Hace 50 años un periódico capitalino le hizo cubrimiento a una noticia, cuya apertura comenzó de la siguiente manera: “En el mismo escritorio que uso hace 37 años, cuando era funcionario de la Empresa de Energía Eléctrica de Bogotá, el presidente Carlos Lleras firma el libro de visitantes ilustres del Museo de Desarrollo Urbano de la Capital, que inauguró ayer en compañía del alcalde, Virgilio Barco, del canciller Alfonso López Michelsen, y de otras personalidades”.
Aunque esta no fue la principal noticia de ese día, pues los astronautas que estaban por viajar a la luna, de acuerdo con reportes médicos ya estaban listos para hacerlo, la inauguración del museo fue una noticia de carácter nacional que en aquel entonces convocó a las personalidades más importantes del país y figuró en primera plana.
El Presidente, quien ese viernes 11 de julio de 1969 dijo, “admiro el trascendental cambio ente la Bogotá antigua y la ciudad moderna de hoy a través de viejas fotografías, maquetas y escritos”, inauguró la historia de un lugar que lleva medio siglo preservando la historia y la identidad capitalina.
“Nosotros tuvimos el privilegio de reunirnos con el primer director del museo, Hernando Acevedo, y ese ejercicio nos demostró que hace 50 años la forma en la que se contaba la ciudad era diferente. ¿Desde dónde se puede contar una ciudad? ¿Desde el pasado? ¿Hacia el presente? ¿Desde su entorno geográfico? ¿Desde su desarrollo urbanístico?”, se preguntó la directora del Museo de Bogotá, Ángela Santamaría.
Bajo su tutelaje, el Distrito le dio un aire nuevo a un museo que, lejos de ser estático, ha contado la historia de la capital como una amalgama de momentos que se entretejen, y en donde los capitalinos pueden ver 25.000 fotografías, 425 planos históricos y 220 objetos que dan cuenta de la transformación social y económica de Bogotá.
Adicionalmente, este espacio inauguró su más reciente exposición, Espacio Bicentenario, La Independencia en Bogotá, que narra la historia de la Independencia Nacional desde las calles, las plazas y los monumentos de la capital del país.
Espacio Bicentenario, la Independencia en Bogotá
En la noche del 9 de agosto de 1819, Juan José Francisco de Sámano, último virrey efectivo de Nueva Granada, huyó precipitadamente del centro de Santafé, tras enterarse de la derrota del ejército realista en la Batalla de Boyacá. ¿Por qué no habría de hacerlo? Llevaba varios años fusilando próceres y si se hubiera quedado en la capital probablemente había corrido la misma suerte.
Dos siglos más tarde, en la que fuera su residencia mientras fungía como emperador del Nuevo Mundo, el Museo de Bogotá inauguró esta exposición sobre la vigencia del proceso de Independencia en la capital colombiana.
Hilvanada desde noviembre del año pasado, esta exposición muestra como el proceso de formación de la nación colombiana está omnipresente en la ciudad, si se presta atención a los monumentos, parques, plazas, barrios y avenidas que estructuran la urbe. Mantiene en nuestra memoria colectiva personajes y eventos de aquella época que cambió para siempre la historia del continente.
“La Independencia no solo es asunto del pasado. Las conmemoraciones de la Independencia en la ciudad dejaron marcas en el espacio público que permiten ver cómo la percepción de los eventos sucedidos entre 1810 y 1819 evolucionó con el tiempo. Y los bogotanos de distintas épocas crearon parques, nombraron plazas y erigieron monumentos para dejar impresas en la ciudad las distintas memorias sobre el nacimiento de la nación”, dijo Ángela Santamaría.
A través de láminas, planos, mapas y fotografías, la exposición invitará a pasear por el Centro Histórico de Bogotá, para recordar los fascinantes eventos que llevaron al desmantelamiento del imperio colonial español.
Caminando por las mismas calles y plazas donde todo sucedió, el visitante aprenderá sobre las familias enemigas y las intrigas políticas que provocaron enfrentamientos entre vecinos y patriotas de ambos sectores. Ir, es enamorarse más de la ciudad de Bogotá.
La historia del Museo de Bogotá
El Museo de Bogotá es, en sí mismo, como el conjunto de historias que está contando: con una larga tradición histórica, se ha movido por la ciudad, ha cambiado de dueño en más de una ocasión y ha perdurado en el tiempo como un recordatorio de dónde vinimos.
“El Museo tiene una historia larga y no solamente por el tiempo de vida que lleva. Primero le perteneció al Instituto de Desarrollo Urbano. Posteriormente fue del Instituto Distrital de Turismo, IDT. Posteriormente pasó a la Secretaría de cultura, y finalmente llega al Instituto Distrital de Patrimonio Cultural. Ha tenido cuatro papás y varias sedes”, puntualizó Santamaría, quien recordó brevemente su historia de localización en la ciudad de Bogotá.
Asimismo agregó que “primero estuvo una cuadra más abajo de donde está hoy. Después se movió a lo que es hoy la Secretaría; posteriormente pasó al Planetario, luego lo guardaron por dos años y finalmente le dieron dos casas que tocaba restaurar y luego adecuar (La casa de los siete Balcones y Sámano). La Administración actual la recibe completamente restaurada. Solo hacía falta volverla un Museo de ciudad”.
Con esa claridad en mente, ¿por qué hasta ahora se revitaliza de esta manera? Si bien es cierto que durante esta segunda administración de Enrique Peñalosa confluyeron varias fechas trascendentales para Bogotá y para el país, primero con los 480 años de la ciudad el año pasado y con el Bicentenario Nacional en este 2019, de acuerdo con Santamaría hubo una afluencia de eventos afortunados.
Aludiendo a que las continuidades en términos de Administración distrital son difíciles porque están dictadas por periodos de tiempo que son relativamente cortos para sacar adelante grandes proyectos (y han habido alcaldías de dos y tres años), incidió que el actual director del Instituto, Mauricio Uribe González, y un enamorado del patrimonio, fue en alguna época director del Museo, y cuando llegó a dirigir el IDPC el museo ya era hijo del mismo. “Desde que lo inauguramos, hemos recibido a casi 200.000 visitantes”, añadió la directora.