Nueva Constitución chilena, ¿camino al naufragio?

Miércoles, 18 de Mayo de 2022
Preocupante horizonte del llamado plebiscito de salida por sostenido aumento en la intención ciudadana de rechazar el texto el próximo 4 de septiembre

TRAS un “mar” de descontento, los chilenos emprendieron hacen dos años una larga travesía para dotarse de una nueva Constitución. El puerto de salida fue seguro, pero los vientos a favor se alejaron con el paso del tiempo, al punto que hoy se teme que no alcance el puerto de llegada: el mayoritario aval ciudadano a la Carta Política en ciernes.

En octubre de 2019, ese país vivió un inesperado estallido social que, liderado por los jóvenes, entre ellos el dirigente estudiantil Gabriel Boric, forzaron al entonces presidente Sebastián Piñera a promover un acuerdo político para solucionar el mayor de sus reclamos: cambiar la Constitución que en décadas atrás promulgó Augusto Pinochet a la que consideraban el génesis de los mayores problemas nacionales.

Exactamente un año después, el 78,28 por ciento de los chilenos aprobó en las urnas escribir una nueva Constitución y un 79 por ciento decidió que el proceso fuera realizado por una convención constituyente, cuyos miembros fueron posteriormente elegidos, logrando mayoría los sectores de izquierda, lo que según analistas hizo imposible que la derecha pudiera vetar algunos temas que evidentemente eran irrelevantes.

Con la hoja de ruta clara (consagrar más derechos sociales en la Constitución) y una variopinta de constituyentes (desde representantes de partidos tradicionales hasta comunidades étnicas y ciudadanos del común) empezó la larga travesía para gestar un nuevo texto constitucional, el que se someterá a plebiscito el próximo 4 de septiembre, con voto obligatorio.

Con los apabullantes resultados anteriormente mencionados se daba por descontado que la misma tuviera inconvenientes. Impensablemente y por múltiples razones como pugnas al interior de la convención, inclusión de temas irrelevantes, exclusión de otros importantes (referéndum revocatorio, pérdida de autonomía del Banco Central o la nacionalización de la minería, entre otros) y, sobre todo, nula consulta sobre los mismos a la ciudadana, el apoyo popular a la nueva Carta Política entró y se mantiene en caída libre.

Desde meses atrás, todos los sondeos coinciden en señalar el constante aumento en el rechazo ciudadano al texto constitucional, pero tanto los convencionistas como el izquierdista presidente Boric (con popularidad también en descenso en sus escasos dos meses de mandato), confían que la tendencia se revierta a medida que se socialice y lo justifican con el alto porcentaje de indecisos que consignan los sondeos.



Las más recientes encuestas, las del domingo pasado, confirman un mayoritario rechazo ciudadano a la Carta Política en ciernes, en línea con las realizadas anteriormente. De los 706 indagados por Cadem, entre el 11 y el 13 de este mes, el 46% manifestó que votará No a la aprobación de la misma contra un 38% que lo hará por el Sí. En la de Pulso Ciudadano, que tuvo un universo de un poco más de mil chilenos y en los mismos días de referencia, el rechazo es de 45.6% contra un 27.1% de respaldo.

En cuanto al No Sabe/No Responde, considerada la franja de los que no han definido su voto, los porcentajes son de 27.4 y 16, respectivamente.

Paralelamente, Gabriel Boric, que ganó la presidencia de Chile con más de diez puntos de ventaja al candidato derechista Antonio Kast, siendo el mandatario más joven en la historia de Chile, registra un vertiginoso descenso en su popularidad. A hoy, un 61.6% desaprueba su gestión, frente a un 24% que lo respalda.

El otrora líder estudiantil devenido a jefe de Estado no ocultó su preocupación por la posibilidad de que en el llamado plebiscito de salida no se apruebe la nueva Carta Magna que fue, como reseñamos, el mayoritario reclamo de los chilenos hace dos años. Inclusive recientemente dijo que en la misma “hay cosas que no me gustan…yo las hubiera hecho de otra manera”.

Sin embargo, tras destacar que “por primera vez en la historia republicana de nuestro país estamos teniendo un proceso de discusión constituyente que es democrático, paritario e incluye a los pueblos originarios”, se mostró confiado en que la actual tendencia en la intención de voto se revierta, una vez los chilenos vayan conociendo el articulado.

También enfatizó que “el problema es que se ha pretendido que en un año se salde prácticamente todas las deudas de los sectores excluidos del debate de la constituyente”.



En minuciosa revisión

En este escenario, comenzó otra fase del cronograma en esta travesía constitucional. La Convención entregó el martes, para revisión, la primera versión de la nueva Carta Magna de Chile la que destacan sus escribientes es un "catálogo de derechos sociales”.

"Aquí están los anhelos de millones de ciudadanos y ciudadanas que transversalmente depositaron en este proceso sus sueños y esperanzas", dijo la presidenta de la Convención, María Elisa Quinteros, en el discurso en el que formalizó la entrega del borrador de la propuesta de nueva Constitución.

La entrega se realizó en una sesión especial del pleno -la número 104 desde que se instauró la Convención el 4 de julio del año pasado-, a los pies de las ruinas de Huanchaca, un monumento nacional emplazado en Antofagasta, ciudad a 1.330 km al norte de Santiago.

"En este texto se materializa una nueva forma de relacionarnos; una nueva forma de entender la vida en nuestro país, donde en la que todos y todas pueden sentirse protegidos. Con estas normas y artículos comenzamos a construir un Chile más justo", agregó Quinteros.

Para su revisión, el borrador fue entregado a la Comisión de Armonización, que debe velar por su orden y coherencia. Esta instancia tiene como objetivo revisar el texto, realizar sugerencias y buscar fórmulas para superar deficiencias de técnica legislativa, omisiones y contradicciones de sintaxis. De esta forma podrá formular correcciones gramaticales, ortográficas y de estilo; y finalmente proponer un orden y una estructura para el texto acabado.

Gaspar Domínguez, vicepresidente de la Convención Constitucional explicó que "la Comisión de Armonización, haciendo uso de sus atribuciones, no sólo puede eliminar redundancias, sino que va a proponer un orden del texto. Por ejemplo, la Constitución vigente, en su artículo 19, tiene muchos numerales. Y cada numeral es más o menos equivalente a un nuevo artículo con varios párrafos, entonces la organización final del texto será muy distinta a la de hoy y puede ser, por ejemplo, que un artículo contenga varios numerales o que aspectos repetidos se vayan eliminando".

Y frente a las encuestas aseguró que “la percepción real de la ciudadanía sobre su posición respecto al borrador, solo la conoceremos el 4 de septiembre en el Plebiscito”.

La Comisión de Armonización deberá entregar el 5 de julio al presidente Boric la versión definitiva del texto que no sólo podría convertirse en la Constitución más larga del mundo ya que contiene 499 artículos, muchos más que la India considerada la más grande (466), sino que corre el riesgo de no ver la luz. Este es el horizonte del plebiscito de salida. ¿Naufragará?. 

 

Redacción internacional