Maduro juega a dividir la oposición sin resultados | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Martes, 17 de Septiembre de 2019
Redacción internacional
Un día después del diálogo entre el chavismo radical y una minoría de la oposición, Guaidó fue ratificado como Presidente del Legislativo hasta que cese la “usurpación”. EL NUEVO SIGLO tuvo acceso al documento de las negociaciones en Caracas

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ES CLARO, por su inoperancia política, que Nicolás Maduro carece de muchas cosas. Pero esta semana ha quedado claro que el líder chavista, lejos de su disoluta manera de gobernar, conoce en detalle los puntos débiles de la oposición venezolana y le apuesta a un nuevo friccionamiento entre sus dirigentes, sellando un acuerdo con un sector muy minoritario.

Solo un día después de que se rompieran las negociaciones lideradas por Noruega en Barbados entre los delegados del presidente encargado, Juan Guaidó, y los chavistas leales a Miraflores, Maduro convocó el lunes a una parte minoritaria de la oposición a una “Mesa Nacional de Diálogo”, una forma de demostrarle a la comunidad internacional de que mantiene la voluntad de conversar.

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La convocatoria de la “Mesa Nacional” demuestra que el chavismo leal a Maduro le sigue apostando a la misma estrategia de dividir a la oposición: llegar a acuerdos parciales con un sector minoritario, que a pesar de ser muy poco representativo en la Asamblea Nacional, es visto por la comunidad internacional como parte de la dirigencia opositora.

No es la primera vez que el chavismo hace esto y logra, en un corto plazo, reacciones aireadas de líderes opositores que minan su unidad. Semanas antes de las elecciones municipales de diciembre de 2018, la mayoría de los partidos opositores se abstuvieron de participar por la “falta de garantías” de las autoridades electorales, que previamente habían sido declarados como partidos “ilegales” por parte de las autoridades leales al régimen.

Meses antes, en mayo, la mayoría de la dirigencia opositora había decidido no participar en las elecciones presidenciales convocadas por el Consejo Nacional Electoral (CNE), que había cambiado la fecha de los comicios dos veces, los cuales por calendario electoral debieron haberse hecho en abril.

Ante la negativa de la mayoría opositora, Henry Falcón, un político y militar cercano al chavismo hasta 2010, decidió participar en las elecciones presidenciales, dividiendo a la dirigencia opositora que buscaba unidad para denunciar las arbitrariedades del CNE y Maduro.

Falcón, nuevamente, vuelve a ser protagonista. Los firmantes del primer acuerdo de la “Mesa Nacional” han participado en campañas con él y comparten una plataforma de partidos que coincide en lograr una aparente transición política a través de acciones más moderadas que se diferencian de la estrategia adoptada por Guaidó.

En su círculo están dirigentes opositores que fueron parte de los partidos mayoritarios inicialmente, como  Timoteo Zambrano, Claudio Fermín y Luis Augusto Romero, tres políticos que tuvieron relación directa o indirecta con su candidatura presidencial.

Este sector, que reúne secciones del chavismo moderado antimadurista, como el MAS, se ha convertido en el puente de acceso de Maduro y sus círculo para una eventual diálogo que termine en decisiones concretas, lejos de las negociaciones de Barbados, en las que los delegados opositores exigieron adelanto de elecciones y gobierno de transición, lo que de inmediato fue rechazado por los enviados de Miraflores.

Tres veces candidato a la presidencia, Claudio Fermín es uno de los socios de Falcón en este proceso de negociación, al igual que Romero, secretario de Avanzada Progresista, partido del exmilitar, que fue acusado de romper con la mayoría de la oposición por su participación en las presidenciales de mayo de 2018. Además de estos dos, Zambrano, quizá el más importante, representa a Cambiemos, un partido más cercano a la mayoría de la oposición.

Documento

En documento conocido en exclusiva por EL NUEVO SIGLO la “Mesa Nacional” firmó un acuerdo inicial en el que se concluye, entre varios puntos, crear una nueva autoridad electoral que blinde las posibles elecciones y constituir un escenario propicio para la liberación de los presos políticos.

A través de seis páginas, anuncia que se va a: “Atender con la Prontitud y la Urgencia del caso la nueva Conformación del Consejo Nacional Electoral y las garantías electorales que debe acompañar los procesos de votación”.

El acuerdo firmado por 11 personas, seis delegados del chavismo y cinco de la oposición, también busca, “exhortar al sistema de justicia, mediante la Comisión de la Verdad, para que acuerde medidas de sustitución de privación de libertad en aquellos casos en lo que el ordenamiento jurídico venezolano así lo permita”.

La comitiva chavista es liderada por los siempre presentes hermanos Rodríguez, Delcy y Jorge, quienes también habían estado en los fallidos diálogos de Barbados. El canciller de Maduro, Jorge Arreaza, igualmente hace parte del equipo.

Para la mayoría de la oposición este documento solo “pretende distraer y confundir a la opinión pública”, como ha dicho el presidente encargado Guaidó, abiertamente opuesto a estas negociaciones.

“Habían sido llamados para ser testigos de la firma de un pacto político de ‘convivencia’ entre el régimen de Nicolás Maduro y un reducido grupo de partidos políticos que dicen ser opositores”, criticó el líder opositor.

Guaidó, cuyo mandato como presidente de la Asamblea Nacional vence a comienzos de enero, fue ratificado ayer en el cargo hasta “que cese la usurpación” por parte de Maduro, un golpe de autoridad de la mayoría opositora ante las negociaciones paralelas que adelantan los enviados de Falcón.

La mayoría opositora busca con esto mantenerse unida alrededor del joven opositor y evitar que, como le ha pasado en ocasiones anteriores, se rompa la unidad, beneficiando una vez más a Maduro.