Museo del Vidrio, legado de maestros | El Nuevo Siglo
Viernes, 3 de Junio de 2016

CRÓNICA. Unaexhibición desustancias transparentes, duras y frágilesse puede percibir en un curioso lugar llamado Casa La Eneida, ubicado a 15 minutos del barrio La Candelaria en el centro histórico, más exactamente en la Carrera 1ª  A No. 6C - 75 Sur, en el barrio La María, localidad de San Cristóbal, al sur de Bogotá.

 

Se trata del Museo del Vidrio de Bogotá o Mevibo, un museo emergente  que se encuentra dentro de la tipología del Museo Imaginado de Malraux, en el que se exponen piezas con registro documental, relacionadas con el vidrio, proporcionando el acceso a dicha información mediante un espacio virtual que facilita la formación, reconocimiento y divulgación sobre el origen, historia e influencias del vidrio en la actual sociedad, así como el trabajo artístico de este material.

 

El Museo incluye tres instancias, donde se realiza un recorrido de acontecimientos alrededor de la naturaleza del vidrio en el tiempo y el espacio, desde la Antigua Edad, el encuentro de Dos Mundos y la Actual Edad.

 

Por el camino viejo de San Cristóbal, entre una cuadra residencial, resalta la hermosa casa blanca de un estilo colonial, con pisos empedrados, ventanales y puertas de madera de color rojo y tejas de barro, que a diferencia de la mayoría de museos que posee Bogotá, se ubica en este sector debido a que allí era donde anteriormente funcionaban las vidrieras de la capital y que ahora son historia.

 

Mediante un acervo representativo de piezas procedentes de las colecciones que otros museos guardan en las reservas y exhiben en sus salas como patrimonio de la nación, en el cual el Museo del Vidrio difunde y conserva estos objetos como parte de las colecciones exhibidas.

 

Según Fernando Pérez, fundador y director del Museo del Vidrio, “muchos de nosotros al tener contacto diario con el vidrio, le restamos importancia, ya que lo vemos en las ventanas de los edificios protegiéndonos del frío o en nuestras gafas y en nuestro entorno, pero no apreciamos lo noble que es”.

 

“Gracias a la persistencia de comenzar desde el ámbito virtual (www.museodelvidriodebogota.com) a destacar la importancia de un material que no se considera importante se creó inicialmente la web para posteriormente hacer tangible este lugar”, señala Pérez.

 

“La interacción con el mundo genera un trabajo en red con museos pares e instituciones afines, donde sobresale el propósito en consonancia con lo político, social y ambiental; como una manera de abrir la cultura y el patrimonio a un público más amplio, intensificando la cobertura museal a disposición de la sociedad y emprendiendo el acercamiento de conocimientos entre la academia y los museos que propicien la cooperación y el fortalecimiento integral, con la herramienta de lo virtual para visualizar un museo imaginario”, asegura Fernando.

 

Legado al vidriero

Este Museo virtual mantiene los lineamientos de todo museo, partiendo de una investigación, con la clasificación de piezas que conservan algunos de los museos más importantes de la capital colombiana y sus artistas más representativos, de acuerdo a los protocolos de museología y curaduría que se ejercen sobre las piezas, los documentos y la gestión de las mismas. Además fue elegido Museo del mes en 2011 por la Red de Museos Colombianos, ha realizado exposiciones, talleres  y demostraciones en varias universidades de Bogotá, conferencias en el Museo Nacional de Colombia, gestión de artistas en vidrio y ha colaborado en diversas investigaciones.

 

“En San Cristóbal existieron los primeros hornos de fábricas de  vidrios y cristales en 1834 en Bogotá y posteriormente empezó a existir gran cantidad de actividad alrededor del vidrio”, relata Fernando.

 

Mario Maldonado, vidriero desde hace más de 50 años, se encarga de darle forma al cristal mediante el soplete, a través de gas propano y oxígeno, dos gases que al integrarse, le dan forma al vidrio, mientras con unas gafas de protección y en solitario, saca de su mente y su corazón la escultura a elaborar, toda una consagración al oficio de ser vidriero.

 

En el Museo del Vidrio no solamente se elaboran equipos para química y física, sino objetos decorativos y vitrales que engalanan emblemáticos lugares como por ejemplo la cubierta del Capitolio Nacional.

 

En este lugar también se elabora la técnica de soplado a la caña para hacer talla en vidrio y además dictan talleres para quienes quieran aprender de este arte. “A través de los cursos de educación continua hemos ofrecido estos talleres y los alumnos están aprendiendo una técnica mediante un taller básico del vidrio soplado a la flama”, destaca Pérez.

 

El Museo del Vidrio de Bogotá-Mevibo es un proyecto de amplio alcance, que con el apoyo del Ministerio de Cultura de Colombia, el Instituto Distrital de las Artes-Idartes y demás colaboradores ha logrado articularse eficazmente con la localidad, haciendo realidad la creación de un lugar que investiga, conserva, y promueve todo un conjunto de habilidades y valores que son parte de la historia del país, y columna vertebral de toda una comunidad vidriera, única en el sector.