El miércoles 2 de mayo se conmemoraron diez años de la llamada masacre de Bojayá, que ocurrió en un caserío llamado Bellavista a orillas del Atrato chocoano, cuando un cilindro bomba cayó en la iglesia en donde los habitantes de esa cabecera municipal se refugiaban de los cruentos combates que en ese momento libraban guerrilleros de las Farc y paramilitares.
La noticia que originó esta conmemoración en todos los medios de comunicación del país es que Bojayá sigue sumido en la pobreza y el olvido. ¿Es esa realmente la verdad?
Mientras unos lloran... Y mientras en el nuevo Bellavista sus habitantes lloraban por décimo año consecutivo a las 89 víctimas, el presidente Santos con el director del Departamento para la Prosperidad Social, DPS, Bruce Mac Master y el director de la Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza Extrema Samuel Azout asistían por enésima vez a un promocionado evento que se llama ‘Cogestor por un día’, esta vez en Montería y con representantes de los medios de comunicación.
La pregunta del millón. La pregunta es ¿cómo es que después de invertir 35 mil millones de pesos en la reconstrucción del caserío y el tejido social de sus habitantes que padecieron una de las tragedias más terribles de la historia de violencia reciente del país, el Gobierno, encabezado por el jefe del Estado y los directivos de la institución que estuvo a cargo de ese proceso, se van de show mediático a la capital de Córdoba?
La tierra del olvido. La realidad hoy de Bellavista, o Bojayá, es la misma de siempre en todos los pueblos del Chocó. Que sea noticia por los diez años de la tragedia no quiere decir que son los únicos que no tienen energía porque la alcaldía no tiene plata para el combustible de la planta; o los únicos que no tienen problemas de atención en salud y educación porque la administración municipal o el departamento no tienen recursos para contratar personal capacitado y profesores para suplir esas necesidades.
Volvió la violencia. Y si la violencia nuevamente los vuelve a acosar es precisamente porque en este Gobierno se perdió el control militar de una zona que fue recuperada durante el proceso de reconstrucción de Bojayá, un proceso en el que se generó empleo por más de seis años a la gente de la población, en el que todas las víctimas que perdieron a sus seres queridos recibieron millonarias indemnizaciones como apoyo del Estado por la tragedia, en el que cada habitante de Bellavista obtuvo una casa, eso sí de concreto como ellos la pidieron para que no entraran las balas; en el que cada niño, anciano, indígena o persona de color, recibió atención psicosocial y capacitación para que se adaptaran al nuevo entorno.
El más indolente. Nada de eso importa al Gobierno Santos. Todo lo que tenga que ver con Acción Social y sus buenas gestas por todo el país mientras existió, hay que desaparecerlo de la memoria colectiva, así el Estado aparezca como el más indolente. Lo que importa es el show mediático, por eso había que hacer un ‘Cogestor por un día’ (es un milagro que no le hayan cambiado el nombre a la figura) bien lejos de Bojayá. Y por eso había que ignorar por primera vez esa conmemoración hasta en la página web de la institución que se encargó de la construcción del nuevo Bojayá en la última década.