LA CONCLUSIÓN principal del informe presentado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), es que “nuestro uso de las tierras (...) no es sostenible y contribuye al cambio climático”. Así lo indicó la copresidenta del IPCC, Valérie Masson-Delmotte, luego de lanzar el segundo de un compilado de tres informes que han sido presentados por este grupo, creado como parte de los Acuerdos de París (COP 21).
El IPCC pidió acciones “a corto plazo” contra la degradación de las tierras, el desperdicio de alimentos o las emisiones de gases de efecto invernadero del sector agrícola, en un informe publicado en Ginebra.
Dicho informe estudia cómo el cambio climático afecta a las tierras que se usan para el cultivo, la ganadería o los bosques, así como las cuestiones de la seguridad alimentaria, las prácticas agrícolas y la manera en como la deforestación modifica el clima.
Las delegaciones de los 195 países miembros del IPCC examinaron durante cinco días este informe llamado “El cambio climático, la desertificación, la degradación de los suelos, la gestión sostenible de las tierras, la seguridad alimentaria y los flujos de gases de efecto invernadero”. El texto, de 1.200 páginas negociadas línea por línea por las delegaciones, fue hecho público en una rueda de prensa en Ginebra.
Los sistemas alimentarios en su conjunto generan “hasta un tercio de nuestras emisiones” de gases de efecto invernadero, subrayó Eduardo Calvo Buendía, copresidente del IPCC.
Poco margen de maniobra
Según el informe, ya no queda tiempo porque el calentamiento de las tierras emergidas alcanzó 1,53°C, el doble del aumento global de la temperatura (incluyendo los océanos). Los riesgos de inestabilidad en términos de abastecimiento alimentario podrían ser “muy elevados”, a 2ºC, explicó Masson-Delmotte.
El margen de maniobra es muy pequeño si se quiere limitar el cambio climático y sus efectos en las tierras y, al mismo tiempo, alimentar correctamente a una población mundial que al final de este siglo podría superar las 11.000 millones de personas.
Queremos “reducir las emisiones que salen de las tierras lo mayor posible”, pero sin olvidar “la otra parte de la ecuación: las emisiones de gases de efecto invernadero principalmente fruto del sector de la energía”, insistió a la AFP Hoesung Lee, presidente del IPCC.
“Tenemos que pensar de manera mucho más exhaustiva cómo utilizaremos cada hectárea. Las tierras tienen que permitir cultivar nuestra comida, proporcionar biodiversidad y agua dulce, dar trabajo a miles de millones de personas y capturar miles de millones de toneladas de carbono”, indicó Piers Forster, profesor sobre el cambio climático de la Universidad de Leeds (Reino Unido).
Cambiar los hábitos de alimentación
El IPCC elaboró distintas hipótesis para lograr el objetivo de limitar el aumento de la temperatura a 1,5°C o a menos de 2°C respecto a la época preindustrial. Estas hipótesis incluyen el cambio del uso de las tierras, la reforestación y las bioenergías, entre otras medidas.
Sin embargo, el informe advierte que la reconversión del uso de las tierras (reforestación para capturar CO2, campos dedicados a las bioenergías, etc.) podría tener “efectos secundarios indeseables”, como la desertificación o la degradación del suelo.
Para el IPCC, además de reducir los gases de efecto invernadero, también hay que cambiar los hábitos de consumo. Actualmente entre “el 25% y el 30% de la producción total de comida se desperdicia”, indica el informe, al tiempo que unos 820 millones de personas en el mundo siguen pasando hambre.
Si en las regiones pobres las proteínas animales son a veces insuficientes, en los países ricos se consumen en exceso y hay 2.000 millones de adultos con sobrepeso u obesos.
El informe señala el beneficio para el medioambiente y la salud de las dietas menos ricas en carne pero “el IPCC no prescribe los regímenes de la gente”, insistió su copresidente, Jim Skea.
Investigaciones científicas precedentes concluyen que la producción de carne, mediante la ganadería intensiva, tiene más impacto medioambiental que la de otros alimentos.
“Es evidente que reducir la demanda de carne es una forma importante de disminuir el impacto medioambiental del sistema alimentario”, recordó este jueves un especialista británico, Alan Dangour, en reacción a un estudio simultáneo al informe del IPCC.
Pero el informe del Grupo de Expertos de la ONU sobre la Biodiversidad (Ipbes), publicado a principios de mayo, no pedía directamente comer menos carne. La formulación se suavizó con respecto a la versión preliminar, probable muestra de la hostilidad de algunos países productores de carne.
El informe del IPCC publicado este jueves es el segundo de una serie de tres “informes especiales”.
El primero, publicado el año pasado, abordó la cuestión de si es posible contener el calentamiento global a 1,5°C. El tercero y último, previsto para septiembre, tratará sobre los océanos y la criósfera (glaciares, etc).