Futura presidenta interina dice que convocará pronto a elecciones. Evo Morales y otros 20 funcionarios se asilarán en México. Cochabamba, ‘escenario’ de guerra
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MIENTRAS la dirigencia política intenta llenar el vacío de poder dejado tras la dimisión del presidente Evo Morales, a quien México le concedió asilo político, fuerzas combinadas de la Policía y el Ejército toman las calles de varias regiones del país donde la violencia se ha vuelto incontrolable.
Entre tanto, la futura presidenta interina de Bolivia anunció la próxima convocatoria de una elección presidencial e hizo un desesperado llamado a todos los bolivianos para cesar los actos de violencia y recuperar la concordia para sacar avante al país.
La crisis desatada por la renuncia de Morales, corolario de tres semanas de violentas protestas por las cuestionadas elecciones en las que el Primer Mandatario indígena del país buscaba un cuarto mandato, será debatida por la Organización de Estados Americanos (OEA) en una reunión especial hoy, anunció el organismo.
“Vamos a llamar a elecciones con personalidades probas, que ellos sean los que lleven un proceso electoral que refleje lo que quieren y el sentimiento de todos los bolivianos”, dijo la senadora opositora Jeanine Añez, quien a su vez funge como segunda vicepresidenta del Senado, misma a la que le corresponde la presidencia interina tras la dimisión de todos los que la precedían en la línea de sucesión a Morales.
“Tenemos ya un calendario. Creo que la población grita por que el 22 de enero tengamos ya un Presidente electo”, añadió, evocando la fecha prevista, antes de la crisis, para la toma de funciones del próximo presidente de Bolivia.
La Secretaría General de la OEA rechazó ayer “cualquier salida inconstitucional” y reclamó al Poder Legislativo reunirse “en forma urgente” de cara a la organización de nuevos comicios tras los realizados el 20 de octubre, impugnados por la oposición y por el organismo regional.
El Senado de 36 curules, donde los seguidores de Morales son aún mayoría con 25 bancas, debe sesionar hoy para ratificar las renuncias y nombrar al Presidente Interino de Bolivia.
El exmandatario aymara de 60 años se encontraba refugiado en la región cocalera del Chapare, en el centro del país, desde su sorpresiva dimisión el domingo en televisión, horas después de convocar a nuevas elecciones ante las irregularidades electorales “graves” denunciadas por los observadores de la OEA.
Pero en una carta enviada al Congreso ayer, Morales dijo que la suya fue una “renuncia obligada (...) producto de un golpe de Estado político, cívico y policial”.
México le concedió asilo político a Morales, según anunció el canciller Marcelo Ebrard, que indicó también que “20 personalidades del Ejecutivo y Legislativo de Bolivia” se habrían refugiado en la embajada mexicana de La Paz.
A debate en la OEA
En La Paz hubo menos bloqueos en las calles ayer que en días precedentes, pero también escaso servicio de transporte público. La red de teleféricos quedó paralizada, lo que obligó a miles de trabajadores a caminar largas distancias para llegar a sus trabajos.
Muchos comercios permanecieron cerrados por temor a los saqueos que se desataron la noche del domingo en algunos barrios de la zona sur de La Paz y en la vecina ciudad de El Alto.
En la tarde, una columna de centenares de partidarios Morales, avanzaba hacia La Paz desde la vecina ciudad de El Alto, en momentos en que el expresidente Carlos Mesa, segundo en los comicios del 20 de octubre, denunciaba un inminente ataque a su casa.
En Cochabamba se registraron violentos enfrentamientos entre partidarios y opositores a Morales, registrándose incendios y saqueos que rebasaron la capacidad policial y llevó a los lugareños a armarse con piedras y palos para defender sus propiedades.
Las Fuerzas Armadas bolivianas decidieron realizar operaciones conjuntas con la Policía para contener la violencia desatada en varias regiones del país por leales al renunciante presidente Evo Morales, dijo su comandante general William Kaliman.
"El mando militar de las Fuerzas Armadas ha dispuesto que se ejecuten operaciones conjuntas con la Policía para evitar sangre y luto en la familia boliviana", dijo Kaliman en una declaración televisada. La Policía había solicitado horas antes la intervención militar porque su capacidad operativa había sido superada.
Morales dimitió presionado por los militares, la policía y por la oposición, que le exigieron dejar el puesto que ocupaba desde 2006 con el fin de pacificar al país renunciando al cuarto mandato al que aspiraba tras sucesivas reformas constitucionales y un referéndum adverso.
La OEA discutirá la crisis boliviana en una sesión extraordinaria del Consejo Permanente, hoy en la tarde en la sede de la organización en Washington.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, destacó la renuncia de Morales como un "momento significativo" para la democracia en la región, que envía "una fuerte señal" a los gobiernos "ilegítimos" de Nicaragua y Venezuela.
Trump elogió el papel de los militares de Bolivia en la salida de la presidencia de Morales, una partida que "preserva la democracia y allana el camino para que el pueblo boliviano haga oír su voz".
Asilos y sucesión
En Bolivia, en ausencia del presidente la Constitución establece que la sucesión recae primero en el vicepresidente, luego en el titular del Senado y después en el jefe de la Cámara de Diputados, pero todos ellos renunciaron con Morales.
Además de los funcionarios recibidos por México, el exministro de gobierno de Bolivia Carlos Romero, la ex ministra de Planificación Mariana Prado y un tercer exfuncionario de menor rango se encuentran bajo protección de Argentina, en su embajada en La Paz, aseguraron fuentes diplomáticas argentinas.
Morales, forjado políticamente como sindicalista cocalero, dejó el poder defendiendo un legado que, según él, trajo progreso económico y social a una de las tres naciones más pobres de América Latina.
"Estamos dejando a Bolivia con muchas conquistas sociales", dijo en su mensaje de renuncia.