COMO un país atractivo para invertir, reconocido por su riqueza de productos agrícolas y ahora por su transformación digital, consideró el embajador Israelí Christian Cantor a Colombia. En diálogo con este diario se refirió a estos temas, así como el TLC firmado hace unos meses y las preocupaciones que despiertan la influencia de Irán y el Hezbolá en Venezuela.
EL NUEVO SIGLO: ¿Las relaciones entre Israel y Colombia en qué estado se encuentran?
CHIRSTIAN CANTOR: Las relaciones entre Israel y Colombia siempre han sido muy sólidas. Hay una actitud muy proisraelí. Tuvimos una pequeña crisis, cuando el expresidente Juan Manuel Santos reconoció a último momento a La Autoridad Palestina y el descontento fue la forma precipitada como se tomó la decisión, que consideramos no fue transparente y dejó las consecuencias de la misma al siguiente gobierno. Claro está, que respetamos las decisiones de cada gobierno en su política exterior, pero faltó un diálogo abierto y mayor honestidad.
Mi papel en este tiempo ha sido el de tomar esta relación que ha pasado por un momento de crisis, y revertir esto. En consecuencia, hemos logrado evidenciar ese valor agregado de cada país y la importancia que esto tiene, tanto para Colombia como para Israel. Hoy estamos en una excelente etapa de las relaciones bilaterales y tenemos prácticamente las mismas preocupaciones y los mismos ideales, como seguridad, desarrollo y tecnología.
ENS: ¿Qué implica la firma del TLC Colombia-Israel?
CC.: La economía israelí y la colombiana son complementarias. Israel no tiene en principio intereses en exportar productos agrícolas, como piña o aguacate, más si, exportar tecnología y servicios. Pero, la idea es la de “importar exportadores”, es decir, que las empresas, servicios, personas, tecnologías y demás, que hay en Israel, puedan aportar a sus pares colombianos en el sentido de maximizar la producción, bajar los costos de las mismas y mejorar su calidad, con el fin de exportarlos a otros mercados.
La raison d'être de estas relaciones económicas es que nosotros tenemos la capacidad de exportar a Colombia aquella tecnología y servicios que tienen la capacidad de mejorar la productividad y la competitividad de los productos y servicios colombianos dirigidos a terceras economías. Por ejemplo, si un agricultor colombiano puede a través de tecnología de riego israelí crear mejores aguacates con menos costos, de mejor calidad y con un precio final más bajo en los mercados internacionales, va a competir mejor con aguacates de otros lugares que se exportan a los Estados Unidos.
Por otra parte, a nosotros nos interesan mucho los productos colombianos (que deben pasar por un proceso fitosanitario muy serio) y que ya estamos impulsando con los empresarios colombianos e israelíes y las autoridades correspondientes para lograr este fin.
Ahora bien, en Colombia se está hablando de nearshoring, que consiste en producir aquellos productos y crear operaciones con el fin de exportar a mercados cercanos, principalmente a Estados Unidos, la Unión Europea y Asia. Además, buscamos crear cooperaciones muy interesantes entre las startups, los inversionistas y los emprendedores tanto israelíes como colombianos, en una forma que permita encontrar esa sinergia entre los productos y servicios -tecnológicos y digitales- que las dos naciones están creando.
ENS: ¿Por qué este TLC es como un Rolls Royce?
CC.:Según los expertos es un acuerdo muy avanzado, como un 4.0 -la nueva generación de los acuerdos comerciales-, ya que por lo general los TLC tienen un apartado sobre la eliminación de aranceles, a cuáles productos, en qué porcentaje se hará y por cuánto tiempo. Esto es la idea principal de un Tratado de Libre Comercio.
Pero este TLC con Colombia el tratado de este tipo más avanzado que Israel ha firmado hasta el momento ya que aparte del capítulo de aranceles se encuentra uno sobre la protección de inversiones y otro de compras públicas, que siempre es como un ‘Santo Grial’ de cada país. Ello supone que una empresa colombiana podría acceder a las licitaciones públicas de Israel y viceversa. Entonces, la idea principal del TLC es facilitar estos procesos desde la parte institucional y así creamos los marcos legales posibles para que el sector privado pueda interactuar.
