Gente. Narcan, el otro ‘útil’ en mochilas de estudiantes en EE.UU. | El Nuevo Siglo
ANTE EL creciente número de adictos a las drogas y el abuso de las mismas, especialmente en los jóvenes, el Narcan, una versión del fármaco naloxona, hace parte del ‘kit’ que llevan los estudiantes en sus mochilas. /AFP
Sábado, 30 de Septiembre de 2023
Redacción internacional con AFP

CADA mañana, antes de salir de casa para ir al colegio, Jackson Danzing, de 17 años, se asegura de tener sus libros, los deberes, el almuerzo... y un antídoto que puede reanimar a una víctima de sobredosis.

El uso de Narcan, una versión del fármaco naloxona, es cada vez más común entre los adolescentes de Estados Unidos, un país aislado por una crisis de opioides, entre ellos el fentanilo, una droga hasta 50 veces más potente que la heroína.

"Todo el mundo tiene un amigo o conocido que ha consumido drogas. Imagínate un escenario en el que encuentras a uno de tus amigos con una potencial sobredosis y no sabes qué hacer", dice Jackson, quien junto a su compañero Marin Peale ha organizado cursos de formación sobre el uso de Narcan para 350 estudiantes.

En Arlington, cerca de la capital Washington, donde Jackson va al colegio, la policía intervino siete sobredosis el año pasado en colegios públicos. Un estudiante incluso murió.

Entre marzo de 2022 y el mismo mes de este año, se produjeron 110.000 muertes relacionadas con sobredosis en Estados Unidos, dos tercios de ellas por consumo de fentanilo, según el Centro de Control de Enfermedades (CDC).

Entre los adolescentes, las muertes por sobredosis se dispararon un 94% de 2019 a 2020, indica el CDC, que atribuye este fenómeno a la mayor "disponibilidad de fentanilo sintético producido ilegalmente".

 

Apoyo político

Sin embargo, la creciente disponibilidad de naloxona también puede ser controvertida: algunos padres, como informaron estudiantes de Arlington, creen que este fármaco trivializa, o incluso justifica, el consumo de drogas duras.

En todo el país, las autoridades locales han adoptado políticas diferentes respecto a los opioides.

En Portland, una ciudad progresista de Oregón (oeste), se tomó la decisión de reducir las penas por consumo de drogas. Tanto es así que empezaron a surgir ferias al aire libre de productos ilegales, lo que provocó un aumento de las sobredosis.

Algunos estados han ido en dirección contraria, endureciendo sus leyes antidroga. A modo de ejemplo, tres estudiantes sufrieron sobredosis a principio de año en Tennessee (sur). Dos de ellos fallecieron y el tercero fue acusado del asesinato de sus dos compañeros.

Pero en general, "veo apoyo a la naloxona en todo el espectro político (...) y creo que es una victoria en términos de salud pública", argumenta Keith Humphreys, investigador de la Universidad de Stanford.

En Arlington, como en todo Virginia, la prohibición de las drogas sigue vigente. Y los alumnos que llevan naloxona al colegio deben haber recibido antes formación sobre su uso y obtenido la aprobación de sus padres, explica Darrell Sampson, director de servicios estudiantiles de los colegios públicos de la ciudad.

"En las escuelas siempre hemos tenido que lidiar con las drogas. Pero ninguna de estas sustancias era tan barata de producir, tan letal incluso en pequeñas dosis y tan adictiva como los opioides y el fentanilo", declaró.

 

 "Modesta ambición"

Para Keith Humphreys, aumentar el acceso a Narcan es sólo una parte de la solución a la gravedad de la crisis.

En su opinión, las autoridades deben dedicar más fondos públicos a la salud mental de los jóvenes, para ayudarlos a gestionar sus emociones y establecer relaciones más sanas. En cuanto a la naloxona, puede utilizarse en caso de sobredosis, pero no para tratar problemas de adicción.

"Sería un error pensar que reducir el número de muertes por sobredosis habremos hecho grandes progresos. Es una ambición extremadamente modesta", sostiene.

Con el fin de evitarse problemas, Jackson Danzig y Marin Peale empezaron a llevar naloxona consigo el año pasado, antes de que su colegio les diera permiso oficial para hacerlo.

Un año después, el aerosol Narcan forma parte de su rutina diaria. "No importa en qué clase estés, siempre hay una caja y siempre llevo alguna conmigo. Así, siempre estoy preparado", concluye Marín.

 

‘Regreso’

Después de una sobredosis de opioides, esto "te trae de vuelta de entre los muertos", asegura Johnny Bailey frente a una atenta audiencia en Washington.

Este trabajador social es uno de los capacitadores el uso de Narcan, el spray nasal, autorizado en Estados Unidos desde 2015 y que se ha convertido en el arma imprescindible contra la crisis de sobredosis que tiene ‘zombi’, como paradójicamente se llama a la letal droga ‘tranq’ a las autoridades.

El objetivo es poner el medicamento al alcance de todos, para poder administrarlo en cualquier momento, al igual que hay extintores contra incendios y desfibriladores contra los paros cardíacos.

Bailey, drogadicto recuperado de 47 años, recuerda que lo primero es determinar si efectivamente se trata de una sobredosis. "Hay que preocuparse por los labios o las uñas grises, moradas o azules, la dificultad para respirar...Pero, sobre todo, si alguien no se despierta".

El siguiente paso es llamar a los servicios de emergencia y administrar Narcan inmediatamente en una de las fosas nasales de la víctima. Si no recupera el conocimiento después de dos o tres minutos, se le puede dar una segunda dosis. Y se debe colocar a la persona de costado para que no se atragante con su vómito al despertar.

Narcan funciona rápidamente al enviar moléculas llamadas naloxona al cerebro, donde desplazan a las moléculas opioides de los sitios receptores para revertir una sobredosis.

Durante la capacitación que meses atrás dictó Bailey estuvo Starr Miller, de 40 años, quién narrò cómo de improviso vio morir a un drogadicto. "Estaba yendo a comprar comida y alguien estaba tirado, sin respirar, en la parada del autobús. Lamentablemente, es común ver eso...Si alguien hubiera tenido Narcan, lo podríamos haber ayudado”

En solo Washington, 450 personas murieron por sobredosis de opioides el año pasado, más del doble de la cantidad de homicidios. Casi todas las muertes estaban relacionadas con el fentanilo, que a veces se agrega para estirar la cocaína u otras drogas ilegales sin que el consumidor lo sepa.

Es por ello que sus autoridades están haciendo todo lo posible para que la gente sepa que existe Narcan: paneles gigantes, números gratuitos para llamar, agentes del metro equipados con dosis. Pero, sobre todo, asociaciones las reparten por las calles. 

"Hemos capacitado a muchas personas que terminaron salvando vidas", dice Bailey, desde empleados de bibliotecas públicas, hasta trabajadores de clubes nocturnos, miembros de congregaciones religiosas y muchos otros.

"Puedo decirles cómo usar Narcan en dos o tres minutos", pero el curso de capacitación de una hora "hace que la gente entienda más sobre el tema", señala.

En particular, Bailey informa sobre la llamada "ley del buen samaritano", que protege a quienes brindan ayuda de procedimientos judiciales si el antídoto no funciona o ellos mismos estaban consumiendo drogas.

La agencia estadounidense reguladora de los medicamentos (FDA) quiere expandir aún más la distribución del antídoto, al autorizar su venta sin receta en todo el país, incluso en supermercados o tiendas de conveniencia, algo que un comité de expertos aprobó por unanimidad a comienzos de año, al considerar la naturaleza segura del medicamento, inofensivo incluso si se administra por error.