la meta a 2020 de instalar una caneca de basura por cada 90-100 habitantes, es decir 80.736 cestas.
Con alrededor de 10.000 canecas instaladas en los últimos cuatro meses y en distintos puntos de la ciudad, ayer varias cestas metálicas de recolección de basura fueron vandalizadas, al parecer con el fin de vender sus partes. De acuerdo con el subdirector de Recolección, Barrido y Limpieza de la Uaesp, Yanlicer Pérez, las estructuras que se desprenden de este tipo de cestas no son comercializables, y las personas que están afectando el mobiliario de la ciudad por fines comerciales, terminan vendiendo sus partes por unas cifras ínfimas, pero con grandes costos para la ciudadanía.
“De acuerdo a los estudios de mercado que nosotros hicimos, una cesta con todas las características que recomienda la reglamentación en Colombia, tiene un costo de alrededor de $1.840.000”, añadió ayer el funcionario. Con 60 canecas registradas como dañadas, las empresas concesionarias del esquema de basuras habrían perdido $110.400.000 en estos ataques vandálicos. “Hay que aclarar algo muy importante. El Distrito como tal no ha invertido un solo centavo en cestas. Las canecas que ustedes ven instaladas son una obligación contractual que cubre el prestador dentro de sus obligaciones, entonces el usuario está pagando aproximadamente el 32% de la cesta y el 68% lo está asumiendo el concesionario”, añadió Pérez.
Punto aparte, ante la queja de algunos ciudadanos de que las parejas de canecas se encuentran muy pegadas entre ellas, el Subdirector de Recolección, Barrido y Limpieza aclaró que Bogotá, como todas las demás ciudades civilizadas del mundo que cuentan con un sistema de recolección de basuras eficiente, prioriza las zonas en las que se ubican las cestas, precisamente para evitar contaminación, y habrá zonas con una distancia entre cesta y cesta de 25 metros, y otras en las que la distancia es de los 50 metros.
“Las medidas de instalación de cestas no son universales porque Bogotá tiene diferentes necesidades y en distintas zonas de la ciudad. Por esa razón, por ejemplo en aquellas zonas de la capital en donde hay una alta afluencia de peatones, nosotros priorizamos para que el ciudadano cuente con las cestas disponibles en las menores distancias posibles para evitar contaminación. En aquellas zonas en donde la densidad de personas por las calles es menor, las hemos instalado a mayor distancia entre ellas”, aclaró.
De acuerdo con la Uaesp lo que hay detrás de estos ataques es sobre todo una intención de hacerle daño a la ciudad, y precisamente por eso lo que ellos están buscando, además de movilizar a la ciudadanía a que denuncie a las personas que están dañando estas canecas, a generar un plan de contingencia para evitar que estos hechos se repitan. “Nosotros ya hicimos un acercamiento con la Secretaría de Seguridad, para que a través de la Policía Nacional y la Policía Metropolitana, se haga un seguimiento a través de un análisis de cámara. Nosotros ya tenemos videos en los cuales se pueden ver a las personas haciéndole daño a estas estructuras, y con esta estrategia esperamos que las autoridades tomen las medidas pertinentes y esas personas reciban los castigos que están determinados en la ley”, añadió Pérez.
Cuando Enrique Peñalosa llegó a la Alcaldía de Bogotá, en la ciudad había 6.000 canecas, muchas de las cuales se encontraban en mal estado o estaban completamente destruidas, constituyéndose en una conversión de una cesta de basura por cada 1.250 habitantes. De esta manera, una de las prioridades de su administración fue la de dejarle a la ciudad un esquema de basura funcional y que fuera sostenible en el tiempo.
“Este es uno de los grandes legados que la administración de Peñalosa le deja a la ciudad. Tuvimos la licitación más plural que ha tenido Colombia en materia de aseo con 18 oferentes. Las cinco mejores propuestas fueron las que se adjudicaron y hoy la ciudad está dividida en cinco áreas, cada una operada por una de las empresas que se ganaron la licitación”, finalizó Pérez.