Por William Calderón
El reportero de los pontífices. En agosto de 1978, cuando Antonio José Caballero entró por la puerta grande de la radio-reportería nacional como corresponsal permanente de RCN en Europa, con base en Madrid, España, recibió de su primer director, Orlando Cadavid Correa, tres misiones de gran envergadura, que supusieron su inmediato desplazamiento a Roma: 1) El acto del sepelio del Papa Paulo VI. 2) La elección de Juan Pablo I, llamado el ‘Papa de dulce sonrisa’. Y 3) La elección del polaco Juan Pablo II, que estremeció al mundo, por tratarse de un cardenal venido de la comunista Cortina de Hierro.
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El caucano intrépido. En este “bautizo periodístico”, desde Ciudad del Vaticano, el joven oriundo de Santander de Quilichao (en el mismo Cauca que también parió a su hermano medio Juan Harvey Caicedo y a Eucario Bermúdez) sacó a relucir toda su casta y a partir de allí se le consideró el gran reportero de los sumos pontífices.
Un invencible batallador que sabía pelear la noticia, “sin padrinos, ni agachadas, sin achicar la parada” (como reza el viejo tango), Caballero se movía en el Vaticano como pez en el agua. Hizo amigos rápidamente en la RAI, la Radio-Televisión Italiana) y aseguró el préstamo de equipos y técnicos para sus transmisiones con un sonido impecable, mientras los enviados de las otras cadenas colombianas (Caracol y Todelar) lo hacían por la artesanal llamada telefónica.
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Un par de primicias memorables. Aquella remota mañana de octubre de 1978 durante la sorpresiva elección de Juan Pablo II, en sustitución de Juan Pablo I (muerto repentinamente, mientras dormía, cuando apenas llevaba un mes de pontificado), Caballero y los otros tres mil periodistas acreditados para el evento, creyeron que el cardenal Karol Józef Wojtyła que se acaba de anunciar “era una africano”. Antonio José buscó y trajo a su puesto de transmisión, en el Brazo Carlomagno, al cardenal colombiano Alfonso López Trujillo, quien se desparramó en prosa, por RCN, contándole a la audiencia quién era el nuevo jefe de la cristiandad mundial. Muchas cadenas de España, Portugal y América Latina tomaron el sonido colombiano, con el previo visto bueno de este gladiador de la información papal que se ha ido con su micrófono a otra parte a los 68 años de edad, víctima de una dolencia terminal.
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Un saludo para Colombia. Al día siguiente de la elección del futuro trotamundos, el Vaticano anunció que el Pontífice saludaría brevemente a toda la prensa del mundo, en uno de los espaciosos recintos del Estado más pequeño del planeta.
Cuando Su Santidad pasó por el sitio donde estaba esperándolo ‘Terciopelo’, con la velocidad de un relámpago, le puso la pequeña grabadora al Papa con este ruego: “Un saludo para Colombia, por favor”.
El Pontífice atendió la acuciosa petición y en perfecto español dirigió su bendición al pueblo colombiano y recordó que se había visto en el cónclave con el cardenal Aníbal Muñoz Duque.
“La promoción con el saludo papal, por RCN, la tuvimos tres meses al aire”, recuerda Cadavid.