Cinco respuestas a la crisis de la frontera ucraniana | El Nuevo Siglo
El Nuevo Siglo/Alex Londoño
Domingo, 13 de Febrero de 2022
Redacción internacional

EL NUEVO SIGLO habló con el internacionalista Emersson Forigua, quién explica el por qué de la reciente escalada de tensión pese a la amplia ofensiva diplomática 

En lo corrido del 2022 el mundo ha visto como han escalado las tensiones entre los países occidentales y Rusia por el desplazamiento de tropas que ordenó el Kremlin, a mediados de noviembre, hacia la frontera con Ucrania.

¿Por qué  se registra esta tensión y que desenlace se avizora?

Para tener un panorama más claro no solo de qué está pasando sino de sus razones,  EL NUEVO SIGLO habló con el internacionalista y profesor de política exterior norteamericana y Eurasia de la Universidad Javeriana, Emersson Forigua, quien respondió a cinco preguntas que clarifican este tema.

EL NUEVO SIGLO: Este no es el primer capítulo de tensiones que tenemos en Ucrania. Esta última escalada en las tensiones, ¿por qué comenzó?

EMERSSON FORIGUA ROJAS: Lo que desencadenó estas tensiones tiene dos lecturas: una desde el punto de vista de los norteamericanos, Europa y la OTAN, y otra desde el punto de vista ruso. Desde finales del año pasado ha habido un incremento sustancial de tropas rusas en la frontera con Ucrania, lo que prendió las alertas sobre la posibilidad de que los rusos lanzaran un ataque para invadir dicho país.

Pero ¿Qué pasa: desde el punto de vista ruso? Lo que el gobierno Putin plantea es que ellos están respondiendo a una política cada vez más agresiva, sobre todo por parte de Estados Unidos y promovida por el presidente Joe Biden (de manera más contundente desde que se dio el retiro de su país de Afganistán).

Recuerda que el presidente Biden manifestó claramente la necesidad de tener una posición mucho más firme y fuerte frente a Rusia, que fuera más allá de las sanciones económicas y que fuera una respuesta más de carácter militar. Esos son los dos puntos de vista que están confluyendo en Ucrania.

ENS: ¿Y cuáles han sido esas acciones de endurecimiento para que dieran como resultado la movida rusa de desplazar tropas a Ucrania?

EFR: Ha sido sobre todo un efecto acumulativo y que precisamente por eso le ha dado un carácter tan volátil a la situación actual. Las relaciones entre Estados Unidos y Rusia han tenido un deterioro significativo desde la llegada de Joe Biden. Él sí llegó con la voluntad de tener una posición más fuerte frente a Rusia, a quien identifica como una de las principales amenazas para la seguridad en Europa, la OTAN y de manera más global, como una amenaza para la estabilidad democrática.

Adicionalmente, Estados Unidos también percibe una política rusa de socavar a la Unión Europea y a la OTAN, que frente a este ultimo mecanismo lo tiene, claramente. La intención de ampliar esta alianza militar es una intención de la administración Biden y toca recordar que su antecesor, el republicano Donald Trump, fue muy crítico con la OTAN durante su presidencia y tuvo palabras bastantes desafortunadas con relación a la misma. Pero ahora, por el contrario, una de las banderas del presidente Biden en política exterior ha sido la de reconstituir y fortalecer las alianzas de su país en diferentes lugares del mundo: en Europa y Rusia es la OTAN.

ENS: ¿Por qué a Rusia le preocupa el ingreso de Ucrania a la OTAN?

EFR: La evolución de la ampliación de la OTAN, que arrancó en la década de los años noventa y se ha mantenido en lo corrido del siglo XXI, con la incorporación de nuevos miembros, para Rusia se tradujo en una pregunta clara: ¿Cuál es el objetivo de ampliar esta organización?

La OTAN surgió en un contexto de Guerra Fría y el objetivo era mantener a raya a los soviéticos, mantener a los alemanes controlados como un socio estable que no fuera a generar dinámicas vistas en años anteriores, y mantener principalmente a los Estados Unidos al frente de diversos procesos al interior de Europa.

La Guerra Fría se acabó; Alemania es un socio estable y democrático que no representa ninguna desconfianza y los norteamericanos siguen al frente de varios temas de seguridad y de defensa en el contexto europeo desde la OTAN. Entonces Rusia vuelve a preguntarse: ¿Cuál es su razón de ser a futuro?

Muchos dijeron: “sigue siendo una garantía de estabilidad”, pero Rusia también leyó en esa decisión de mantener y ampliar la OTAN a otros estados de la Unión Soviética, como una política hasta cierto punto deliberada de debilitar a Rusia. ¡Ojo! Ya no a la Unión Soviética sino a Rusia, poniendo en marcha acciones que la debilitaran. Y han sucedido hechos puntuales que no le han dado a Rusia motivos para confiar en esta organización.

ENS: ¿Me podría dar un ejemplo de ello?

EFR: Por ejemplo, cuando Estados Unidos se retira del Tratado de Misiles en el 2002. Esta medida se vio para debilitar el arsenal nuclear de los rusos. Y en el marco posterior al 11-S, la administración de George Bush tomó la decisión de instalar el escudo antimisiles en Rumania y Polonia, argumentando que era una medida preventiva, Con ella quería evitar que organizaciones terroristas amenazaran a Europa y a Estados Unidos, pero en su momento los analistas dijimos: “¿Qué organización terrorista tiene misiles balísticos intercontinentales? Esto parece tener otro nombre: Rusia”.

Y en otros lugares la OTAN vulneró intereses rusos como en Afganistán, Siria, Libia y los Balcanes, que el presidente Putin mencionó hace algunos días. Entonces Rusia ha reiterado su pregunta: ¿En dónde está, si es que lo tiene, el carácter defensivo de esta organización o es una herramienta para avanzar en objetivos de la política exterior norteamericana en Europa y en las zonas aledañas?

Todo esto ha generado desconfianzas por parte de Rusia que, como lo mencioné anteriormente, se han ido sumando en un efecto acumulativo a la crisis actual. Pero la confianza se perdió hace bastante tiempo.



ENS: ¿Cuál puede ser el desenlace de esta última escalada de tensiones?

EFR: Hay varios escenarios que son los que se están barajando en este momento. Algunos plantean una guerra abierta entre Ucrania y Rusia, lo que implicaría un involucramiento de los norteamericanos, la Unión Europea y sus aliados. Esta se ha planteado como una guerra muy limitada y muy circunscrita al territorio ucraniano, pero este escenario es altamente improbable. Y lo es porque Rusia ha dicho que ese no es su interés, uno; y porque una guerra de estas características en la actualidad, en el marco de las guerras de la cuarta generación industrial, no se libran así.

Un segundo escenario, y que sería más probable en el caso de que una solución diplomática no se consolide o se deje en una zona gris, es que en el ámbito asimétrico Rusia tiene muchas herramientas para avanzar hacia el logro de sus objetivos de disuadir a Estados Unidos y la OTAN de seguir avanzando hacia una ampliación.

Y el tercer escenario sería una solución diplomático en donde hemos visto como el presidente francés Emmanuel Macron y el canciller alemán Olaf Scholz están haciendo un ejercicio muy consistente y sereno del que le hemos visto por parte de Estados Unidos. Francia y Alemania sí saben lo que es pelear con Rusia en Europa y por eso están llamando a la sensatez.