La Cámara de Diputados de México aprobó una reforma fiscal que incluye gravámenes para las bebidas azucaradas y los alimentos altamente calóricos, una polémica iniciativa en uno de los países con mayores índices de obesidad que ahora pasó al Senado.
Tras 17 horas de discusión, "el pleno de la Cámara de Diputados aprobó, en lo general y en lo particular, el dictamen que reforma las leyes" en materia fiscal "y lo remitió al Senado para su ratificación", para lo que tiene plazo hasta el 31 de octubre, explicó la cámara baja en un comunicado.
El proyecto, enviado el 8 de septiembre por el presidente Enrique Peña Nieto, recibió 317 votos a favor, especialmente del oficialista PRI (Partido Revolucionario Institucional) y del opositor PRD (Partido de la Revolución Democrática, izquierda) y 164 en contra, principalmente del PAN (Partido Acción Nacional, conservador).
Los diputados acordaron gravar "con un peso (USD 0,07) por litro a las bebidas saborizadas con azúcares añadidas", como lo propuso el Ejecutivo, pero añadieron una imposición de "5% a alimentos no básicos con alto contenido calórico", como confitería, chocolates, cremas de maní y avellanas, dulces de leche, así como alimentos preparados a base de cereales.
Esta iniciativa despertó fuertes protestas por parte de empresas del rubro, que la consideran una amenaza para la economía y el nivel de empleo.
Los defensores de la reforma argumentan que se trata de una medida preventiva para reducir los niveles de sobrepeso y obesidad de México, que afectan a más del 70% de sus 118 millones de habitantes.
Esta iniciativa fiscal forma parte del paquete de reformas económicas impulsado por Peña Nieto y busca revertir la deficiente recaudación tributaria y la marcada desigualdad social en el país a través de otros gravámenes.
El secretario (ministro) de Hacienda, Luis Videgaray, aseguró el día de la presentación de la reforma que los ingresos tributarios mexicanos equivalen al 13,7% del PIB, mientras que en el resto del América Latina el promedio es de 18,4%./AFP