Altas cifras de contagios y decesos transformaron al gigante sudamericano en el tercer país más afectado del mundo. Focos de contagio están en Sao Paulo y Rìo de Janeiro. Jóvenes los mayores afectados
PROTESTAS CONTRA el confinamiento, tensiones políticas, contagios de coronavirus que suben a diario y cifras de pobreza que se incrementan por el fuerte impacto de la pandemia. Ese es el panorama de hoy en Brasil.
Tarde, pero con fuerza, llegó el coronavirus a América Latina, que siente su impacto en el aumento diario de positivos y fallecidos. Y, en esa línea, el país que tiene el mayor número de afectaciones en la región es Brasil, que con 330.890 contagios (concentrados especialmente en Sao Paulo y Río de Janeiro), 21.048 decesos y 135.430 personas recuperadas, también es el tercero a nivel global. Y, el Covid se ha convertido en la principal causa de muerte.
Pese a mantener un clima tropical en gran parte del territorio, que, en teoría, impediría la veloz propagación del virus, Brasil superó a, Reino Unido, España, Italia, y Francia en materia de contagios y solo quedó por debajo de Rusia y Estados Unidos.
Con el pico de la pandemia centrado en América Latina, la región y en especial, Brasil y Perú, que son los países más afectados, no visualizan una estrategia más eficaz a las implementadas para enfrentar la pandemia.
El gigante sudamericano tiene 210 millones de habitantes y una población más joven que la europea, razón por la cual ese grupo etario ha sufrido el mayor impacto del coronavirus, sobre todo entre las clases más pobres, que bien tienen más obstáculos o son más indisciplinados en el cumplimiento de las medidas de distanciamiento social.
Segú cifras oficiales, el 69% de los fallecidos por covid-19 tienen más de 60 años, mientras que en países como Italia y España, representan el 95% de los decesos.
La diferencia se explica en primer lugar por la pirámide de población: apenas 13,6% de los brasileños tienen más de 60 años, frente al 25% de los españoles y 28% de los italianos.
Pero también entran en juego otros factores.
"Como nuestra población es más joven, es normal que el porcentaje de muertes sea más elevado entre los brasileños con menos de 60 años, pero también se debe al hecho de que estos adultos jóvenes respetan menos las medidas de confinamiento", explicó a la AFP Mauro Sanchez, epidemiólogo de la Universidad de Brasilia.
La tasa de adhesión a las medidas de cuarentena, calculada en base a la señal de los teléfonos móviles, ha caído de manera constante en el último mes, al mismo tiempo que el presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro cuestionaba el confinamiento parcial adoptado por varios estados, en nombre de los impactos económicos de esas medidas.
El porcentaje de muertos por coronavirus con menos 60 años -que era 19% en abril- escaló a 31% esta semana, cuando el país registró por primera vez, el martes, más de mil muertes en un día.
La cifra acumulada de muertes superó el jueves los 20.000, un 57% del total de los de América Latina.
Cuando se trata de los contagios, el Ministerio de Salud no provee datos sobre las franjas de edad.
Especialistas señalan además que los datos oficiales de contagios pueden ser hasta 15 veces menores que los casos reales, debido a la falta de test generalizados.
Según estimaciones del colectivo de investigadores Covid-19 Brasil, el país ya acumularía más de 3,6 millones de infectados, frente a los 310.087 que figuran en los informes ministeriales.
Según proyecciones del grupo, las franjas de edad de 20 a 29 años y de 30 a 39 concentran más de 580.000 casos cada una, o sea alrededor de un tercio del total de contagios.
"Sabemos que hay diferentes variantes del nuevo coronavirus en circulación en el mundo, pero ningún estudio ha demostrado hasta ahora que en Brasil sea más virulento contra los jóvenes", afirma Patricia Canto, neumóloga de la Escuela Nacional de Salud Pública de Fiocruz, una institución de investigación de referencia en la región.
"Pero las cifras son preocupantes, porque muestran que los jóvenes no toman las precauciones necesarias y se exponen al virus, aunque también corran riesgo de presentar síntomas graves", agrega.
"Pese a que la mayoría de los jóvenes adultos infectados no precisan internarse, los servicios de salud están más saturados de lo que estarían si solo recibieran ancianos", señala Mauro Sanchez.
Para el investigador, "la mayoría de quienes no respetan el confinamiento salen de casa porque no tienen otra opción", en alusión a los millones de trabajadores pobres cuyos ingresos provienen de la economía informal, como los vendedores ambulantes.
Preocupa la Amazonía
Una de las principales preocupaciones es la inmensa región de la Amazonia, que en Brasil tiene unos 450 infectados por cada 100.000 habitantes.
Del lado boliviano, el departamento amazónico del Beni, fronterizo con Brasil, fue declarado "desastre sanitario" tras un aumento exponencial de contagios y fallecidos.
Beni, con unos 480.000 habitantes, era hasta el 20 de abril la única región de Bolivia exenta de contagios de coronavirus, pero en un mes pasó a ocupar el segundo lugar -después de Santa Cruz- con más de 900 de los casi 5.200 casos que registra el país.
A falta de un tratamiento efectivo que permita mejorías y la superación total del virus, Brasil parece tener una nueva apuesta en una herramienta médica, que incluso su presidente, Jair Bolsonaro, promueve, al igual que el mandatario de Estados Unidos, Donald Trump: la hidroxicloroquina.
¿Pero que se sabe de ésta y de su ‘pariente’, la cloroquina?
La cloroquina se prescribe desde hace varias décadas contra el paludismo, un parásito transmitido por el mosquito. Su derivado, mejor tolerado, la hidroxicloroquina (HCQ), se prescribe contra el lupus o la artritis reumatoide.
Estas moléculas, conocidas y poco costosas, han suscitado muchas esperanzas, sobre todo en África. Pero están lejos de ser las únicas en ser probadas. Más de 800 ensayos clínicos buscan evaluar decenas de tratamientos potenciales, según la revista médica The Lancet.
La hidroxicloroquina conoce, desde finales de febrero, una notoriedad inédita desde que el profesor Didier Raoult, del Instituto y Hospital Universitario de enfermedades infecciosas de Marsella, difundió un pequeño estudio chino, poco detallado, que afirmaba que el fosfato de cloroquina mostraba signos de eficacia en pacientes con SARS-Cov2.
La efervescencia en torno a la hidroxicloroquina se intensificó cuando Trump comenzó a tomarla diariamente, a título preventivo.
El Gobierno de Brasil recomendó esta semana su uso para todos los pacientes levemente afectados.