La nueva era entre EU-Cuba | El Nuevo Siglo
Viernes, 26 de Diciembre de 2014

¿Magistral jugada política del presidente Obama para recuperar prestigio e imagen demócrata tras la derrota en las legislativas? ¿Fin del castrismo duro? ¿Estrategia para frenar el avance chino en América Latina?¿Decisiva realpolitik para esta región clave tras una “década perdida?

Puede ser una, todas las anteriores o muchas más las razones que llevaron a Obama y a Raúl Castro, mandatario de Cuba, a anunciar al mundo el restablecimiento de las relaciones bilaterales, derribando un “muro” diplomático y económico que por más de cinco décadas suscitó enfrentamientos y sanciones entre los dos vecinos. Los mismos que, en un cercano futuro, podrían  convertirse en “nuevos mejores amigos”.

El anuncio, que dejó sorprendido y perplejo al mundo, por su  trascendencia, implicaciones e impacto en la geopolítica global es  el hecho del Año  Internacional. Y como todo acontecimiento de magnitud orbital, genera reacciones favorables y adversas, estas últimas las previsibles del exilio cubano en Norteamérica y algunos parlamentarios radicales (tanto republicanos como demócratas).

Legisladores estadounidenses y otros sectores venían pidiendo a Obama que diera este paso, pero Raúl Castro allanó la vía al emprender reformas y acabar con el furibundo discurso antiestadounidense de su hermano Fidel, al que sucedió en el mando de la isla comunista en 2006.

Este paso de Obama no habría sido posible probablemente con Fidel, quien se había erigido en eterno enemigo del "imperialismo estadounidense", en un contexto marcado por la Guerra Fría y numerosos intentos de asesinato en su contra planificados por la agencia de inteligencia CIA.

Paradójicamente, hasta que sustituyó en el mando a Fidel, Raúl había tenido la fama de ser el duro de los hermanos Castro, como ministro de las Fuerzas Armadas.

Para el académico cubano Arturo López-Levy, del Centro de Estudios Globales de la Universidad de Nueva York, es importante que ambas partes mantengan esta nueva senda.

"El camino adelante no será fácil, pero una percepción correcta es clave para los vínculos entre Cuba y Estados Unidos", dijo López-Levy.

Para muchos observadores el cambio de actitud fue perceptible por primera vez en noviembre de 2013 en Miami, donde viven más de un millón de cubanos y sus descendientes, un mes antes del histórico apretón de manos entre Obama y Raúl Castro en Sudáfrica en los funerales del expresidente de ese país Nelson Mandela.

En una gala para recaudar fondos en Miami, Obama afirmó en presencia de prominentes anticastristas que era el momento de repensar los lazos con La Habana.

"Para mí la fecha fundacional de este acercamiento es el 8 de noviembre de 2013, momento en que Obama admitió por primera vez en 50 años el fracaso de la política estadounidense hacia Cuba", dijo  un diplomático europeo que pidió no revelar su identidad.

Concesiones y más tiempo

Desde hacía varios años Raúl ofrecía un "diálogo" en igualdad de condiciones a Estados Unidos, país que participó hace unas semanas en La Habana, en un hecho inédito, en una conferencia convocada por el ALBA para discutir sobre la amenaza del ébola.

"Este acuerdo de normalizar relaciones no es una cosa que ha surgido de la noche a la mañana. Es un proceso que ha venido madurando y que tiene que implicar algunas concesiones", dijo  un diplomático latinoamericano, bajo condición de anonimato. Y ello fue confirmado por el propio presidente Obama cuando señaló que los acercamientos iniciaron hace 18 meses, en Canadá, bajo el auspicio de ese país y la facilitación de la Iglesia Católica, liderada por el papa Francisco.

"El intercambio de prisioneros es la parte más visible (del acuerdo entre ambos países), pero tiene que haber habido promesas y concesiones" de Cuba, agregó López Levy sobre la reciente liberación de tres agentes cubanos, y del contratista estadounidense Alan Gross y un "espía de origen cubano".

Raúl Castro subrayó el papel del papa Francisco y del Vaticano en facilitar este acercamiento, otro cambio respecto a Fidel, que mantuvo por años tensas relaciones con la Iglesia.

Raúl Castro ha revertido medidas emblemáticas adoptadas por su hermano y mentor Fidel, cinco años mayor, y puso fin a prohibiciones "excesivas" que pesaban sobre los cubanos, como adquirir celulares o computadoras, comprar y vender casas y autos, pero ha descartado acabar con el unipartidismo.

Aunque nunca ha dejado de condenar el embargo, Raúl imprimió a la diplomacia cubana un estilo pragmático, que le ha valido el respaldo unánime de América Latina, reflejado en la asistencia de 30 mandatarios a la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) celebrada en La Habana en enero.

Además, dio muestras de pragmatismo al encarar los complejos problemas de la isla y abrir espacio en la economía al floreciente sector privado.

En enero de 2013 el presidente puso en vigor una reforma migratoria que acabó con las restricciones para viajar al exterior, que su hermano había impuesto medio siglo antes, lo que favoreció los contactos entre los cubanos de ambas orillas del Estrecho de Florida.

Por su parte Obama, en las postrimerías de su segundo mandato y tras la contundente derrota sufrida por su partido en las legislativas, ha dado tres señales claras de audacia: el acuerdo con China sobre cambio climático, los decretos para los inmigrantes (que beneficiará a por lo menos 6 millones de personas) y la normalización de las relaciones con Cuba. Así da un inesperado giro en su política externa  con el que, sin duda, cumplirá su sueño de dejar un gran legado en la Casa Blanca y huella en la historia mundial./EL NUEVO SIGLO