¿Le quedó grande la Federación? Resulta sabroso salir de paseo un fin de semana por tertuliaderos urbanos, fondas y caminos pertenecientes a las zonas cafeteras de Caldas, Quindío y Risaralda y recoger opiniones desprevenidas de los pobres minifundistas sobre el sombrío presente y el impredecible futuro de la industria del café. Estos conceptos son producto de nuestra última gira por el mapa de la mariposa verde del inolvidable poeta pereirano Luis Carlos González.
Un verdadero juicio. Cuando el presidente Santos era ministro de Hacienda de Uribe y declinó por razones de fuerza mayor su aspiración de toda la vida a gerenciar la Federación Nacional de Cafeteros, hizo nombrar a Gabriel Silva, el actual campanero de la reelección presidencial, a través de sus “Catalejos” de El Tiempo.
Un candidato impuesto. Al pasar al gabinete uribista, como ministro de Defensa, el columnista Silva Luján y su mentor Santos impusieron como gerente de la Federación a un ilustre desconocido identificado como Luis Genaro Muñoz Ortega, y ahí fue el principio de la seria crisis que será motivo de candente controversia el martes, en Bogotá, en el marco del Congreso extraordinario de Cafeteros. A Muñoz lo sostiene Silva, tras bambalinas, con la disimulada complicidad del presidente Santos.
¿A qué le apuesta el Presidente? Está calculando tanto que puede ser él, a la postre, quien resulte el más afectado por la crisis de la Federación Nacional de Cafeteros.
Para los cultivadores del Viejo Caldas “no hay derecho a que Santos, conociendo a fondo a la institución, al menos así debería ser, se haya dejado manejar de Silva para sostener al caído Luis Genaro”.
En su sentir, “esta es una gran torpeza política de quien pretende ser reelegido”, y anotan que “el Presidente cada vez se mete más autogoles, lo que resulta ciertamente imperdonable”.
Caficultura incendiada. Mientras tanto, los cafeteros de Viterbo, Apía, Belén de Umbría, Chinchiná, Santa Rosa de Cabal y Anserma exclaman que “la industria está en llamas y don Luis Genaro en retiros espirituales pidiendo perdón con las rodilleras de la politiquería, dando puestos en la Federación, en Almacafe y Procafecol”.
Caída en picada. Qué bajo ha caído la otrora gran Federación Nacional de Cafeteros, la de caballeros y maestros de la talla de don Manuel Mejía -Míster Coffee, de don Arturo Gómez -El Zar del Café- y de don Jorge Cárdenas, digno sucesor de los dos primeros.
En 10 años, Santos, Silva y Muñoz destruyeron la fuerza gremial que se había construido en 75 años. ¡Qué efectividad! Sí, pero para destruir una de las instituciones más respetables y queridas de la caficultura colombiana.
Una propuesta decente. Desde el duro asfalto, unos, y desde el camino vecinal sin pavimentar, otros, los cafeteritos de a pie del Huila, Cauca y Nariño sueñan con que se cambie la Federación actual por la Dignidad Cafetera Nacional.