La directora del Instituto de Desarrollo Urbano, Yaneth Mantilla, espera que el proceso legal de esta obra se destrabe en los próximos días
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No hay una sola actividad urbana que un bogotano realice y no haya pasado por la planeación, ejecución y toma de decisiones del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU).
Yaneth Mantilla, quien lleva toda la Administración asumiendo una oficina que a la fecha ha entregado 30 obras terminadas; 27 obras en ejecución; 12 obras que estarán listas antes de que concluya el año y 44 obras por contratar, le dijo a EL NUEVO SIGLO que los proyectos de infraestructura se tienen que luchar; que la toma de decisiones difíciles se tiene que hacer, y que ante todo hay que pensar en la transparencia y el bienestar ciudadano.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cuál era el panorama en materia de desarrollo urbano cuando usted asumió el cargo?
YANETH MANTILLA: Había obras desde el año 2007 que fueron cobradas por valorización y no se habían hecho. Muchas obras no tenían diseños. Había obras adjudicadas como la Avenida Tabor y la Avenida Rincón pero no compraron 700 predios que se necesitaban; con Transmicable ya se había firmado un contrato pero faltaba el 50% de los diseños. Las cabinas eran muy pequeñas, no cabía un coche o una silla de ruedas y cuando lo rediseñamos le dimos la vuelta por completo.
Durante ocho meses nos reunimos con el alcalde Enrique Peñalosa a diseñar toda la ciudad. “Imaginémonos que tenemos todos los recursos para hacerla ¿Cómo la haríamos?”. De ahí nos pusimos las metas de hacer más troncales (porque se tiene que seguir conectando), más vías, más espacios públicos y más ciclorrutas. El objetivo primario fue cómo conectarnos de norte a sur y de oriente a occidente.
ENS: Cuando aterrizaron los recursos a la realidad, ¿Qué pasó?
YM: No había recursos para diseñar y sin diseños no hay obra. Miramos lo que teníamos de recursos ordinarios y decidimos irnos por regalías de la Nación. En ese momento las ciudades capitales podíamos solicitar recursos de regalías que se distribuían para todo el país. Nos fuimos al OCAD en Cúcuta y entretanto llevamos unas factibilidades. Nos dieron la plata y corrimos a abrir procesos licitatorios para diseñar. Diseñamos la 68, la Avenida Ciudad de Cali, la Caracas y todas las obras que no tenían recursos para diseñar. En 2017 los adjudicamos y en 2018 comenzamos a tener los diseños de las grandes troncales y avenidas.
Entonces nos pusimos al día con toda la plata que se había cobrado en valorización y que la gente no había recibido las obras desde el año de 2007.
La troncal por la Séptima
ENS: Lo que usted menciona fue terminar y destrabar. Pero frente a las obras propias, ¿cuáles eran las prioritarias?
YM: En vías, la Avenida Guayacanes que, en materia de vías dijimos que esta sería la marca de esta Administración. Es que esa obra va a unir las localidades de Bosa y de Kennedy. Para unir ambas localidades hay que comprar 1.600 casas y reubicar a 2 millones de personas del suroccidente, al centro y al norte de la ciudad.
En troncales, la Séptima. Esta es una oportunidad para la gente que vive en los extremos. Es necesaria que se ha estudiado y a la que se han invertido más de $24.000 millones en estudios. Esta es una obra muy diseñada y la ciudad la necesita.
ENS: ¿Usted cree que esta obra se destrabará legalmente?
YM: Sí, yo no pierdo las esperanzas. La actualización de los diseños nos costó $13.000 millones, lo bueno en este caso es que no se está hablando de corrupción. Aquí no hay ninguna corrupción, aquí lo que hay es cómo ponerse de acuerdo con un particular en un plan parcial. Ese es el debate.
