Cuarenta días después, y cuando el Gobierno y los transportadores siguen reacios a un acuerdo, el país debe soportar todavía los bloqueos, el alza de alimentos y la escasez de productos de primera necesidad.
En este pulso de poder ninguno de los antagonistas ha ganado, pero si ha perdido todo el país. De ahora en adelante, el costo de vida será mayor pero la desconfianza e inseguridad crecerá.
El mensaje que se deja para quien llega desprevenido, es que este es un país donde cualquiera puede bloquear vías, apedrear vehículos, prender tractomulas o herir o matar con la disculpa de los paros. Ya se vio con el joven muerto en Boyacá por el disparo de una bala de gas.
El efecto económico y social es grande para el país, porque demuestra que las instituciones no están funcionando y ahora cuando faltan los recursos, los bolsillos de los colombianos deberán afrontar otro descuadre de $2 o $3 billones, lo que cuesta el paro.
El gobierno, cuando pudo prevenir lo que era una decisión a gritos, no lo hizo y dejó crecer el problema cuando pudo solucionarlo antes.
Para los colombianos y extranjeros quedó demostrado que este es un gobierno reactivo y no proactivo y eso sí que lo sabían los camioneros.
Desde luego que en el fondo hay un pulso: uno político por parte del gobierno y los partidos políticos que se han hecho los de la vista gorda ante este conflicto social, y otro el de la corrupción de una parte del sector transportador que quiere seguir pescando en río revuelto con la chatarrización de vehículos.
El político coincidió con las discusiones del proceso de paz con la guerrilla y por eso los partidos políticos, antes que promover ideas y propuestas para ayudar a salir del atolladero al sector del transporte, prefirió la mezquindad. Ni en el Congreso de la República, ni al interior de los partidos, se escuchó una voz calmada y creativa que ayudara a dinamizar un arreglo entre gobierno y camioneros.
Para el sector transportador terrestre, que hoy cree que se siente ganador, debe saber que ya el país supo de sus intenciones y que no está conforme con el aprovechamiento y chantaje de una de sus tantas agrupaciones.
Hoy más que nunca se echa de menos el ferrocarril como alternativa al transporte desde las ciudades hasta los puertos. Es una necesidad urgente si se quiere innovar en el país. Esa es la gran alternativa si queremos estar a la par con el desarrollo de otros países que hoy nos están ganando en competividad.
¿Cómo ha podido Colombia sobrevivir sin ferrocarril?
Los sistemas
En Colombia en el pasado existió un sistema multimodal de transporte que era muy eficiente pero que con el avance tecnológico y la negligencia fue desapareciendo, aseguró el exministro de transporte, Jorge Bendeck.
Señaló que existía una línea férrea que atravesaba el país de oriente a occidente y permitía la comunicación del puerto de Buenaventura con Bogotá, Medellín y Cali y desde el centro a la Costa Norte.
De acuerdo con Bendeck, el sistema era muy eficiente pero los continuos paros le fueron dando un golpe de “muerte”, hasta el punto de desaparecer.
A esto se suma el ingreso del sistema carretero que fue sustituyendo por su velocidad y su cumplimiento en la nueva Colombia con la construcción de nuevas carreteras después de la segunda guerra mundial que le dieron paso a los camiones.
Explicó que al sistema férreo se tenía la navegabilidad por el río Cauca y el Magdalena que facilitaba que las cargas llegaran desde Barranquilla hasta Puerto Salgar y de allí a Bogotá y Medellín por el tren.
El exministro comentó que estos sistemas desaparecieron dando paso a la dependencia del transporte de carga por carretera con las consecuencias que hoy se afrontan.
Por su parte, el presidente de Naturgas, Eduardo Pizano, aseguró que el viejo modelo carretero tiene que dar paso a un nuevo esquema de transporte eficiente y organizado que permita apoyar el crecimiento del país.
Puntualizó que “Solo así será posible generar crecimiento económico y empleo para todos los colombianos”.
Los precios
De otra parte, desde el pasado 6 de junio de 2016, fecha en la que inició el paro del sector camionero, se ha advertido un comportamiento atípico en los precios de los productos de los sectores agropecuario y agroindustrial registrados en la Bolsa Mercantil de Colombia, originado por una reducción significativa de la oferta de los mismos y desabastecimiento en los principales centros de acopio y centrales de abastos, que presionan de manera generalizada los precios al alza.
Los productos más afectados hacen parte de la canasta básica familiar y de normal consumo de los hogares colombianos, lo que profundiza la problemática del continuo y marcado crecimiento de los precios registrados durante el 2016.
Según el Presidente de la Bolsa Mercantil de Colombia, Francisco Estupiñán Heredia, “bajo este panorama, los problemas de abastecimiento, reducción de la oferta y una demanda continua, seguirán influyendo en el aumento de los precios de los alimentos alejándonos de la meta de inflación propuesta para el año 2016. Además, estos afectan en mayor medida a la población de menores ingresos, quienes cada vez deben dedicar mayor parte de su ingreso para adquirir este tipo de productos”.