Por William Calderón
Manizales con sus mejores galas. La Feria de Manizales —la que hizo las ferias en América, gracias a la inventiva del inolvidable odontólogo Oscar Hoyos Botero, uno de los mejores hijos de Caldas— celebra desde el 4 de enero la edición 58 de su evento anual, con la pompa, el resplandor y el éxito de siempre.
Los toros con los carteles de diestros y bureles mejor combinados; la cabalgata, los desfiles más vistosos y el reinado internacional del café, sirven otra vez de marco a los festejos de la capital caldense, que terminarán el 12 de enero.
Para garantizar el normal desarrollo, las autoridades pusieron en marcha un rígido esquema conformado por más de 1.600 policías uniformados y encubiertos, 200 soldados, 100 investigadores judiciales y todo el equipo humano de la Alcaldía de Manizales.
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Los himnos que emocionan. A lo largo de la semana de festejos, propios y extraños vibran con dos himnos que exaltan la hospitalidad de esta raza experta en montar la más postinera de nuestras ferias anuales.
Cada tarde, al darse inicio a la corrida el turno, se escuchan en los tenidos de la Plaza de Toros, llena hasta las banderas, las primeras estrofas del Himno a Manizales, con versos del poeta Eduardo Carranza y música del maestro José Rozo Contreras:
Manizales, beso tu nombre
que significa juventud,
beso la orilla de su cielo
y de pie te canto: ¡Salud!
Oh ciudad alta y anegada,
joven centenaria, ¡Salud!
tu trono dorado es el viento
y tu corona es el cielo azul.
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El otro himno de feria. El otro himno corre por cuenta del palco presidencial que ordena a la banda oficial del festejo que se premie al torero, en la arena, con los acordes del pasodoble Feria de Manizales, bello himno del cual fueron autores el poeta de la raza caldense Guillermo González Ospina y el músico español Juan Marí Asins.
En el pasado, ciudades hermanas como Pereira, Armenia, Cali y Medellín no triunfaron cuando intentaron ponerle sendos pasodobles a sus temporadas taurinas. Suenan de vez en cuando, pero sin la intensidad del primigenio, al que se negó a ponerle su voz, en Sonolux, el tenor bogotano Víctor Hugo Ayala, maravillosa oportunidad que no desperdició el cundinamarqués Carlos Julio Ramírez.
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Una nota picante. Este año se repitió, aunque levemente, la polémica por la cancelación del torneo Miss Tanga en la Feria de Manizales. El tradicional evento cancelado, apto para morbosos, se hacía en la Media Torta de Chipre.
El debate se destapó cuando el diario La Patria reveló en los días previos al evento del 2013 que se optó por no hacerlo más porque el empresario estaba ofreciendo a precios elevadísimos unos palcos para el evento que llevaban colgada con una botella de Buchanan's, gabela que afectaba los intereses de la licorera caldense, su patrocinadora. Finalmente, se cambiaron las tangas por las mejores colas de la feria. Y colorín, colorado, el cuento se ha acabado