Crear estos marcos solo es una parte, pues también en temas de tributación y en temas financieros estamos trabajando. Adicionalmente, este Tratado también crea otros productos y organismos en los ministerios de ambos países, con el fin de discutir, aprender, crear soluciones, etc.
ENS: ¿Cuál es la importancia de la diplomacia económica, la academia y la industria en relación con el TLC?
CC.: Me dedico en un 70% a la “diplomacia económica”. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel ha invertido mucho esfuerzo y tiempo -con un talento humano excepcional-, para que esto hoy sea una realidad. Todo con el fin de crear más trabajo, atraer inversionistas, crear nuevas oportunidades y abrir nuevos mercados.
Por otro lado está la oficina de iNNpulsa que Colombia abrirá en Jerusalén, como una herramienta esencial para facilitar las transferencias tecnológicas. En este sentido, trabajamos en dos niveles, uno de Gobierno a Gobierno, donde Israel está haciendo un trabajo excepcional con iNNpulsa, y la idea detrás de esto, es dar a conocer aquellas buenas prácticas y las herramientas que creemos son necesarias para esta nueva era digital.
La transformación digital es un hecho que ha impulsado el Gobierno del presidente Iván Duque. Y, vemos que en Colombia hay un potencial enorme. Yo cada día encuentro más startups, iniciativas y emprendedores, en todo campo (económico, comercial, financiero, cultural e incluso artesanal). Vemos a Colombia en este sentido como un socio natural.
Así que, en el área gubernamental, nos encargamos de crear las políticas y las herramientas necesarias, por ejemplo, el tema de “financiamiento de alto riesgo”, que es un concepto crítico para la prosperidad de este tipo de industrias y servicios. Además, es una nueva manera de financiar estas operaciones económicas, en comparación con las formas tradicionales.
Colombia es un mercado muy atractivo, además de su magnitud, ubicación geopolítica, relación -muy importante- con Estados Unidos; como también, por su solidez macroeconómica y política, que se destaca en la región.
En relación a la academia y la industria, en Israel se han creado ecosistemas únicos e interesantes con el fin de facilitar la relación entre los científicos y los académicos. Esto, para transformar aquellas ideas, conceptos, formulas y productos, que puedan aportar al mercado, lo cual no es una labor tan fácil.
A nivel regional o de capitales, nos encargamos de conectar a aquellos centros de innovación y tecnología de diferentes lugares del país, con sus homólogos en Israel. Y, no es necesario que sean sector gubernamental, pueden ser Universidades, ONG, iniciativas privadas y fondos de inversión. De igual modo, nosotros buscamos cuales iniciativas serían sus contrapartes y los conectamos.
Así que, nuestra política es a nivel nacional y regional, donde cada una complementa a la otra. Y, el TLC es el medio para crear estas relaciones económicas entre Israel y Colombia, que, a su vez, están relacionadas con las políticas del Gobierno colombiano en materia de reactivación económica, creación de empleo, transformación digital, entre otras.
Sobre los productos que se pueden intercambiar, creo que Israel estaría muy a gusto de recibir y poder disfrutar de productos agrícolas colombianos de todo tipo; además, de la gran demanda que existe. A su vez, Colombia podrá recibir tecnología de cualquier tipo (AgroTech, FinTech, Salud Digital, Ciberseguridad, entre otras), pues hoy Israel es un “Hub” -concentraciones empresariales- en temas de tecnología e innovación.
ENS: ¿Cuál es el rol de Israel en Latinoamérica?
CC.: Estamos muy bien posicionados en Latinoamérica, algo que se ha acrecentado en los últimos años, pasando de bienes diplomáticos a bienes tangibles. Y, Colombia es uno de los socios más importantes de Israel en la región. Sobre la cooperación en materia de seguridad y defensa, estamos muy preocupados -junto con otras naciones- de la actividad iraní y de Hezbolá en Venezuela y en la forma en la que se fomentan -y crean la posibilidad- las amenazas en la zona. Además, de cómo Hezbolá se beneficia, aprovechándose de la situación de Venezuela. Y, ni hablar de cómo esa cooperación Irán-Venezuela va más allá de lo económico o energético. Asimismo, nosotros hacemos todo lo posible para apoyar a nuestros amigos dentro y fuera de la región para confrontar estas amenazas.