Estamos trabajando cada ocho días con la Procuraduría y con mesas porque no es fácil entenderlo de la noche a la mañana, porque es una troncal de 20 Km. Vamos muy adelantados en el diálogo con la Procuraduría, y la esperanza que yo tengo es que todo va a salir bien.
Vamos a seguir hasta el último momento. Si los jueces lo determinan, yo creería que alcanzaríamos a adjudicar. Llevamos cuatro meses, y yo creo en ese tiempo un juez puede determinar si estamos cumpliendo con todas las normas; si estamos cumpliendo con una armonización; si es lo que se requiere y yo de verdad, por el bien de la ciudad, espero que se dé.
ENS: ¿Qué le dice a la gente que se opone a esta obra?
YM: En cuestión de dos o tres años la Séptima va a estar completamente colapsada. Hoy no hay por donde transitar, por donde movilizarse. No hay aceras y no cuenta con un espacio público digno.
Tenemos la seguridad de que los diseños fueron trabajados y seguimos trabajando con un grupo, yo les he llamado de sabios, del que hacen parte los rectores de las universidades, la Cámara Colombiana de la Infraestructura, la Sociedad Colombiana de Ingenieros, de Arquitectos, Probogota, Amigos de la Séptima, y todos seguimos opinando que es muy necesaria.
ENS: ¿Si finalmente se falla en contra y el Transmilenio por la Séptima no va, cuánto le terminó costando al Distrito?
YM: Bueno la licitación cuesta $2.4 billones. Ya tenemos edificios y predios comprados, y eso económicamente es terrible si no se materializa la obra y no se le encuentra una solución.
ENS: ¿Qué obra cree que la Bogotá de las próximas décadas realmente necesita?
YM: Para mí la obra más importante de esta Administración por lo que representa y porque conecta al norte con el sur, es la troncal de la Séptima. Se debe hacer. Tarde que temprano se debe hacer. Va a colapsar.
La Caracas no resiste más con 46.000 pasajeros al día: va a colapsar y la troncal de la Séptima es una opción para conectar el norte y el sur. No nos vamos a equivocar: ya está estudiada. Nosotros hemos invertido $29.000 millones en la solución y no es necedad de nadie.
Todos los alcaldes han tratado de darle solución y no es un capricho de ninguno de ellos. Pero no se ha materializado por falta de recursos; porque para el Metro no se puede hacer por allí porque no se pueden comprar tantas edificaciones. El tranvía muy bonito pero no es para la capacidad de pasajeros que necesita este corredor.
Retos y logros
ENS: ¿Qué ha sido lo más difícil de asumir de este cargo?
YM: La toma de decisiones. Un ejemplo de eso fue la peatonalización de la Séptima. Con esta obra fue adjudicada una licitación en el 2015 pero no tenían diseños. Le faltaban cinco componentes de diseño, ambientales, de arqueología, de urbanismo y todo eso estaba sin aprobar. En la mitad del camino el licitador se quebró.
Ahí uno como administrador tiene dos posibilidades: declarar la caducidad del contrato o destrabarlo. Yo pensé en la primera opción pero los comerciantes de la zona y la gente que vive por ahí estaban desesperada. Casi 1 millón de personas pasan por ahí. Tocaba salvar el contrato, entonces comenzar a llamar a las aseguradoras para ceder el contrato, lo que logramos después de siete meses. Ahora mismo está en ejecución para entregarlo antes del 31 de diciembre.
Todo en infraestructura es así. No hay fórmulas mágicas porque tú estás haciendo la obra, cuando te encuentras un tubo, una red matriz, una quiebra como el caso que te acabo de referir y lo que este trabajo demanda es que se tomen decisiones, decisiones que son muy difíciles de tomar. El deprimido de la 94 se aprobó hace 13 años y estuvo un año físicamente parada porque no había diseños para mover la red de tibitoc y nadie tuvo las agallas de dar la orden de mover esa red. Tocaba hacerlo y esa decisión la tomamos con el acueducto.