El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, anunció que el sistema de Pico y Placa en la ciudad cambiaría a partir de marzo de este año, esto luego de que se lleve a cabo un estudio exhaustivo de su viabilidad y eficacia.
Según el funcionario, mientras avanza dicho proceso la medida actual se mantendrá sin cambios durante los primeros tres meses del año, es decir, para vehículos particulares de lunes a viernes, de 6:00 a.m. a 9:00 p.m., de la siguiente manera: en días pares pueden circular los carros terminados en 6-7-8-9-0, y los días impares pueden circular los terminados en 1-2-3-4-5.
El mandatario aseveró que pidió a la Secretaría de Movilidad un estudio que le permita optimizar dicha medida, puesto que aseguró que el Pico y Placa en Bogotá no se puede suspender, debido a que hay déficit de transporte público, problemas en las vías y otras situaciones que necesitan ser solucionadas.
“Ya le pedí a la Secretaría de Movilidad el estudio técnico que nos permita evaluar cómo podemos optimizar esa herramienta. Bogotá no puede todavía renunciar al Pico y Placa. Es una herramienta de restricción que se requiere todavía, porque tenemos un déficit de vías, un déficit de transporte público y eso lleva a una situación de congestión compleja, entonces Bogotá necesita esa herramienta todavía, pero podemos optimizarla”, aseguró el alcalde Carlos Fernando Galán.
¿Qué dicen los expertos?
EL NUEVO SIGLO consultó con el profesor José Stalin Rojas, director del Observatorio de Movilidad y Logística de la Universidad Nacional, los cambios que debería tener esta medida a partir del anuncio de Galán.
El docente sostuvo que si se quieren implementar cambios en la medida del Pico y Placa, estos deben acompañarse de otras disposiciones para que tengan impacto en la congestión.
“Modificar el Pico y Placa sin otras medidas es cambiar las cosas para que todo siga igual, esto quiere decir que la medida debe acompañarse con otras como los cobros por congestión, cobros por contaminación y también un elemento importante es una mejora sustancial en el sistema de transporte público, así como una red de ciclorrutas. Si uno quiere descongestionar la ciudad y solamente modifica el Pico y Placa, no la irá a descongestionar”, puntualizó.
A su turno, Darío Hidalgo, profesor de Transporte en el Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad Javeriana, afirmó que el Pico y Placa es una medida anacrónica que debe evolucionar hacia un cobro de descongestión.
“La restricción, si bien reduce el volumen de vehículos que circulan, perdió su sentido principal de reducción de congestión desde que en 2006 se pasó a todo el día y muchas familias pagaron por circular comprando un segundo vehículo. Luego los cambios a día parcial o nuevamente a todo el día y cambios de día no han tenido mayor efecto en la reducción del uso de vehículos particulares. La autorización de pago por circular directamente al Distrito permitió que quienes tienen ingresos o necesidad continuaran circulando, generando un ingreso importante de recursos a la ciudad que necesita financiar el Fondo de Estabilización de Tarifas del SITP”, explicó.
En este sentido señaló que jugar con los números, las horas y los días tal vez no tenga un fuerte sentido ahora; pero sí podría pensarse en una zona de la ciudad, el centro expandido más congestionado, para una restricción total y un pago por cada circulación, no cada seis meses, para días por restricción, liberando el resto de la ciudad de restricciones.
“Es decir, solo los que viajen a la zona más congestionada pagarían por cada viaje. Eso es lo que se acaba de autorizar en Manhattan, Nueva York, y está en efecto hace algunos años en Estocolmo, Milán, Londres y Singapur. Sería una medida mucho más efectiva y equilibrada que el Pico y Placa. No sé si la administración distrital de Galán esté pensando en ese sentido; sería mi recomendación”, enfatizó.
Por último, Fernando Rey, ingeniero civil, docente de la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad Santo Tomás y consultor en sistemas de transporte, indicó que la medida de adoptar el Pico y Placa como plan para restringir en determinadas horas determinado tipo de vehículos, con placas pares o impares, no ha sido la mejor medida para la ciudad.
“Recientemente se hizo un estudio en el que efectivamente los bogotanos empezaron a desmontarse del transporte público, de sus vehículos particulares, y compraron motocicletas, situación que ha generado una gran cantidad de accidentes en la ciudad, porque las motos ocupan menos espacio, van más rápido, no generan tanto impuesto y sobre todo no tienen restricciones; y es además de ser una herramienta de trabajo sirven como transporte. Entonces las medidas que tome la Alcaldía para el nuevo plan de Pico y Placa deberán ser, a mi juicio, permanentes. No como la administración pasada, que brincaba de un horario a otro y no tenía una derrotero fijo. Debe ser constante para no perjudicar al ciudadano que además de pagar altos impuestos ve truncado su derecho a circular libremente por la ciudad a toda hora, mientras que los impuestos se pagan como si pudiera moverse todo el tiempo”, sostuvo.
Asimismo, enfatizó que se deben tener en cuenta los planes de mantenimiento de malla vial, que por la situación de Bogotá y el gran número de obras que se están desarrollando, deberían hacerse en horas de la noche.
“La Unidad de Mantenimiento de Malla Vial puede hacerlo perfectamente, recuperar algunas zonas y desde luego manejar el tema en nocturno para no impactar la movilidad durante el día. Sugiero además la reparación del cruce de la avenida Caracas con la avenida Boyacá en Yomasa, en donde una cantidad de ladronzuelos, pinchallantas y atracadores aprovechan los trancones que hay, no solo por el alto flujo vehicular, sino por el estado de la malla vial, para robar a todos los conductores de vehículos. Si es un plan integral, que el alcalde mantenga esa medida y no que la cambie cada vez que lo vea con un lente diferente”, concluyó.