Los desafíos sociales para el presidente de Francia, Emmanuel Macron, no se limitan a enfrentar el movimiento de los “chalecos amarillos”. Desde hace un tiempo, los actos antisemitas han ido en aumento. Esta semana, en un cementerio de Quatzenheim, cerca de Estrasburgo, 96 tumbas fueron profanadas con esvásticas azules y amarillas. Pocos días antes, retratos de Simone Veil, sobreviviente del campo de concentración de Auschwitz y figura emblemática de la vida política francesa, habían sido desfigurados con cruces gamadas. .
En el resto de Europa también se han registrado actos de este tipo, al punto que esta semana se dio la renuncia de nueve parlamentarios del partido laborista del Reino Unido, aduciendo entre otras razones, que la colectividad se volvió “institucionalmente antisemita”.
El NUEVO SIGLO conversó con Hélène L’Heuillet, maestra de conferencias en filosofía política y ética de la Universidad de París-Sorbona. A pesar del debate que está generando el antisemitismo en Europa, expertos coinciden que es el resurgimiento de un sentimiento preexistente.
Transformación del concepto
En 2018 los actos antisemitas en Francia, que pueden clasificarse como insultos, amenazas, afectación a bienes, agresiones y homicidios, aumentaron un 74% con respecto al año anterior. “Pero Francia no es el único país que se enfrenta a este problema. Alemania también registró en 2018 un fuerte aumento de actos antisemitas, con 1.646 registrados, su nivel más alto en casi diez años”, asegura la Agence France Presse.
Uno de los factores que ha contribuido a propagar el sentimiento de antisemitismo en la sociedad, son las redes sociales. De acuerdo con The Economist, ideas que no serían aceptables para divulgar en medios, son propagadas en forma de mitos, generando miedos que eventualmente se convierten en violencia.
Definir la causa que podría provocar un resurgimiento de dicho sentimiento, como diría la experta L’Heuillet, es peligroso porque no hay una sola. No obstante, ella comenta que “es una liberación de palabras de odio de la sociedad francesa. El antisemitismo, que no desapareció, era perpetrado por una minoría que había sido reprimida. Pero siempre estuvo ahí y ahora el odio se divulga más libremente”, señala.
Y continúa explicando que este odio surge en el contexto de crisis del lenguaje y de la democracia. Esto significa, dice L’Heuillet, que “en Francia hay sectores de la población que no se sienten representados políticamente, creando sentimientos de violencia listos para explotar. La palabra permite que haya política, que podamos entendernos, crear pactos de amnistía, de reconciliación y freno a las hostilidades. Pero ahora en una sociedad como la francesa, el lenguaje no llega a lograr un verdadero pacto social y entonces es el odio el que se expulsa. Y este siempre recae en los judíos. Cuando hay lago que no va mal en la sociedad, los atacan a ellos”.
En cierta medida esto es lo que ha venido ocurriendo con la crisis de los chalecos amarillos y “no porque ellos sean antisemitas, sino porque en estos movimientos sociales llevan consigo un poco de todo y está instrumentalizado por pequeños grupos de extrema derecha”, comenta para el diario Médiapart la politóloga Nonna Mayer. Una muestra de esto fue el ataque verbal del que fue víctima el intelectual judío Alain Finkelkraut durante una marcha de protestantes que están en contra del gobierno.
Medidas
Cabe resaltar que hasta el momento, con relación a los acontecimientos como la profanación de tumbas, no se ha podido encontrar a los responsables. El miércoles, durante la celebración de la cena anual del Consejo Representativo de Instituciones Judías en Francia, esta Asociación pidió al presidente Macron tomar medidas frente a los ataques, porque las declaraciones de rechazo frente a los mismos son insuficientes.
El Presidente de Francia anunció, en primer lugar, que la definición de antisemitismo integrará ciertos aspectos del antisionismo. Además, dijo que empezará a tramitar un proyecto de ley para luchar contra el odio en internet y prohibir el anonimato en línea. También, la creación de una auditoría en las escuelas afectadas por el abandono escolar de niños judíos.
Y finalmente, comentó Macron, que buscará disolver asociaciones de extrema derecha que por su comportamiento promueven actos de violencia e incentivan el odio.
A nivel regional, el Consejo Europeo de Judíos se reunió con el mismo propósito de pasar del plano discursivo a acciones concretas. Estas exhortan a los 28 miembros de la Unión Europea a destinar más recursos para el monitoreo del antisemitismo y en programas educativos sobre el tema, comenta The Economist. Y añade el medio británico que este bloque, siendo exportador de derechos humanos, debe tener como prioridad proteger a sus ciudadanos, entre ellos a las comunidades judías.
Francia es el país de Europa donde vive el mayor número de judíos, alrededor de 550.000. Esta semana la población mostró rechazo a estos actos hacia esta comunidad en marchas convocadas en cerca de 70 ciudades. Aunque no se conocen los efectos de las medidas a adoptar, lo cierto es que éstas se han vuelto necesarias ante el aumento del odio en la sociedad francesa.
(*)Internacionalista
@nataliamarinop